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lunes, 19 de agosto de 2013

Facebook y felicidad



El uso de Facebook puede estar asociado a una disminución de la felicidad 

 Facebook ayuda a las personas a sentirse conectadas pero no necesariamente les hace más felices, según concluye un nuevo estudio de la Universidad de Michigan (UM), en Ann Arbor, Estados Unidos, publicado en 'Plos One'. En realidad, el uso de esta red social puede servir para atisbar disminuciones en el bienestar del usuario, como demuestra la investigación. 

 "En apariencia, proporciona un recurso inestimable para satisfacer la necesidad humana básica de conexión social --argumentó el psicólogo social de la UM Ethan Kross, autor principal del artículo y profesor asociado en el Instituto de Investigación Social (ISR, en sus siglas en inglés)--. Pero en lugar de mejorar el bienestar, hemos encontrado que el uso de Facebook predice el resultado opuesto, lo socava". 

 Para el neurocientífico cognitivo de la UM John Jonides, otro de los autores del artículo, el resultado del estudio es relevante al dirigirse al núcleo de la influencia que las redes sociales pueden tener en la vida de las personas. Para el estudio, reclutaron a 82 adultos jóvenes, todos ellos propietarios de teléfonos inteligentes y con cuentas de Facebook. 

 Los científicos usaron el sistema de muestreo, una de las técnicas más fiables para medir cómo las personas piensan, sienten y se comportan en cada momento en su vida diaria, para evaluar el bienestar subjetivo con mensajes de texto aleatorios cinco veces al día durante dos semanas. 

 Cada mensaje de texto contiene un enlace a una encuesta digital con cinco preguntas: ¿cómo te sientes en este momento?, ¿estás preocupado en este momento?, ¿te sientes solo ahora?, ¿cuánto has usado Facebook desde la última vez que te lo preguntamos? y ¿cuánto te has relacionado con otras personas "directamente" desde la última vez que te lo preguntamos? 

 El estudio detectó que cuanto más se usa Facebook durante un periodo de tiempo, peor te sientes después. Los autores también pidieron a los participantes que calificaran su nivel de satisfacción con la vida al inicio y al final de la investigación, gracias a lo que hallaron que cuanto más utilizaron Facebook los participantes durante las dos semanas de análisis, más se redujeron sus niveles de satisfacción con la vida con el tiempo.

 Es importante destacar que los investigadores no encontraron evidencia de que la interacción directa con otras personas a través del teléfono o cara a cara influenciara negativamente en el bienestar. En su lugar, descubrieron que las interacciones directas con otras personas llevaron a la gente a sentirse mejor. 

 Tampoco encontraron evidencia de posibles explicaciones para el hallazgo de que el uso de Facebook socava la felicidad. Las personas no eran más propensas a usar Facebook cuando se sentían mal y, aunque las personas utilizaban más esta herramienta cuando estaban solos, la soledad y el uso de Facebook predecían de forma independiente cómo de felices se sentían los participantes posteriormente. 

 "Por lo tanto, Facebook no se usa como sustituto de sentirse mal o solo", concluyó Kross. Los investigadores esperan realizar más investigaciones con participantes de una variedad de grupos de edad para examinar la posibilidad de generalizar estos resultados y los mecanismos psicológicos que subyacen en ellos.

Fuente: Portaltic

sábado, 31 de marzo de 2012

Las dos caras de la soledad


Estar solo, sentirse solo, se percibe como algo negativo y más en la sociedad actual - Pero la soledad también puede ser una elección; a veces, es buscada como una forma de crecimiento personal



¡Ya tengo 500 amigos en Facebook! El número de amigos en las redes sociales parece marcar hoy el éxito social de muchas personas. Y el despliegue de fotografías en esas redes contribuye a crear esa apariencia de éxito: con la pareja, anunciando el nacimiento de los hijos, celebrando fiestas con los amigos, mostrando la nueva mascota... ¿Por qué se invita compulsivamente a personas a formar parte de las redes sociales? Esta actitud puede responder al miedo a estar o sentirse solo. Nadie quiere vivir en soledad. O casi nadie.

"Es difícil saber si las relaciones on line resuelven el problema de aislamiento de una persona", reflexiona Antonio López, doctor en Sociología y catedrático de Trabajo Social por la Universidad a Distancia (UNED). "Sin embargo, en una sociedad individualista como la nuestra, en la que las relaciones sociales son muy frágiles, la red permite encontrar personas afines e interactuar con ellas", continúa. La sociabilidad on line implica la posibilidad de conectar a personas que tienen dificultades para establecer comunicación con su entorno más próximo.

La soledad es el sentimiento de estar solo. Como estado de ánimo se suele percibir como algo negativo, que causa angustia, un sentimiento asociado a situaciones dolorosas, como el desamor o la pérdida de un ser querido. Por ello, la soledad asusta.

¿Qué hay de inquietante en sentirse solo? Según el filósofo y teólogo Francesc Torralba, se trata de "una vivencia incómoda que remueve estratos del alma que preferimos no tocar". Por ello, el autor de El arte de saber estar solo añade que "buscamos bálsamos para liberarnos de la soledad".Refugiarse en las redes sociales, el trabajo, el sexo o los amigos también permite huir de uno mismo, de encontrarse a solas con los pensamientos.

Una sociedad que premia la compañía y, por el contrario, castiga la soledad compadece a las personas que no tienen amigos o familia. Por ello, inquieta estar solos, porque la soledad no buscada, como analiza el filósofo Karl Jaspers, es "una situación límite, como lo son una enfermedad, el fracaso, el desamor, la culpa, el sufrimiento o la muerte de un ser querido". Sin embargo, Jaspers advierte que "hasta que experimentamos una situación de este tipo, no conocemos la verdadera magnitud de nuestro ser, la grandeza o pequeñez de nuestra alma".

Por eso, afrontar la soledad consiste en "aprender a utilizarla para ponerla al servicio de la vida, porque sólo quien lo hace es capaz de crecer y extraer las mejores lecciones", explica Torralba.

Experimentar la soledad impuesta suele conducir a la persona a un vacío existencial que le puede llevar a una situación desesperante que sólo ella puede resolver. Según el filósofo hindú Jiddu Krishnamurti, "la soledad es un problema creado por el pensamiento, y al estar limitado (el pensamiento), este no puede resolverlo".

La soledad impuesta es aquella en la que la persona (a veces, incluso sin estar sola) se siente sola, o la resultante de un estado anímico, como la depresión o una baja autoestima €por ejemplo, consecuencia de una situación de desempleo€, o la asociada a determinadas etapas de la vida, como la pubertad o la vejez. Sin embargo, ese vacío existencial no comporta la ausencia de personas en la vida ni la falta de compañía, sino, en realidad, la ausencia de uno mismo, que impide su crecimiento personal. Exista o no esta sensación de vacío interno, "la soledad no debe ser ajena a sentirse profundamente querido".

Francesc Torralba advierte del valor que tiene la soledad en la experiencia de la creación. Según él, "sólo cuando el creador toma distancia del mundo de los estímulos, se protege de la saturación informativa, se escucha a fondo y experimenta la desazón del vacío, puede identificar lo que está en sus adentros, aquello que está suplicando liberarse, salir a la superficie". El proceso de creación exige esta doble dinámica de vaciamiento y de liberación del potencial, del talento oculto, que proporciona la soledad.