Salvo excepciones, todas las monedas del mundo son redondas. Esto no se debe a un capricho o una coincidencia, sino que existe una explicación técnica. Su forma redonda tiene que ver con el proceso de fabricación de las primeras monedas. Aunque ya se utilizaban en la antigua China, los historiadores hablan de que la moneda fue inventada como medio de pago en el reino de Lidia, en Asia Menor, bajo el reinado de Krosus en el siglo VII a. de C.
Los lidios, y posteriormente también los griegos y romanos, fabricaban las monedas fundiendo un metal precioso y haciéndolo gotear en un recipiente plano con arena. La tensión superficial del metal líquido y la gravedad se encargaban de que fuera surgiendo un producto con forma de lenteja que, aún caliente, era aplastado con un golpe de martillo conformando un disco. Por otra parte, la redondez siempre fue considerada como símbolo de perfección. Dado que las antiguas monedas portaban mayormente la imagen de un animal sagrado o un soberano deificado, parecía natural que su estampa no fuera relacionada con algo tan imperfecto con una forma angular.