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lunes, 28 de mayo de 2012

El talento me salvó en Mauthausen

Segundo Espallargas, alias 'Paulino', consiguió el favor de los nazis gracias a los combates que estos organizaban. En la imagen, un retrato de finales de los cuarenta. / SEGUNDO ESPALLARGAS 

  Un boxeador, un dibujante y un zapatero. Tres oficios distintos para tres hombres parecidos. Unidos, 70 años atrás, por un objetivo: sobrevivir en los campos de exterminio nazis. Gracias a su astucia, captaron el interés de los crueles oficiales alemanes y lograron salvarse.

MONTSERRAT LLOR 

 Son tres supervivientes, que hoy viven en Francia, de entre los más de 10.000 españoles que fueron deportados a los campos de concentración y de los pocos que hoy quedan para contarlo. En sus casas, en sus salones, recuerdan aquellos aciagos días y nos muestran sus recuerdos: fotografías antiguas, documentos y textos. 

 Segundo Espallargas –alias Paulino– fue boxeador en el campo de Mauthausen. Trabajaba duramente en la cantera y en comandos de carga y descarga de material pesado. Pero los fines de semana su vida cambiaba radical y peligrosamente. Los nazis montaban un cuadrilátero y Paulino debía boxear en un salvaje ring. Luchar y ganar o morir gaseado. Su garra le llevó a permanecer imbatido. Así salvó su vida. Hoy, a sus 92 años, reside en las afueras de París. 

 Manuel Alfonso Ortells es dibujante. Compartió barracón, también en Mauthausen, con otros españoles, de entre los cuales recuerda a Eduardo Muñoz, Lalo, gran amigo de Picasso. Le salvó la vida entrar a trabajar en la oficina para la construcción del campo y hacer algún dibujo pornográfico a cambio de una ración de comida. Con 94 años, vive en Burdeos. Allí guarda su tesoro: una carpeta repleta de dibujos realizados con papel de los planos del campo. 

 Francisco Bernal era zapatero de profesión. Tener buenas manos para el calzado y hacer botas de buena calidad y resistencia le valió la benevolencia de los kapos (presos convertidos en jefes de barracón o servicio) y SS de Mauthausen y Ebensee, dos de los campos donde estuvo preso. Ingenioso, luchador y solidario, recuerda situaciones inverosímiles. Tiene 93 años y vive en París. 

 Los tres tienen mucho en común. Son nonagenarios, viudos y además poseen una gran energía y positividad como parte de su propia esencia. Conversar con ellos implica impregnarse de recuerdos trágicos de la deportación nazi, pero también ofrecen una perspectiva artística, con dosis de humor, ironía e incluso risotadas burlonas. Jamás regresaron a España para vivir. 

 Fueron muchos los presos de los campos: figuras políticas, intelectuales, militares, resistentes o civiles, entre muchos otros anónimos. También sufrieron futbolistas, boxeadores, dibujantes, pintores, cantantes, escritores y fotógrafos, entre otros oficios y profesiones. De entre los nombres que han recordado los mismos entrevistados habría que citar, por ejemplo, al boxeador de peso pluma Lorenzo Vitrià, el grafista Ramon Milà, el tenor Juan Vilató, el futbolista Saturnino Navazo o el fotógrafo Francisco Boix, promotor de la sustracción de las fotografías que sirvieron de testimonio de las matanzas.


Segundo Espallargas 

El boxeador imbatido: Le llamaban Paulino. Alto, fuerte; su misión era ganar. Hoy, 70 años después, al entrar en su confortable salón, le vemos descansando en una butaca. Como un resorte, abre los ojos. Está debilitado y muy sordo, pero todavía puede percibirse su complexión fuerte, brazos largos, manos grandes. Sus cabellos blancos le confieren cierto aire angelical, al que habría que añadir una suave sonrisa permanente.



Carmen, su hija mayor, y Nassima, su cuidadora, a la que adora, nos abren las puertas de la casa, donde el sol irrumpe con fuerza por las ventanas y puertas de un salón con numerosas fotografías de Espallargas, un dibujo a lápiz de dos hombres en combate y una pintura muy colorista con el rostro amoratado de un boxeador delante de un muro con un nombre: Mauthausen. El cuerpo de Espallargas está cansado, pero su voz, aunque se agota pronto, sigue resonando fuerte. Medio en español, idioma algo olvidado con el paso de los años, medio en francés, su lengua adoptiva, resume sonriente y reiteradamente: “Ser boxeador me salvó en el campo. Yo me llamo Segundo, pero fue el comandante de Mauthausen el que me dio el nombre de Paulino porque admiraba mucho a un español que boxeaba en Alemania. Era muy bueno, se llamaba Paulino Uzcudun, campeón de España y de Europa en peso pesado. Y claro, me llamó así cuando vio a un chico como yo, que tenía apenas 18 años, todo un chaval que boxeaba y ganaba siempre, ¡siempre!”, ríe y grita divertido. “¡Sí, sí, ganaba siempre! La simpatía se multiplicó hacia el resto de los comandantes del campo, hacia el chef de barraca, hacia los otros prisioneros, a todos…”, añade. 

 Segundo Espallargas Castro nació un 3 de enero de 1920 en Albalate del Arzobispo, en la provincia de Teruel. Su nacimiento fue tan peculiar como espectacular: pesaba 7,5 kilos, algo sumamente excepcional como cuenta su hija, pues venía gente desde lejos para ver al bebé y a su madre. Desde muy joven fue inscrito en cursos de gimnasia, y pronto, gracias a su complexión atlética, se iniciaría en el mundo del boxeo, llegando a combatir en la categoría de peso pesado. 

 Su familia se dedicaba a la producción de aceite de oliva a gran escala desde dos generaciones atrás y llegó a regentar varias fábricas en la región. Su padre quiso que se ocupara de los camiones de la empresa, por lo que se convertiría en aprendiz de mecánico con menos de 13 años. Pero estalló la Guerra Civil y con solo 16 años quiso alistarse en el Ejército, llegando a ser teniente de la 162ª Brigada Mixta del Ejército Popular Republicano. Su padre fue prisionero en España durante cinco años, y un hermano, fusilado. Al finalizar la guerra, se exilió a Francia, pero poco después comenzó la II Guerra Mundial y fue conducido a un campo de internamiento francés. Cuando Francia entró en guerra contra Alemania, Espallargas entró en la 28ª Compañía de Trabajadores Extranjeros junto con otros españoles, trabajando a menudo en primera línea para la construcción de fortificaciones. Pronto sería hecho prisionero en la zona de los Vosges, comenzando así un largo periplo por los stalags alemanes (campos de prisioneros de guerra); finalmente, fue conducido a Mauthausen en enero de 1941, donde también estuvo preso su tío.

Hoy aún resuena en su cabeza el sonido del ring construido dentro de Mauthausen por el comandante del campo, quien disfrutaba viendo batirse a los prisioneros: “¡Montad el ring y llamad a Paulino!’, gritaba Franz Ziereis, el comandante, cuando llegaba el fin de semana. Él ordenaba y así se hacía. Yo iba y luchaba… Los SS apostaban por mí. Yo ganaba, y eso me permitió vivir”. 

 De combate en combate, a medida que iba venciendo, los prisioneros lo admiraban, los combatientes le temían y los alemanes le respetaban. Pero a diario debía trabajar duramente como todos los demás deportados. Primero cargó piedras de casi 40 kilos en la cantera de granito del campo, algo que recuerda con absoluta nitidez por lo mal que vivió durante ese tiempo: “Mi estancia en la cantera fue terrible, cada día veía morir a muchos hombres, de cansancio, mordidos por los perros, a palos, aquello era un matadero… Lo peor era el conocido ‘muro del paracaidista’: desde arriba, los SS lanzaban a los judíos y otros deportados, que caían al precipicio y se estrellaban abajo, en la cantera, donde estábamos nosotros subiendo piedras. Horrible. Había que calcular por dónde podían caer y evitarlos…”. 

 Tras largos meses en este lugar, fue reclutado por un kapo para trabajar en un kommando (grupo de trabajo) de carga y descarga de mercancías pesadas en la estación de Panof. Segundo Espallargas cargaba todo tipo de materiales, especialmente piedra, ladrillos y granito, por lo que quienes allí trabajaban debían estar fornidos para sobrevivir. Finalmente le permitieron pasar a las cocinas, donde debía poner carbón en las calderas, en el subsuelo. 

 Paulino medía algo más de 1,80 y era un hombre musculado. Cuenta que con el paso del tiempo, y a raíz de sus combates imbatidos, llegó a tener el supremo privilegio de escoger a algunos de sus adversarios. Era un hombre atrevido: quería luchar contra los kapos más crueles con los españoles, pegarles lo más fuerte posible y vengar así a los compañeros condenados. 

 Nuestro boxeador aún recuerda a sus amigos del campo. Allí conoció a Georges Gardebois, apodado Kiki, púgil y campeón francés, nacido en París en 1907 y deportado a Mauthausen en abril de 1944. También a Michel Riquet, miembro de la Compañía de Jesús, arrestado por la Gestapo en 1944 por participar en la Resistencia. Fue conducido a Mauthausen y, después, deportado a Dachau. Tras la liberación, impartió conferencias en la Notre Dame de París y se mantuvo muy activo en la divulgación de lo ocurrido. 

 Tras la liberación del campo, el 5 de mayo de 1945, Segundo Espallargas siguió boxeando profesionalmente en Francia como Paulino en categoría de peso pesado. 

 El retorno no fue fácil; para nadie. Pero el carácter afable y abierto de Paulino le permitió compaginar el boxeo con su otra profesión de mecánico electricista. Así se le abrieron las puertas del mundo laboral en Francia. Residió en París, Pau y Troyes, donde conoció a su esposa, y tuvo cinco hijos. 

 “Yo siempre he tenido una salud de oro, pero ahora…, bromea, mientras se acerca su enfermera para tomarle la tensión arterial. Luego nos mira a los que estamos en la sala, sonríe y concluye: Tengo una tensión baja, muy buena, de niño, como siempre he sido, un buen chico…”.

Manuel Alfonso Ortells 

 Hacer planos y dibujos pornográficos: Nacido en 1918, este nonagenario ofrece desde las primeras conversaciones por teléfono la impresión de un hombre inquieto con muchas ganas de contar su experiencia en los campos nazis. Está en silla de ruedas, pero se levanta para abrirnos la puerta de su domicilio de Burdeos. Lleva boina, grandes gafas de leer y una muleta a la que se agarra fuertemente.
Manuel Alfonso Ortells posee un espíritu positivo incluso al recordar los acontecimientos más trágicos. Es generoso, divertido, nervioso, tal como transmite en su libro autobiográfico De Barcelona a Mauthausen. Diez años de mi vida, que me firma con una bonita grafía. Lo escribió en 1984, como él dice, de memoria y sin haber leído apenas las experiencias de otros deportados. Antes de conseguir un editor, hizo 60 ejemplares de forma artesanal, a base de fotocopias, para sus hijos, amigos y archivos; todos eran diferentes. Durante la entrevista va comentando las fotografías, dibujos y pinturas de su carpeta, algunos realizados en el propio campo de Mauthausen. 

 Desde niño le apasionaban las imágenes de la revista TBO, por lo que estudió dibujo en la escuela de cerámica de Onda (Castellón). Al estallar la Guerra Civil se alistó voluntario en la mítica Columna Durruti, estuvo en el frente de Aragón; a los pocos meses fue nombrado sargento y en una contienda fue ametrallado cerca de la frontera. Logró escapar hasta Francia, donde pisaría diversos campos franceses y se enrolaría en compañías de trabajadores extranjeros. En uno de ellos, en Septfonts, consiguió comprar clandestinamente, si así puede decirse, un lápiz, un cuaderno para dibujo y papel de escribir para enviar cartas a su madre. Esos fueron entonces sus tesoros más queridos. 

 Los bombardeos se intensificaron, París cayó en junio de 1940 y Pétain firmó el armisticio con Alemania. Ortells fue capturado por el Ejército alemán en St. Dié (Vosges) y trasladado al Stalag XI B, donde dibujó una copia a lápiz de una fotografía de su madre, la misma que consiguió esconder en el campo de Mauthausen burlando la vigilancia nazi y que muestra ahora con orgullo en su casa. 

 “Cuando llegamos en tren éramos muchos, unos 800, ¡y no sabían qué hacer con todos nosotros! Nos pusieron en una barraca con todas las pertenencias. Aproveché y escondí cosas, lápices, papel, fotos, el dibujo del retrato de mi madre, todo rápido, rápido… en el colchón. No nos registraron hasta el día siguiente, cosa muy rara. Ese dibujo estuvo conmigo hasta la liberación, escondido como se podía, debajo de las axilas durante la inspección de barracones…”. 

 El dibujo le salvó la vida, repite constantemente. Su afición a dibujar y a firmar con un pequeño pájaro, símbolo de sus ansias de libertad, fue decisiva para que le apodaran El Pajarito. Con su astucia, se fue ganando poco a poco la confianza de sus superiores, llegando a realizar caricaturas de sus compañeros y postales de Navidad, y a lograr en alguna ocasión una ración extra de comida a cambio de dibujos pornográficos. 

 Durante unos cinco meses trabajó hasta el límite de sus fuerzas en el comando Strassenbau, dedicado a la construcción de la carretera de Mauthausen. Hambre, trabajo y frío, mucho frío, en invierno. De repente, en mayo de 1941, le reclamaron en el baubüro, la oficina de los ingenieros y arquitectos donde se hacían los planos para la construcción del campo. Le hicieron una prueba, la superó y allí trabajó hasta el día de la liberación. “Había presos arquitectos que eran polacos, checos, yugoslavos, belgas, algún francés; el kapo era alemán, y había cuatro españoles: Muñoz, artista y pintor valenciano; Pérez, joven madrileño delineante, y otros dos que eran ordenanzas de los SS. Incluso vi alguna vez por allí durante cierto tiempo a un buen pintor judío ruso, Smolianoff, que fue el grabador que falsificó, por cuenta de los nazis, papel moneda inglés”. En el campo también conoció a Otto Peltzer, atleta alemán ganador de los 800 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1932. Estaba preso en Mauthausen por ser homosexual e ir contra la ideología nazi. 

 A continuación extrae una postal pintada por el gran pintor Eduardo Muñoz, Lalo, del que dice: “Él era el maestro y yo el aprendiz. Era muy buen hombre y muy amigo mío. En el baubüro él era el artista y yo el delineante”. Aquel dibujo caricaturizado estaba dedicado a Ortells y lo representaba como un gran pájaro encima de una higuera atado con una bola de preso. Según Muñoz, la higuera significaba que estaba en la Luna. 

 Pronto presenció otro acontecimiento que le impactaría y que reflejaría en uno de sus dibujos más crudos y coloridos. En la cantera, unos judíos holandeses están subiendo los 186 escalones aupando una camilla con sus compañeros muertos y ensangrentados. “Yo vi a este equipo de presos que dibujé trasladando a sus muertos con los brazos colgando y las escaleras con rastros de sangre de otros que también murieron”. 

 Lo dice mientras enseña su dibujo Solidaridad, en el que refleja la ayuda de un deportado con traje de rayas a otro preso sin fuerzas para sostenerse en pie. La Federación Española de Deportados e Internados Políticos (FEDIP), creada en 1945 y disuelta hacia el año 2000, llegó a estampar dicho dibujo en formato de sello de correos. 

 Tras la liberación, Ortells se instaló en Burdeos; no pudo dedicarse profesionalmente al dibujo, pero algunos sirvieron para ilustrar libros. Conoció a su esposa, Natividad Eguiluz, con la que se casó en 1949 y tuvo descendencia. Antes de cerrar su álbum de recuerdos, Ortells extrae un último dibujo, el que se hizo a sí mismo en Burdeos. Sentado encima de una tortuga como transporte, sigue una flecha que indica el camino a España. Riendo explica: “Claro, me dibujé a mí mismo así, como quien no tenía prisa alguna para regresar, a paso de tortuga”.

Francisco Bernal 

 El Zapatero apodado 'Gandhi': Nació en 1919, pero lo declararon en junio de 1920. Aprendió el oficio de zapatero en su Zaragoza natal; era bueno, muy bueno como él mismo ratifica, y, sobre todo, muy ingenioso. Esto fue lo que le salvó la vida en los campos. Así lo cuenta en su casa de París, con una gorra que nunca se quita.

Su padre, de Garrapinillos (Zaragoza), campesino de remolacha y más tarde albañil, era un hombre estricto para mantener la disciplina en una casa con 10 integrantes en la familia, abuela incluida. Fue allí donde Bernal aprendió a trabajar los zapatos durante más de tres años y medio. 

 Tras algunos lapsus de memoria, tiempo y vivencias durante una conversación que dura horas, lo que Bernal recuerda mejor es a partir de su arresto, en junio de 1940, en Francia, donde se había exiliado. Fue conducido al Stalag VII A de Moosburg, donde permaneció 14 meses y trabajó en la zapatería: “Había bastantes polacos, que nos tenían manía y decían de los españoles: ‘Ateo, caput’. Yo les decía que había hecho la primera comunión, igual que ellos…”. 

 En este stalag captó la atención de los SS al hacer funcionar a la perfección una herramienta para trabajar y lijar las suelas de botas y zapatos. Los alemanes tenían una máquina de este tipo, pero solo él sabía manejarla. Así se ganó el respeto de los SS. 

 En septiembre de 1941, Bernal y muchos presos más fueron subidos a un tren de ganado maloliente bajo la consigna de que los trasladaban a Francia. “Nos engañaron. El viaje duró 35 horas. Un compañero que miraba a través de la pequeña rendija del vagón dijo: ‘Me parece que, en vez del paraíso terrenal, vamos al infierno porque nos esperan los SS con una calavera en la solapa de los uniformes y llevan cuatro perros lobos”. Los recibió Bachmayer, el jefe del campo. “Cuando llegamos los primeros españoles, dijeron: ‘Los abogados, que levanten la mano…’. Nadie. ‘Los bélicos, que levanten la mano…’. Uno. ‘Médicos…’. Alguno. ‘Y ahora, albañiles y carpinteros…’. Casi todos. ‘¡Pero quién es esta gente que me han traído aquí!’. Delante de la masa proletaria, estaba muy cabreado”. 

 Para levantar la moral en Mauthausen, Bachmayer permitió que los presos que tuvieran aún fuerzas disfrutaran, solo los domingos por la tarde, de tiempo destinado al ocio, si es que así puede denominarse. Representaciones teatrales, fútbol, boxeo y música. Los SS solo querían diversión. Defraudarles significaría la muerte inmediata. Para el teatro utilizaron el barracón que servía de cine a los nazis. Fue en 1942 cuando Bernal propuso representar una corrida de toros. Así la recuerda: “A mí me dieron el papel de inglés, quizá por lo alto y delgado. Me vistieron como tal: me sentía muy raro, con pantalones arremangados, un sombrero de caza y una cámara de cartón… Yo tenía que tirarme al ruedo y hacer como que filmaba. Con una bicicleta y una manta simularon el toro con los cuernos. La obra tuvo éxito; los alemanes se rieron mucho”. Por su físico, a Francisco le apodaron Gandhi. 

 Tras Mauthausen, Bernal estuvo en el campo de Redl-Zipf y, finalmente, en 1943, en Ebensee, ubicado a unos 90 kilómetros al sur de Linz, en Austria; un lugar que acogió un enorme complejo industrial subterráneo donde se fabricaron armas y municiones. También fue planta de montaje del conocido Messerschmitt ME 262, el primer avión de combate a reacción. Allí murieron 9.000 hombres de un total de casi 20.000 que trabajaron en pésimas condiciones a 30 grados bajo cero y mal alimentados. “El invierno en Ebensee era muy frío. Los presos iban a los túneles y trabajaban muy duro sin apenas comida. Los que estábamos entonces fuera de las obras, como yo, que era el zapatero del campo, el relojero y pocos más, repartíamos las sopas de mediodía, un pan para varios y un poco de margarina”. Francisco, de 1,85 metros, llegó a pesar menos de 48 kilos. 

 “En Ebensee había un comandante de las SS terrible”, recuerda Bernal. “Un día mató a tiros a 31 presos, entre ellos un español. Por capricho, solo por capricho. Siempre estaba paseándose con el látigo en la mano, una trenza de cuero que llevaba en el centro una varilla fina de acero flexible. Como yo era el zapatero, lo tuve en mis manos varias veces para arreglarlo”. El 5 de mayo de 1945 fue liberado. Solo regresó a Zaragoza a visitar a su madre enferma.

martes, 22 de mayo de 2012

Hasta el Boss tiene problemas

Springsteen, Madonna y Coldplay ya no llenan estadios en cuestión de horas. Los Ayuntamientos ni contratan ni pagan y el sector está en plena “glaciación” 

 Contaban las crónicas que el Bruce Springsteen que apareció en Sevilla el pasado domingo estuvo pletórico. Mucho mejor, decían, que en sus últimas visitas. Pero en esa primera cita de la gira española de su nuevo disco, Wrecking ball, se apreciaban zonas vacías en el Estadio Olímpico La Cartuja. Una portavoz de la organización hablaba entonces de 3.000 entradas sin vender, aunque hubo quien elevó esa cifra hasta 10.000, un 25% del aforo. 

 ¿El Boss pinchando en taquilla? No es posible. Hablamos de un artista que en 2008 llenó dos veces el Camp Nou. 72.000 billetes en menos de ocho horas; 153 entradas por minuto. Pero en 2012, cuando se escriben estas líneas, aún hay tickets disponibles para las citas de San Sebastián y Madrid. No llenó ni en Las Palmas de Gran Canaria, ni una de las dos noches de Barcelona, que esta vez es en el Estadi Olimpic. Desde allí, por teléfono, mientras Springsteen prueba sonido, Dani Gutiérrez, de la promotora Doctor Music, niega la mayor. “En Sevilla en 2009 se vendieron 30.000 y este año han sido 34.000. En Barcelona, apenas queda nada. En el Santiago Bernabéu de Madrid hizo un sold out entonces, y este prácticamente ya está. En San Sebastián la situación es parecida. En resumen: se está vendiendo prácticamente lo mismo, aunque es cierto que no tan rápido”. 

 Lo de vender “prácticamente lo mismo” pero no tan rápido no es un problema de Springsteen. Le está pasando a Coldplay, Madonna, Lady Gaga o The Black Keys. Hace apenas un año había que estar muy despierto para conseguir una entrada para uno de esos grandes acontecimientos, más sociales que artísticos, que son los conciertos de rock de estadio. Se anunciaba el día de la venta y el billetaje volaba. En 2012 duran semanas. 

 Y no es un problema menor. La necesidad de hacer un sold out, venderlo todo, hasta el último ticket de la grada más alejada, no es ni por capricho ni por avaricia. Este es un negocio arriesgado en el que el único que nunca pierde es el artista, que cobra su caché pase lo que pase. “Parece que los promotores hinchamos el precio de las entradas. Pero no es así. El coste lo marca el caché de los artistas”, dice Roberto Grima, codirector de la sucursal española de Live Nation, el gigante mundial del directo. “Estamos jugando a hacer siempre sold out. En cuanto quedan 1.000 entradas sin vender entras en pérdidas”. 

 1.000 entradas cuando se han puesto 56.000 a la venta, como en el caso del concierto de Coldplay del hoy en el Vicente Calderón, no parece mucho margen. El viernes quedaban 1.117 boletos disponibles en Ticketmaster, la web propiedad de Live Nation, que posee la exclusiva de la venta. Muchos de ellos provienen de esa última remesa que se pone a la venta cuando, tras instalar el escenario, se suelen descubrir espacios con los que no se contaba. Si se vendieran todos significarían unos nada desdeñables 67.000 euros extra. 

 Ni siquiera los grandes conciertos de artistas internacionales, los que en argot se conocen como Triple A, se libran de la crisis. Una tendencia preocupante. ¿Recuerdan el cambio de paradigma motivado por Internet? Una industria, la de la venta de discos, en descomposición, de la que, en teoría, se salvarían los artistas que apostaran por los directos. 

 Pues parece que no. A principios de año A.R.T.E., la asociación de Representantes Técnicos del Espectáculo, que agrupa a más del 80% de los profesionales que se dedican a la música en directo en España, cuantificaba la deuda de los ayuntamientos en 70 millones de euros. Los municipios llevaban 30 años siendo los grandes clientes de las empresas de música en vivo en España. Con la caída del presupuesto de festejos casi a cero en 2012, más las facturas sin pagar de los espectáculos contratados en 2011 y 2010, la situación roza la hecatombe. En marzo, Emilio Santamaría, presidente de A.R.T.E., era de lo más explícito: “Estamos al borde de la extinción. Ha llegado la glaciación y nos ha pillado en calzoncillos”. 

 ¿Ha habido una burbuja del directo? “No sé si llamarlo burbuja, pero sí que es cierto que muchas bandas han estado cobrando cantidades muy elevadas que solo se sostenían con sponsors o dinero público. Ahora que escasean los dos estamos viendo que muchos grupos no pueden seguir haciendo tantos conciertos como antes, tienen que rebajar las entradas, cancelar conciertos o tocar en recintos medio vacíos”, dice Alfonso Santiago, de la promotora bilbaína Last Tour International. “Es necesario dosificar a los artistas, no es posible hacer grandes giras cada dos o tres años en cinco o seis ciudades de España. Quizás en otro momento lo pudo llegar a ser, pero en 2012 no es posible. La pérdida de poder económico de la sociedad y el paro complican mucho las cosas”, explica Alfonso Santiago. 

 Él predica con el ejemplo. Esta semana, uno de sus artistas, el grupo Extremoduro, anunció su gira de 2012. No han editado disco nuevo, ni hay planes de que lo hagan, pero es su primer tour desde 2008. Siete conciertos en otras tantas ciudades. Las entradas, a unos 25 euros, se pusieron a la venta el miércoles. Y han ido bien, relativamente. En Valencia agotaron en horas. Aún quedan para los otros seis. Pero siete conciertos no son demasiado comparados con los casi 50 de la gira de 2008. 

 Con todo, él aún puede aspirar a llenar grandes recintos.Otros artistas, como Fito, han optado por una medida intermedia. El cantante vasco que fue creciendo y creciendo durante la pasada década hasta llenar sin pestañear recintos para 15.000 personas en cada capital de provincia, ha optado en 2012 por una gira otoñal por teatros. “Es cierto que en casi todos los casos las 2.000 primeras entradas que se venden son las más caras. Los mejores asientos. Muchos artistas, inteligentemente, han pensado que arriesgarse a ir a un pabellón para que no se llene no es buena idea. Quedan mal y corren muchos más riesgos”. Por ejemplo, Fito ha decidido que es mejor cobrar 60 euros por 2.000 entradas que la posibilidad de poner a la venta 6.000 por 20 euros y tocar en auditorios medio vacíos. “A la gente no le cuesta pagar un poco más por estar cómoda que estar en un lugar masificado”, dice Roberto Grima. Live nation, su empresa, es la responsable del directo de Coldplay en el Vicente calderón de hoy. Las entradas más caras cuestan, agárrense, 229 euros. “Es un paquete llamado golden ticket, cada vez más habitual. Hay un público, 500 o 1.000, que está pagando por el asiento, el catering y una buena cena en el mismo recinto. Está funcionando”. 

 Por supuesto, la gran culpable es la omnipresente crisis. “No digo nada nuevo si apunto que la recesión está retrayendo el consumo. Por supuesto que la gente se corta mucho más a la hora de comprar entradas. Se sigue queriendo ir a conciertos, pero el público se lo piensa. Ya no hay esa alegría que había antes. Y los artistas como Springsteen, que han venido varias veces en poco tiempo, son los que más se resienten”. 

 El asunto entonces, ya que todos coinciden en el diagnóstico, es cuál debe de ser la respuesta de las empresas a esta situación. “Aquí hay muchos modelos diferentes de concierto. Son muy distintos los gratuitos, los de sala, los de estadio... En grandes conciertos y festivales estamos viendo que se pretende cobrar lo mismo o más cada año en las entradas y, sin embargo, la economía está bajando a niveles de principios de 2000. Para hacerlos sostenibles hay que plantearse si no habría que adecuar el precio a la economía real”, aventura Alfonso Santiago. 

 Es cierto ese detalle: no todos los conciertos son iguales. Los mánagers y promotores de artistas pequeños y medianos también se resienten, pero de otra manera. “Es el momento de estar en las trincheras, pero es que yo siempre he estado ahí, y me siento cómodo”, dice Miguel Ángel Garrido de GIGnTIK, la agencia que representa a Russian Red. “Se venden un 20% menos de entradas. Las salas ya no contratan sino que alquilan y tú te arriesgas a la taquilla. Olvídate de que corran con los gastos de alojamiento... Bueno, se trata de ajustarte a lo que hay, como todo el mundo”. Parecido piensa Juan Santaner, de Marxophone, el sello del cantautor Nacho Vegas. “Los artistas hechos, los que juntan a 1.000 personas, lo siguen haciendo. Pero los más pequeños si antes llevaban a 200 ahora quizás sean 50. Las salas están sufriendo mucho en la barra. No solo hay peor taquilla, también se gasta menos en el bar una vez dentro”. 

 ¿Es el momento de ir a lo seguro o de arriesgar? Y lo más importante, ¿qué es lo seguro y qué es lo arriesgado? “Todo ha cambiado mucho en meses. Mira el caso de Coldplay. Pusimos las entradas a la venta en Navidades, con su nuevo disco todavía calentito, y se vendió casi todo en tres semanas. Ahora me lo pensaría antes de poner a la venta el mismo espectáculo para septiembre. Hay que estar con los pies en el suelo”, señala Roberto Grima. 

 Los pies en el suelo significa que quizás vuelva a vivirse la polaridad que ya se conoció en los ominosos tiempos de Operación Triunfo. “Vamos a sufrir todos, pero creo que más los de clase media que no quieran renunciar a sus estatus. Noel Gallagher llenó a 25 euros, Kings Of Leon, también. Más caro lo dudo”, asegura Grima. 

 Es decir, que los Triple A seguirán llenando, aunque a otro ritmo. Los de trinchera seguirán peleando y sobreviviendo. Pero la clase media y, sobre todo, la clase media alta se resentirán. Ya lo están haciendo. La Asociación de Promotores Musicales (APM) asegura que durante 2011 el número de conciertos experimentó un descenso del 18,3% respecto al año anterior. La facturación bajó un 12,6%. 

 Hay menos giras, se reduce la oferta. “La gente prefiere ir a festivales”, asegura Juan Santaner. “Por un poco más de lo que le cuesta un concierto ve una docena de grupos en dos días”. Los festivales siguen siendo la gallina de los huevos de oro, pero quién sabe durante cuanto tiempo. En 2011, en Reino Unido, fueron cayendo como fichas de dominó. En España habrá que esperar. Quizás no mucho.

360 euros por estudiar FP superior

En España estudian FP de grado superior 280.000 personas, casi 60.000 más que hace cinco años. / PRADIP J. PHANSE 

Cataluña reabre el debate sobre la gratuidad en la pública después de la etapa obligatoria. Los sindicatos advierten de que el coste puede disuadir a los alumnos 

 La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dijo el mes pasado tras reunirse con Mariano Rajoy que el bachillerato y la FP no son etapas obligatorias y, por tanto, podrían no ser gratuitas. Un portavoz de la Consejería de Educación madrileña explica que, aunque la presidenta planteara el debate, llevarlo a la práctica no entra hoy en los planes de su departamento. Sin embargo, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, insistió el miércoles pasado durante una entrevista en Televisión Española en que las únicas etapas obligatorias y, por lo tanto, gratuitas, son de 6 a 16 años, y que, el hecho de que otras (infantil, bachillerato y FP) en la práctica sean gratuitas en la escuela pública es un modelo, pero hay otros.

 De hecho, Cataluña ha abierto otro camino: se implantará una suerte de copago para los estudios públicos de Formación Profesional de grado superior, a los que se accede después del bachillerato. Estas enseñanzas están consideradas educación superior, como la formación universitaria. 

 Los estudiantes catalanes de FP superior deberán abonar 360 euros de matrícula anual. La medida entra en vigor en septiembre, pero a los alumnos que ya están en el sistema y que cursarán 2º curso se les aplicará, de forma excepcional, una bonificación del 50%. Con todo, la Generalitat podrá recaudar el año que viene 15,7 millones como máximo, ya que el cálculo se hace sobre las plazas ofertadas y no sobre las matrículas reales. La cifra de recaudación será superior dentro de dos cursos. 

 La medida la dio a conocer el presidente catalán, Artur Mas, el pasado martes, durante la presentación de la tercera oleada de recortes del Gobierno de CiU en un año y medio. En este último tijeretazo, la Generalitat debe recortar 1.500 millones, por exigencia del Gobierno central. Los alumnos de la FP “deben contribuir un poco”, justificó entonces Mas, quien añadió que se trata de “una primera matrícula modesta”. El viernes, la consejera de Enseñanza catalana, Irene Rigau, no descartó que se modifique en un futuro. “Primero queremos ver el impacto que tiene”, terció. 

 Los 360 euros anuales se añadirán a los gastos de matriculación que ya pagan actualmente los estudiantes de FP, que varían según el centro, pero oscilan entre los 100 euros de Barcelona y su área metropolitana y los 65 euros en Lleida. Rigau se comprometió a que la imposición de la tasa “no excluya a ningún alumno del acceso a estos estudios” por motivos económicos y anunció ayudas en forma de becas o bonificaciones.  

 En un primer momento, el departamento apuntaba a una tasa inferior, ya que se tomaban como referencia los 180 euros que cuestan las matrículas en los institutos concertados de FP. Pero Rigau aseguró que la Generalitat ha pedido al Gobierno central, que es quien fija esa tasa, que la suba. “Y sabemos que lo hará”, dijo. “En ningún caso, la concertada será más barata que la pública”, remachó. 

 A los sindicatos les parece esta una medida muy peligrosa, pues puede tener un carácter disuasorio para los alumnos, se queja Antonio Redero, responsable de enseñanza pública de FETE-UGT. Redero recuerda, además, que, a diferencia de las tasas que se cobran en la universidad, las de la FP no se gestionarán desde los centros. Asimismo, señala la contradicción “de querer potenciar la FP y a la vez poner trabas económicas a los estudiantes”. Actualmente estudian FP superior en España 280.379 personas. A otros especialistas, sin embargo, no les parece mal. “La rentabilidad de estudiar FP frente a cursar simplemente la ESO es de un 7% anual. Es decir, tras una carrera profesional de 40 años, el salario sería 15 veces mayor en términos brutos. Por tanto, cobrar tasas me parece adecuado”, dice el catedrático de Economía de la Carlos III Juan José Dolado. El catedrático de Sociología de la Complutense Mariano Fernández Enguita está de acuerdo, pero solo para el caso de la FP superior. 

 Defiende que las enseñanzas que flanquean la educación obligatoria (infantil de tres a seis años y bachillerato y FP de grado medio) deben ser gratuitas, pues se aspira a tener escolarizada a la inmensa mayoría de la población. Recuerda en su blog Cuaderno de campo que el objetivo europeo es que el 85% de la población obtenga al menos un título de bachillerato o FP de grado medio. En cuanto a la educación de cero a tres años, también cree que debe ser gratuita o, al menos, permitir el más amplio acceso a quien la desee, pues “cada vez tenemos mayor evidencia de que los primeros años de vida son decisivos en el desarrollo de la persona”. 

 Sin embargo, la FP de grado superior y también la universidad, “deben ser de pago”, opina, pues ofrecen un gran beneficio personal a quien la estudia, más que un beneficio social. “La educación superior gratuita es, en todo caso, socialmente injusta y si además, alcanza a una minoría cada vez más amplia, pero que sigue siendo minoría, es económicamente insostenible”. Eso sí, compensado eso con becas y préstamos suficientes para garantizar la igualdad de oportunidades. 

 Algo parecido a lo que dijo Wert preguntado sobre el aumento previsto de las tasas universitarias y a lo que ya propuso en su día el anterior Gobierno del PSOE: ir subiendo el precio de las matrículas, sobre todo a los repetidores, pero a la vez aumentar la cobertura y dotación de las becas y los préstamos para los estudiantes. El problema es que, de momento, el curso que viene subirán las tasas en la mayor parte de España, pero no las becas. De hecho, se endurecen los requisitos para obtener y mantener las ayudas.

martes, 15 de mayo de 2012

Fallece a los 83 años el escritor mexicano Carlos Fuentes

El autor es conocido por grandes obras literarias como 'La región más transparente' y 'La muerte de Artemio Cruz' 

 El escritor mexicano Carlos Fuentes falleció hoy en esta capital, según dijeron a Efe fuentes del hospital donde estaba siendo atendido. El autor recibió el Premio Cervantes en el año 1987 y el Príncipe de Asturias en 1994

Cancelado un concierto de Lady Gaga en Indonesia por quejas islamistas

La policía deniega la autorización a la cantante estadounidense para su actuación en Yakarta. La exhibición, prevista para el próximo 3 de junio, ya había agotado las entradas 

 El concierto de Lady Gaga previsto para el 3 de junio en Yakarta, Indonesia, ha sido prohibido por las autoridades locales, después de que grupos islamistas calificaran a la cantante estadounidense como “satánica”. 

 “No vamos a conceder el permiso para la actuación de Lady Gaga en Yakarta", aseguró un portavoz de la policía indonesia a la agencia de noticias AFP. “El concierto deberá ser cancelado”, añadió. La misma fuente dejó sin embargo las puertas abiertas para que la actuación se celebre fuera de la capital. Sea como sea, las 50.000 entradas para el concierto de Yakarta ya habían sido vendidas. Y en la página web de la cantante la actuación sigue formando parte del programa de su gira. 

 La decisión de la Policía Nacional hace caso a una primera recomendación de las fuerzas de seguridad locales, que a través de su portavoz habían criticado los disfraces "muy eróticos y muy sexys" de la cantante. De hecho, también el Consejo de los ulemas, el máximo órgano del Islam en Indonesia, el mayor país musulmán del mundo con 240 millones de habitantes, había denunciado la actuación de Lady Gaga y pedido que no se celebrara. 

 Los provocativos trajes que suele lucir la cantante, además de su defensa apasionada de los derechos de los homosexuales, no le han hecho ilusión tampoco al Frente de Defensores del Islam (FPI, en su sigla indonesia), un grupo extremista ya protagonista en el pasado de acciones violentas en contra de varios locales del país: el presidente de la organización prometió reunir a 30.000 manifestantes para impedir "la propagación de la fe satánica" de Lady Gaga. 

 La cantante tenía previsto visitar Indonesia como parte de su gira The Born this Way Ball. Lady Gaga recalará en España el 6 de octubre, en Barcelona, donde Lady Gaga actuará en el Palau Sant Jordi.

lunes, 7 de mayo de 2012

Identificado un ‘Cristo’ inédito del pintor valenciano Joaquín Sorolla

La obra ha sido analizada por investigadores del Centro de Arte de Época Moderna de Lleida. El cuadro pertenece a un coleccionista privado de Madrid. 

Investigadores del Centro de Arte de Época Moderna (CAEM) de la Universitat de Lleida acaban de descubrir una nueva pieza del pintor valenciano Joaquín Sorolla, un cuadro titulado Estudio de Cristo, datado en 1883, y que correspondería a los primeros años de formación del artista. 

Según ha informado la universidad, se trata de un lienzo de especial singularidad, de una temática apenas desarrollada más que en su época de juventud y al mismo tiempo una pieza de alto valor artístico y con mucha fuerza. 

Los expertos del CAEM, dirigidos por el catedrático de Historia del Arte Ximo Company, han estudiado la obra durante meses realizando varios estudios técnicos de fluorescencia, luz ultravioleta, reflectografías digitales a través de infrarrojos y radiografías. 

Todas las pruebas han constatado que la obra es original, no tiene fragmentaciones ni está superpuesta. 

El óleo tiene unas dimensiones de 97x62 y pertenece a un coleccionista privado de Madrid que lo adquirió el año 2006 en una subasta con el lema Escuela española del XIX, firmado ilegible y datado en 1883 en el lateral izquierdo. 

La obra estaba documentada en el catálogo La vida y la obra de Joaquín Sorolla, de Bernardino de Pantorba, elaborado en 1953, en el apartado destinado a particulares o paradero desconocido, en el que se explicita que en la firma se podía leer "a Doña Clotilde García". 

La obra, según Company, es de una calidad extrema y habría sido creada todavía en la etapa de Sorolla como asistente e iluminador del estudio de fotografía de Antonio García, quien se convertiría más tarde en su suegro. 

"Pertenece a la época más academicista, antes de que se atreviera a soltar su trazo", explica el catedrático. La pincelada, la preparación de la tela y la gama cromática coinciden con las que el creador valenciano usó en sus años de juventud, añade. 

"Es una pincelada valiente, atrevida, suelta y que ya da cierta claridad hacía el que sería su estilo", remarca el catedrático. Según la Universitat de Lleida, el descubrimiento abre sin duda la puerta a nuevas investigaciones sobre una etapa apenas conocida del pintor.

“Escritor y lector cambiarán la forma de escribir y leer”

El año pasado, la Fundación Libro contrató a una consultora para que seleccionase al nuevo director de la Feria del Libro de Buenos Aires, un acontecimiento que cada año por estas fechas y durante 19 días se convierte en el centro del debate cultural y hasta político de Argentina. Había varios requisitos, pero uno de los más tajantes para sustituir a una persona que había estado al mando de la Feria durante más de siete lustros era que el sucesor no fuese menor de 40 años. 

Se presentaron unos 400 currículos y, después de un largo proceso, la Fundación escogió a Gabriela Adamo, que había sido periodista, había trabajado con la mítica editorial Sudamericana, donde se publicó por vez primera Cien años de soledad, era traductora del alemán, aportaba 15 años de experiencia en el mundo del libro y tenía, precisamente, 40 años. 

El primer año le tocó lidiar con la oposición de un grupo de intelectuales kirchneristas que se negaban a que Mario Vargas Llosa inaugurase la Feria. Y este año, con la controversia por la política del Gobierno argentino sobre importaciones de libros extranjeros. En medio de ese torbellino por donde pasan cada año más de un millón de personas y decenas de debates, Adamo recuerda la principal lección que aprendió junto a la directora de Sudamericana, Gloria Rodrigué: que se puede trabajar muchísimo y, a la vez, ser humano y cálido con quienes te rodean. 

Adamo desayuna a menudo en el bar situado enfrente de la Feria, que es donde suelen quedar los escritores antes de enfrentarse al público. Cuando se le pide que escoja su librería favorita, no duda ni un segundo. “Hay cientos en Buenos Aires. Hay hasta un librito que se llama El libro de los libros que viene con casi todas y te arma circuitos. Pero la mía, desde que nací, es La Boutique del Libro, que es una cadena con cinco sucursales. La del barrio de Martínez es la primera de ellas y la librera, que me atendía cuando iba de chica con mi papá, sigue ahí. Y ahora le recomienda libros a mis hijas y a mi marido”. 

Pide una lágrima, que es como se le conoce en Buenos Aires a la leche con apenas unas gotas de café. Se la sirven en jarrito, una de esas piezas de cristal que parecen pequeñas obras de arte que cobran vida cuando la gente las envuelve en sus manos. “El jarrito es una medida buena. La taza pequeña, uno se queda con ganas y el tazón…”. Pide también un cuadradito de chocolate con dulce de leche. “Más que cuadradito es un mazacote, pero está delicioso”. 

La directora se ha pasado la vida entre volúmenes. Pero no siente la llegada del libro electrónico como ningún drama personal. “Yo creo que ni el escritor ni el lector van a perder, aunque tal vez cambien su forma de escribir y de leer. Sin embargo, las partes intermedias van a estar más en jaque. Y las librerías son las que más van a perder. En América Latina aún no lo percibimos porque estamos muy retrasados con la llegada de los aparatos. El Kindle está presente en la Feria, pero no se puede comprar físicamente en Argentina, hay que pedirlo al extranjero y que lo traigan por correo”. Conforme avance el carro, piensa, se irán acomodando los melones.

jueves, 3 de mayo de 2012

´El Grito´ de Munch se convierte en la obra más cara de la historia

El cuadro arrebata el récord a "Desnudo, hojas verdes y busto" de Picasso tras venderse por 91 millones de euros

"El Grito" de Edvard Munch, uno de los iconos más reconocibles de la historia del arte, se convirtió hoy en la obra más cara vendida jamás en una subasta al alcanzar casi 120 millones de dólares (91 millones de euros) durante una puja en la sede de Sotheby's en Nueva York en la que se recaudaron 330 millones de dólares (251 millones de euros).

"Es una de las pocas imágenes que trascienden la historia del arte y que tienen un alcance global, quizás sólo por detrás de La Mona Lisa", afirmó a Efe el director de la venta, Simon Shaw, quien agregó que la popular obra del pintor noruego (1863-1944) "define la modernidad y es instantáneamente reconocible".

Fue poco antes de las 20:00 horas (00:00 GMT) cuando la sala de Sotheby's quedó en completo silencio para dar inicio a la puja por "El Grito", en la que empezaron interviniendo siete compradores en un intercambio de cifras de vértigo que terminó reducida a una batalla entre dos personas anónimas a través del teléfono. 

Doce minutos más tarde la obra fue adjudicada a un precio de martillo de 117 millones de dólares, una cifra que con las correspondientes comisiones quedó finalmente en 119,9 millones de dólares, superando así el récord de 106,5 millones que ostentaba desde 2010 un Picasso, "Desnudo, hojas verdes y busto". 

Se trata de la única versión de las cuatro existentes que aún estaba en manos privadas, según Shaw, quien remarcó a Efe que otras dos versiones fueron robadas en los últimos veinte años, y aunque finalmente se recuperaron y se exhiben ahora en museos noruegos, convierten a la obra en "la más robada de la historia del arte". 

El experto de Sotheby's destacó que, por ello, y "por la poca frecuencia con la que verdaderos iconos salen al mercado", es comprensible que se haya conseguido este precio histórico, durante una subasta en la que llegó a recaudarse la friolera de 330 millones de dólares.

Shaw añadió que era un momento "particularmente propicio" para que esta obra maestra del expresionismo, pintada en 1895, saliera al mercado, ya que el próximo año se cumple el 150 aniversario del nacimiento del pintor noruego. 

Además de "El Grito" también se vendieron otras obras de Munch, como "Mujer mirándose en el espejo", por 5,1 millones de dólares, o "El sembrador", por 2,8 millones de dólares, en una velada en la que también causó gran expectación "Mujer sentada en una butaca", un retrato de Picasso a su musa y amante Dora Maar por 29,2 millones. 

Shaw dijo que en esta obra "enérgica y vibrante", realizada en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, Dora Maar supone para Picasso "la personificación del conflicto bélico, y transmite la ansiedad extrema y el dolor que sentía el artista en aquella época en la que ambos vivían juntos en París". 

"Mujer sentada en una butaca" data del mismo año que la obra del malagueño "Dora Maar con gato", vendida en 2006 por 95,2 millones de dólares, que da muestra asimismo de "la brillantez de su trabajo en la época de la guerra", según el experto de la casa Sotheby's.

También de Picasso, se vendió por 6,9 millones "Cabeza de mujer", en la que, a través de la representación de su musa y amante Françoise Gilot, el artista transmite "un optimismo que caracterizó su trabajo en los años inmediatos a la Primera Guerra Mundial". 

Durante la subasta también despertaron interés piezas de Joan Miró o Chaïme Soutine, mientras que el surrealismo vino de la mano de "Primavera necrofílica", del catalán Salvador Dalí (1904-1989), vendida en 16,3 millones de dólares, y que ejemplifica "uno de los momentos más creativos de la carrera de Dalí", según Shaw. 

También surrealistas son los cuadros de Miró (1893-1983) "Cabeza humana", de 1931, por el que se pagaron 14,8 millones de dólares, y en el que el artista español crea "un lenguaje visual único", así como "Pintura", que se vendió por 4,1 millones. 

Otras de las pinturas más destacadas de la subasta fue el retrato de Soutine (1893-1943) "El botones del Maxim", por el que se pagaron 9,3 millones de dólares

"El retrato de este modelo anónimo irradia una fuerza emocional única en la historia del arte del siglo XX, y el dinámico uso del pincel y los fuertes colores inscriben a esta obra en el culmen del trabajo de Soutine", señaló Shaw. 

También hubo tiempo para las escultura, entre las que destacó la venta por 12,6 millones de dólares de "Prométhée", de Constantin Brancusi (1876-1952), una obra minimalista que combina influencias del primitivismo, el folclore rumano y la estética de las máquinas de la revolución industrial.

miércoles, 25 de abril de 2012

Nueva York se ‘desclasifica’ en la Red

El mafioso Charles 'Lucky' Luciano, fichado por la policía tras una detención el 18 de abril de 1936. Luciano, paradigma del mafioso neoyorquino, fue el cerebro del tráfico de heroína en Nueva York tras la Segunda Guerra Mundial y es considerado como el primer 'Don' de la familia Genovese (Foto: New York City Municipal Archives) / AP 

 870.000 fotografías del Archivo Municipal dibujan una historia oculta de la ciudad. Fueron tomadas por funcionarios entre 1850 y 1980.

Ha sido musa de Weegee, Irving Penn, Robert Frank, Diane Arbus, Berenice Abbott… Imaginada, sugerida, evocada pero sobre todo inmortalizada en millones de fotografías y en miles de películas a lo largo de los últimos 150 años, Nueva York probablemente sea la top model más codiciada de las ciudades del planeta. Su indiscutible fotogenia, unida al talento de quienes la han convertido en estrella de la imagen y en insuperable decorado cinematográfico, han contribuido a alimentar la infinita curiosidad planetaria hacia una ciudad donde el peso de los sueños se mastica y en la que las desilusiones pueden ser tan demoledoras como la visión de un hombre a ras de suelo desde cualquiera de sus rascacielos. 

Además fue en Nueva York donde la fotografía se convirtió en un arte, gracias a la labor, entre otros, de Alfred Stieglitz y Paul Strand. Por eso resulta imposible despegar los ojos de la ciudad, como demuestra el colapso que ayer sufrió la web de los Archivos Municipales de Nueva York tras anunciar la publicación online de 870.000 imágenes procedentes de sus fondos, que abarcan desde mediados del siglo XIX hasta los años 80 y que se componen de más de dos millones de fotografías que llegarán a la Red en su totalidad a medida que haya dinero para completar el proceso de digitalización.

No se trata de fotografías famosas ni conocidas. Al contrario, en su mayoría se trata de imágenes tomadas por funcionarios municipales anónimos para dejar constancia de la existencia de cada uno de los edificios de la ciudad, del proceso de construcción de sus infraestructuras o incluso, en algún arrebato poético, de la simple belleza del skyline a través de una ventana desde lo alto de un puente. Sin embargo, pese a no estar tocados por esa falsa virtud llamada fama, los autores de las imágenes demuestran que el mundo estuvo y está lleno de grandes talentos cuyos nombres nunca se conocerán. Entre ellos muchos de los detectives del Departamento de Policía de Nueva York, que puede presumir de tener la mayor colección de imágenes de crímenes y criminales del mundo anglosajón. Los amantes del género más morboso tienen a su disposición online cientos de imágenes de casos sin resolver donde la escena del crimen y sus víctimas son los protagonistas. 

Pero esa es solo una pequeña parte. Entre las fotografías accesibles a través de Internet el grueso lo componen 800.000 retratos tomados en los años 80 de cada uno de los edificios de los cinco barrios de la ciudad. Además hay 1.300 imágenes apenas conocidas de la época de la depresión tomadas por fotógrafos locales que trabajaron para la Works Progress Administration, agencia creada para poner en práctica el New Deal que impulsó el presidente Franklin D. Roosevelt. 

“Sabíamos que teníamos colecciones fantásticas de fotografía y que nadie se imaginaba lo buenas que eran”, afirmaba ayer en la agencia AP Kenneth Cobb, uno de los miembros del Departamento de Registros Municipales, a su vez subdividido en otros departamentos como el de Puentes, Túneles y Estructuras. Ahí trabajaba, como jefe de fotografía, una de las pocas casi-celebridades de la colección, Eugene de Salignac, un fotógrafo que permaneció en el anonimato hasta que el propio Archivo Municipal decidió rescatarlo del ostracismo tras clasificar toda su obra, que abarca desde 1906 hasta 1934, un periodo clave en la historia de una ciudad que en aquellas décadas dejó de ser ciudad para erigirse en la gran metrópolis del siglo XX. 

Las imágenes de Salignac recogen momentos épicos de su historia, como la que muestra a un grupo de pintores en equilibrio sobre los tensores del puente de Brooklyn u otra en la que se ve el arranque de la construcción del puente de Manhattan desde una calle del barrio de Dumbo, entonces obrero y hoy transformado en uno de los más exquisitos de la ciudad. Si algo tiene esta excelente colección, que hasta ahora solo podía consultarse de forma física en la sede de los Archivos Municipales, es que da fe de la metamorfosis que ha sufrido una ciudad que en el imaginario colectivo no sería la misma si no fuera precisamente por los millones de imágenes que hay de ella.

martes, 24 de abril de 2012

«The Beatles», imágenes de los sesenta a subasta


Veinte fotografías en blanco y negro de los «Beatles», que permanecieron durante casi 50 años en un álbum familiar, serán subastadas el próximo 19 de mayo en Stockport, en el condado inglés de Cheshire (noroeste de Inglaterra). Las instantáneas, que no han sido vistas ni publicadas hasta la fecha, fueron tomadas en Londres a finales de los 60 y se pondrán a la venta junto con sus negativos originales en la casa de pujas Omega Auctions. La banda de Liverpool sigue siendo una mina de noticias.

viernes, 20 de abril de 2012

Drácula llora a Bram Stoker


Hoy se cumplen 100 años de la muerte del escritor irlandés, creador del mito del vampiro

"Strigoi, strigoi, strigoi...", susurraba hace hoy 100 años Bram Stoker. Podía ser fruto del delirio o tal vez sea una leyenda enriquecida por el paso del tiempo, pero el autor de Drácula falleció señalando —según atestiguaron sus amigos presentes— algo en un rincón de la habitación de la pensión londinense en la que pasó sus últimos días. Strigoi, en rumano, significa espíritu maligno. Una expresión final demasiado perfecta para ser pronunciada por el creador del mito moderno del vampirismo (algo parecido se cuenta de Bela Lugosi, el primer gran Drácula del cine, del que se decía paseaba por la residencia de ancianos buscando cuellos que chupar).

El irlandés Bram Stoker (1847-1912) no será recordado como un gran escritor. Rodrigo Fresán, autor de prólogo a la edición de 2005 de Mondadori de la novela, comenta: "Stoker es muy mal escritor, un ejemplo clásico de creador flojo —no hay más que leerle en su inglés original— que de repente crea una obra genial". Enrique Vila-Matas apunta en esa dirección: "Seiscientas páginas y el conde solo sale en unas quince. Al estilo de El corazón en las tinieblas, de Joseph Conrad, se crea un espectáculo alrededor de un personaje que aparece muy poco. Es más interesante y fascinante el ambiente que lo que ocurre. La narración conduce al personaje. En cambio, creó el vampiro moderno. Solo por eso merece nuestro respeto". Gonzalo Suárez, escritor y cineasta que en diversas ocasiones ha indagado en el ser y el otro, en la criatura y su creador (Mi nombre es sombra, Remando al viento), reconoce que Stoker le aburre. "Empecé a leerlo y lo dejé. Obviamente forma parte de la literatura victoriana, que sí me atrae. Pero el libro no desarrolla un carácter ontológico, juega más con el sadismo y la sangre. Todos tenemos un monstruo en nuestro interior, pero creo que justo en mí no hay de esa especie", reconoce entre risas.

Entonces, ¿qué hizo bien Stoker? El escritor irlandés, criado entre libros y profesores privados por culpa de una enfermedad infantil, publicó muchos más cuentos, y ninguno tuvo la repercusión popular y artística de Drácula. "Claro", descifra Fresán, "porque existen novelas influyentes, que por su calidad crea escuela de escritores y de obras, y novelas radioactivas, que enferman a otros, que infectan y producen mejores herederos. El éxito de Drácula radica en un personaje fascinante". Su misma construcción, a base de trozos de diarios y cartas entre los personajes, ralentiza la trama: "Es la novela en la que más se escribe y se lee. Pero, ¿cuándo van a por el monstruo?", dice Fresán.

Bram Stoker publicó Drácula en 1897, y creó el personaje bebiendo de varias fuentes: primero, del personaje real de Vlad Draculea Vlad el Hijo del Demonio / Dragon, también conocido como Vlad Tepes el empalador; del actor Henry Irving, una estrella de la época, para el que Stoker trabajó durante 29 años como representante y secretario, y cuya enfermiza relación inspiró de lejos la película La sombra del actor; y de sus charlas con un extraño orientalista húngaro llamado Arminius Vámbéry con el que se entrevistó en diversas ocasiones (Vámbery también era muy imaginativo en sus leyendas sobre la Europa oriental, y su labia y su imaginación las engordaban a gusto del oyente que tenía en cada momento). Óscar Wilde dijo que Drácula era la obra de terror mejor escrita de todos los tiempos. Arthur Conan Doyle tampoco escatimó elogios. "Es que es muy de la época victoriana", según Fresán, "es el triunfo del gótico, de un terror que crea personajes como Frankenstein, el doctor Jekyll y Mister Hyde...". ¿También puede ser la venganza de un hombre que se siente vampirizado por otro? "Como libro, efectivamente, es muy transparente, ya que son los años del advenimiento del psicoanálisis". El subconsciente de los autores sale a borbotones. "Fíjate en este Drácula, en Peter Pan, en Sherlock Holmes...". Gonzalo Suárez recalca en ese grandioso momento literario británico: "Me atrae mucho ese género. Dio unas obras de ficción fascinantes, a diferencia de la española, más realista".

La triste vida de Stoker, que arrastra a su familia detrás de Irving, que no recibe ningún dinero cuando fallece el actor, y que muere pobre víctima de la sífilis que había contraído yendo de prostitutas con Irving en París, se ha prolongado en el tiempo. Vila-Matas estuvo en Dublín alojado a pocos metros de la casa donde durante décadas vivió Stoker: "La primera vez vi una placa, que recordaba su estancia. El mismo Oscar Wilde, primer novio de Florence, posterior esposa de Stoker, vivía a pocas manzanas. Años después volví y en lugar de la casa había una clínica de cirugía estética. De la placa, ni rastro". "A mí me entristece la deriva actual del personaje", comenta Fresán. "Eso de que vayan al colegio los vampiritos de Crepúsculo...". Algo que nunca hubiera ocurrido en la novela original. Como dice el viejo conde: "Yo pertenezco a un familia muy antigua y me moriría muy pronto si me viese obligado a residir en una mansión moderna. No busco ni la alegría ni el júbilo, y menos aún la felicidad que obtienen los jóvenes por un bello día de sol y el murmullo del agua".

GREGORIO BELINCHÓN

lunes, 16 de abril de 2012

Chavela Vargas enciende México con los versos de García Lorca


La cantante presenta un disco-libro en el que aúna su música y la obra del poeta español

Cuenta Chavela Vargas que en las noches de luna tiene el honor de hablar con García Lorca: “Estaba en mi casa de Tepoztlán, sentada y sola y escuché una voz, era Federico y le pregunté: ¿Qué hicieron con tu muerte?”. Y cuenta que de ese diálogo y de esa amistad nace su último trabajo, La luna grande (Discos Corason), un disco-libro en el que la cantante más mexicana —por más que naciera en Costa Rica hace casi 93 años— recita al poeta español, mientras suenan algunas de sus melodías célebres como Cruz de Olvido o Piensa en mí. El álbum se ha presentado este domingo en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México con cartel de “entradas agotadas”, reventa a la puerta del recinto (“¡hay boletos, hay boletos!") y el entusiasmo extraordinario de los seguidores de la cantante.

Un año llevaba Chavela trabajando en este álbum, que incluye el recitado de 18 poesías, como el Romance de la pena negra o Yo soy la madre de doña Rosita, y dos canciones inéditas escritas en homenaje al granadino: Ángel que no vela y Qué hicieron con tu muerte. Y quiso presentarlo rodeada de personas queridas: Laura García Lorca, sobrina nieta del poeta, en el papel de presentadora, y dos cantantes, una por cada mundo: la española Martirio, que le dijo que gracias a su voz lloraba “muy bien” porque “nunca son lágrimas de tristeza sino de pureza limpia”, y la mexicana Eugenia León, que la calificó de “referencia para todos los que han aspirado a cantar con decoro y dignidad”.

Durante la presentación se escucharon algunos de los poemas grabados en el álbum (anoche los dos con la luna llena / yo me puse a llorar, y tu reías...) y se oyó cantar a Martirio y a Eugenia León. Pero sobre todo se escuchó, viva y auténtica, a Chavela, que empezó tímida, y que sentada en su silla de ruedas y enfundada en un elegantísimo poncho blanco y negro parecía al principio que no iba ni a hablar. Y vaya que si lo hizo: habló, cantó, contó chistes y el público se puso de rodillas y celebró todas sus intervenciones a carcajadas. Las más graciosas y las que no pretendían ser ni ingeniosas, daba igual. Hizo reír, pero también emocionó a los asistentes cuando recordó al poeta al que rendía homenaje: “Adelante, Federico; yo voy atrás con mis plantas cansadas de tanto amar, de tanto soñar, de tanto abrir puertas y ver mariposas que se quedan dormidas en la puerta de mi choza”.

Los espectadores se la querían comer. Y ella saltar al patio de butacas y dejarse devorar: “Me dan ganas de irme pa abajo, lástima que no pueda caminar”. Pero el foso y la silla de ruedas eran insalvables, así que se estableció un curioso intercambio a gritos de piropos y de agradecimientos. Aprovechando los silencios del acto, se oía la voz de algún espectador: “¡Comiste magia!”. O bien: “¡Por ti vivimos y por ti morimos y por ti lloramos!”. O simplemente: “¡Chamana!”. El resto de los asistentes chistaba para reclamar silencio pero entonces era la propia Chavela la que hacía callar a estos para enterarse bien de lo que le decían. Y no dejaba un cumplido sin respuesta: “Gracias, mi amor. Ustedes son preciosos”. Y también: “Chamana, sí ¡Y a mucha honra!”.

La cantante concluyó la presentación cantando La Llorona y Luz de luna, otro de sus temas emblemáticos que entonó junto a Martirio y a Eugenia León. Y dejó una noticia para los curiosos y los periodistas: al fin se reveló el secreto de su longevidad. Y no son los 45.000 litros de tequila que confiesa haberse bebido en su vida y que, echen la cuenta, en 93 años suponen casi litro y medio al día, pese a lo cual asegura tener un hígado “apto para la donación”. No. El secreto es que no goza del favor de los cielos. “Lorca fue un elegido de los dioses, por eso se fue temprano. En cambio a mí me odian y aquí sigo”. Y su público espera que por ahí arriba no se acuerden de ella en mucho tiempo.

viernes, 6 de abril de 2012

Al rescate de Pompeya


Arranca un proyecto financiado con 105 millones por Italia y la UE para la conservación del área arqueológica, afectada por varios derrumbes

Los primeros en ceder fueron, paradójicamente, los más entrenados. La derrota de los gladiadores contra el paso del tiempo dejó su casa en Pompeya hecha una montaña de escombros. Era noviembre de 2010 y desde entonces la zona arqueológica ha asistido impotente (?) a cuatro derrumbes más. Tan grande era la herida que se estaba abriendo en Pompeya que la tirita para parar la sangría costará unos 105 millones de euros. Es esta la cifra con la que cuenta un proyecto común entre Italia y UE para relanzar el área que ayer recibió la vía libre definitiva del gobierno de Mario Monti.

El primer ministro italiano presentó, en una comparecencia televisiva en Nápoles, las primeras cinco convocatorias de concursos públicos para la conservación de sendas casas de la zona de Pompeya. El próximo 24 de abril terminará el plazo y Dióscuros, Marinero, Paredes Rojas, Sirico y Criptóportico (así se conocen las cinco casas) descubrirán los nombres de sus nuevos cuidadores.

“En Pompeya se tiene que dar una estrecha colaboración entre cultura y desarrollo económico por el interés no solo de Italia sino de todo el mundo”, aseguró Monti. El ministro de Cultura italiano, Lorenzo Ornaghi, añadió que “Pompeya es un bien de la humanidad”. Y de los 6.000 humanos que cada día, de media, se pasean por la ciudad a la que el 24 de agosto del año 79 una erupción del Vesubio sustrajo la vida y otorgó la Historia.

De sustraer la vida al Sur de Italia se encarga en cambio, desde hace décadas, la mafia. Donde los optimistas leen términos esperanzadores como gran proyecto y restauración, la criminalidad organizada suele ver sinónimos de dinero y oportunidades. Ya ha ocurrido decenas de veces. Pero no en esta ocasión, según se empeñó en subrayar ayer el prefecto de Nápoles, Andrea de Martino. Para ello, un equipo compuesto por miembros de la policía fiscal y de varios ministerios vigilará cada paso del plan y los pagos serán completamente transparentes. “Ni un euro llegará a la camorra”, prometió De Martino.

Cruzando los dedos, los 40 millones aportados por la UE y los más de 60 procedentes de fondos italianos irán entonces solamente a reforzar muros y restaurar piezas de Pompeya. El lifting arqueológico tardará unos tres años. Más o menos el tiempo que le duró a Sandro Bondi el cargo de Ministro de Cultura italiano. Precisamente a raíz de los continuos derrumbes en Pompeya Bondi, que estuvo al frente del ministerio con el anterior gobierno de Silvio Berlusconi, tuvo que dimitir en marzo de 2011, incapaz de recomponer un puzzle cuyas piezas no paraban de caerse.

El propio ejecutivo de Berlusconi promovió entonces el Gran Proyecto Pompeya al que ayer Monti dio el pistoletazo de salida. “Preservación, mantenimiento y mejora” del área arqueológica son los objetivos. O, como dijo ayer Monti, “que Pompeya siga de pie”. Una misión nada fácil. Bien lo saben los gladiadores.

Así mataban los soldados de Hitler


Un libro recoge inéditas escuchas secretas a los prisioneros alemanes. Revelan una sorprendente brutalidad gratuita.

“Me lo cargaba todo: autobuses en las calles, trenes de civiles. Teníamos órdenes de machacar las ciudades. Yo disparaba contra todos y cada uno de los ciclistas”. Así se despachaba el suboficial Fischer, piloto derribado de un caza Messerschmitt 109 en mayo de 1942 en una conversación con un colega en un centro de internamiento de prisioneros británico sin saber que estaba siendo oído por sus captores. “Hicimos algo muy bonito con el Heinkel 112”, explicaba otro aviador a un camarada en las mismas circunstancias y en tono jocoso. “Le instalamos un cañón delante. Luego volábamos sobre las calles a baja altura y cuando nos cruzábamos con coches encendíamos las luces y ellos se pensaban que tenían delante otro coche. Y entonces hacíamos fuego con el cañón”. “Reventamos un transporte de niños”, comenta creyéndose en la intimidad el marinero Solm, tripulante de un submarino. “Un transporte infantil… para nosotros fue todo un placer”. “En Italia, a cada lugar al que llegábamos, el teniente escogía al azar 20 hombres”, narra el cabo Sommer del regimiento blindado de granaderos número 29. “Todos para el mercado, se acercaba uno con tres ametralladoras –rrr…¡rum!- y todos tiesos. Así es como se hacía”. Sommer y su interlocutor, Bender, del comando de intervención número 20 de la Marina (una unidad especial de nadadores de combate con fama de duros), ríen a gusto…

Son algunos de los muchos testimonios terribles recogidos por los aliados en el marco de un programa de escuchas secretas sin precedentes que arrojó un material escalofriante sobre la forma de luchar y sobre todo de matar del Ejército alemán en la II Guerra Mundial. Ese conjunto de documentación inédito en buena parte ha sido diseccionado y estudiado ahora por dos investigadores alemanes, Sönke Neitzel, catedrático de historia moderna, y Harald Welter, psicólogo, ambos miembros del instituto de ciencias culturales de Essen, que han recogido su trabajo en el libro Soldaten (2011), recién publicado en España bajo el título Soldados del Tercer Reich, testimonios de lucha, muerte y crimen (Crítica, 2012).

Durante la II Guerra Mundial, Gran Bretaña y EE UU retuvieron a cerca de un millón de prisioneros alemanes (en las filas de la Wehrmacht combatieron 17 millones de soldados). De ellos varios millares fueron llevados a campos especiales preparados al efecto y sometidos a pormenorizadas escuchas. Cabe imaginar que a algunos de los oyentes les habrá costado mantener la frialdad profesional cuando oían por ejemplo explicar cómo el sargento primero berlinés Müller, tirador de precisión, se cargaba sistemáticamente en Francia a las mujeres que se acercaban con ramos de flores a los soldados liberadores aliados.

El Centro de Interrogación Detallada de los Servicios Combinados (CSDIC) británico levantó 16.960 actas de lo escuchado a escondidas a los soldados alemanes que suman cerca de 50.000 páginas, mientras que los estadounidenses también extrajeron mucho material de 3.298 prisioneros cuidadosamente seleccionados de la Wehrmacht y las Waffen-SS y recluidos en Fort Hunt, Virginia. La diversidad de los espiados es completa, con todos los currículos militares imaginables, desde soldados ordinarios, de tropa corriente, hasta generales. Los miembros de las unidades de combate y particularmente de los submarinos y de la Luftwaffe están especialmente representados.

Los prisioneros hablaban con total libertad entre ellos sin tener ni idea de que estaban siendo escuchados. Para animarlos, se introducía entre los cautivos a agentes, exiliados y prisioneros dispuestos a colaborar. Pero los mejores resultados se consiguieron colocando juntos a prisioneros de rangos similares y de la misma arma. Se pirraban los tíos por contarse unos a otros sus experiencias, sus vivencias de combate y los detalles técnicos de sus útiles de guerra, ya fueran aeroplanos, tanques, submarinos o morteros.

Con las escuchas, los aliados pudieron formarse una idea muy exacta del estado, la moral y la táctica de todos los ámbitos del Ejército alemán así como de detalles técnicos de su armamento. Lo que no imaginaban los servicios secretos es que más de medio siglo después, los historiadores y psicólogos iban a encontrar un filón dorado –o más bien gris pánzer- en esa documentación. Neitzel se topó con los antiguos expedientes en el Archivo Nacional británico. “Había actas y más actas”, dice en el prólogo de su libro. “Quedé absorbido por la lectura de las conversaciones y me sentí transportado de inmediato al mundo interior de la guerra”. Lo que más le sorprendió, dice, “fue la franqueza con la que hablaban de luchar, matar y morir”.

Autores como Joanna Bourke (An intimate history of killing, 1999) o Samuel Hynes (The soldier’s tale, 1997) ya nos habían mostrado qué fácil y hasta placentero puede ser matar para el soldado. Y Wolfram Wette había revelado la culpabilidad homicida y criminal del Ejército regular alemán destripando el mito de una Wehrmacht limpia en contraposición a unas SS que se habrían encargado de las tareas sucias y de perpetrar los asesinatos en la II Guerra mundial (La Wehrmacht, Crítica, 2006). Pero Neitzel y Welter van más allá en su forma de exponer y analizar el impulso violento de los soldados del III Reich.

Probablemente lo más perturbador de las escuchas es constatar que para matar no hacía falta estar especialmente adoctrinado ideológicamente ni brutalizado por la experiencia bélica. En los testimonios se oye a los militares explayarse sobre acciones terriblemente violentas de una gratuidad absoluta, llevadas a cabo en situaciones en las que no estaban sometidos a ningún estrés y cuando no llevaban suficiente tiempo luchando como para haberse librado de la capa de civilización que supuestamente impide cometer actos así. Son ya extremadamente violentos de entrada, sin necesidad de ninguna introducción en la barbarie. Tipos que ni siquiera son especialmente nazis. Es como para perder la fe en el ser humano. “El acto de matar a otros y la violencia extrema pertenecen a la vida cotidiana del narrador y de sus interlocutores”, señala Welter. “No son nada extraordinario y hablan sobre ello durante horas al igual que hablan de aviones, bombas, ciudades, paisajes y mujeres”.

“Para mí, lanzar bombas se ha convertido en una necesidad”, dice un teniente de la Luftwaffe en una de las escuchas. “Emociona de lo lindo, es un sentimiento fantástico. Es tan bonito como cargarse a alguien a tiros”. En otra conversación, un aviador comparte el placer de cazar soldados solitarios desde su aparato “y también gente común”, que “corría como loca en zigzag”. El piloto llevaba solo cuatro días de campaña de Polonia y ya sentía gusto al matar por el simple hecho de hacerlo, con indiferencia de a quién alcanzaba. “Violencia autotélica”, la denominan Neitzel y Welter, matar por matar. Experimentar la sensación de ejercer ese último poder total, y sin castigo. “Esa clase de violencia no requiere de causa ni motivo”.

“Macho, ¡no sabes lo que me llegué a reír”, dice otro aviador que hacía saltar casas por los aires. Y otro: “Abatimos cuatro aviones de pasajeros”. “¿Íban armados?”. “Nones”. El teniente Hans Hartigs, del escuadrón de cazas 26, sobre un vuelo en el sur de Inglaterra: “Nos cargamos a mujeres y niños de cochecitos”. “Los dejamos a todos tiesos, secos. Hombres, mujeres, niños, los sacamos de la cama a todos”, cuenta el cabo paracaidista Büsing de sus acciones en Francia tras la invasión de los aliados. A veces se esgrimen motivos de una irrelevancia atroz: “A un francés le pegué un tiro por detrás. Iba en bicicleta”. “¿Te quería capturar?”. “Ni por asomo. Era que yo quería la bicicleta”.

Soldados del Tercer Reich aprovecha el material de las escuchas para realizar una disección extraordinaria del Ejército alemán –desde el sistema de condecoraciones al trato a los prisioneros, la violencia sexual o las Waffen-SS, sin olvidar la participación de las unidades militares regulares en el genocidio judío o la diferencia de moral entre las diferentes armas-. La fe en Hitler –al que los soldados caracterizan con rasgos similares a los de una estrella del pop actual (!), la falta en general de conciencia entre las tropas de que se estuviera llevando a cabo una guerra racial como machacaba la propaganda, la importancia en cambio del grupo y la camaradería, el respeto que se daba a conceptos como el valor, la dureza y la disciplina y ¡al trabajo bien hecho!, o el juicio que se hace en las conversaciones de mandos como Rommel (“valiente, intrépido” pero “sin escrúpulos”), son algunas de las materias que examinan los autores.

Neitzel y Welter, que aportan ejemplos de militares de otras contiendas y sostienen que es un universal de la guerra que el soldado no necesita motivos para matar (“los motivos son indiferentes”, “mata porque es su función”), citan en el capítulo final el elocuente testimonio de un soldado alemán Willy Peter Reese, que cayó en la II Guerra Mundial. “El hecho de que fuéramos soldados bastaba para justificar los crímenes y las depravaciones y bastaba como base de una existencia en el infierno”.

jueves, 5 de abril de 2012

Google apuesta por el arte


Más de 150 museos de todo el mundo y más de 30.000 obras están desde ayer disponibles en internet dentro del programa «Art project»


Más de 30.000 obras de arte de 151 museos de 40 países, entre ellos España, México, Argentina, Colombia y Perú, serán accesibles a partir de ahora por internet dentro del programa «Art project», que presentó ayer Google en el Museo de Orsay de París.

La gran novedad de esta segunda versión del «Art project» es que optimiza la consulta, la riqueza y diversidad de las obras presentadas respecto a su primera versión, creada con un millar de obras de 17 museos, de nueve países, subrayó el director de la iniciativa, Amit Sood.

Ahora hay muchas más obras, mucha más riqueza y variedad de contenido, de la pintura clásica a la contemporánea, la escultura, la cerámica o la litografía, además de optimizar la experiencia del usuario, que podrá navegar mucho más fácilmente, explicó.

Entre las nuevas aportaciones figuran las 46 obras de arte -entre ellas «La torre de Babel», de Bruegel, y la «Piedra del Sol»- en las que se utilizó una tecnología de captura en gigapíxeles, es decir, con 7.000 millones de píxeles, para obtener una calidad de imagen mil veces superior a la de una cámara fotográfica, mientras que el resto son de resolución muy alta, indicó.

Los museos Reina Sofía y Thyssen-Bornemisza, ambos de Madrid, el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Instituto Moderno de Valencia y el Museo de Bellas Artes de Bilbao figuran entre los siete miembros españoles de esta red, que cuenta con 18 pinacotecas iberoamericanas.

Cuatro de ellas son mexicanas: los museos Frida Kahlo, Dolores Olmedo, Nacional de Antropología y Nacional de Arte; dos brasileños: la Pinacoteca del Estado de São Paulo y el Museo de Arte Moderno de la misma ciudad, y otros dos colombianos: los museos Botero y del Oro de Bogotá.

Argentina abre sus puertas desde «Art project» al Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, y Perú, al Museo de Arte de Lima. Estados Unidos está presente con una treintena de asociados, entre ellos, el MOMA, el Met y el Museo de Bellas Artes de Houston; Alemania, con 18, y el Reino Unido, con 15.