domingo, 6 de diciembre de 2020
Las secuelas de la violencia doméstica en los más pequeños
martes, 13 de agosto de 2013
Música de Mozart como terapia contra el déficit de atención
Un nuevo tratamiento utiliza ondas de sonido y composiciones para estimular a los pacientes
El oído electrónico
"El oído es, junto a la vista, el sentido que procesa más información. Si tú le hablas a alguien y ya se pone muy nervioso, o reacciona de forma extraña, es que algo falla. Y no solo eso, también controla funciones como el equilibrio. Si tenemos problemas ahí eso puede manifestarse en la forma de trastornos psicomotrices" explica MartínezVillar.
"El oído electrónico ayuda a recuperar lo que llamamos escucha ideal, que es la que tendríamos de no sufrir esos problemas, y así el niño puede tranquilizarse y ser más consciente de su entorno y sus acompañantes".
En cualquier caso, el método Tomatis no cura. El oído electrónico no es un remedio infalible que cure milagrosamente los trastornos, pero a pacientes hiperactivos, con falta de atención o comunicación, o incluso con casos leves de autismo, puede ayudarles a alcanzar la paz que necesitan.
La psicóloga del centro Attendere explica en qué consiste el método Tomatis: "Cuando estimamos que podemos ayudar al paciente le sometemos al oído electrónico. Se le aplica cantos gregorianos y, sobre todo, música de Mozart, debido a que favorece el sentimiento de vitalidad y su tempo se acerca a los ritmos biológicos"
Tratamiento
La psicóloga explica todo el proceso que siguen en Attendere. En primer lugar realizan la historia del paciente. Se le realiza entonces un test de escucha. Según Martínez Villar "tiene un componente que se centra en la vía auditiva y otro en la ósea, por vibraciones. Representamos cómo lo capta el paciente, y su respuesta a ello, en una gráfica doble. Si la curva ósea supera o toca a la auditiva es que algo falla". En otras palabras, si el niño percibe más información mediante las vibraciones que capta su cuerpo que con el sonido, esto puede significar un trastorno en su percepción, que pueda llegar a afectar a su conducta, derivando en falta de atención graves o problemas similares.
Y es entonces cuando Wolfgang Amadeus Mozart entra en escena. "Cuando estimamos que podemos ayudar al paciente le sometemos al oído electrónico. Se le aplica cantos gregorianos y, sobre todo, música de Mozart, debido a que favorece el sentimiento de vitalidad y su tempo se acerca a los ritmos biológicos", mantiene MartínezVillar, antes de añadir que "estas melodías, filtradas y distorsionadas, además de acompañadas de las vibraciones oportunas, se modifican para coincidir en la curva que debería percibir el niño, y así proporcionan calma a un joven que habitualmente carece de ella, por lo que obtiene mejor percepción de todo lo que le rodea, lo que puede llegar a volverle bastante más comunicativo."