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A George Clooney, lo que le apetece, es conducir el tractor en su Kentucky natal. De joven quería huir de ese mundo rural y hoy se reconforta en sus raíces. A sus 63 años, sin embargo, el actor sigue girando por el mundo de la interpretación y ahora se encuentra instalado con su familia en Nueva York de cara a su debut en Broadway.
Llevará al escenario (las previas arrancan el 12 de marzo) su exitosa película del 2005 Buenas noches y buena suerte, en la que relato el choque en la década de los cincuenta entre el periodista de televisión Edward R. Murrow y el senador Joseph McCarthy, el de la caza de brujas, que veía comunistas en cualquier escritor, actor o artista que se moviera.
Clooney, buen amigo del expresidente Barack Obama, es hijo de su época. Militante demócrata incondicional, y muy influyente como se constató con el aguijonazo de su artículo pidiendo la retirada de Joe Biden el pasado julio, no tiene cortapisas en hacer acto de contrición por los errores electorales ni a la hora de criticar a Trump, quien le ha calificado de “actor de mentira”.
Pero Trump campa a sus anchas, en pleno desconcierto de los progresistas, que no saben a donde agarrarse para sobrevivir al naufragio en el que se encuentran inmersos, sin que atisben una brújula que les permita recuperar el la ruta. Existe tal falta de liderato que algunas progresistas miran al actor buscando una respuesta.
En una entrevista en The New York Times, la periodista Maureen Dowd le recuerda que demócratas importantes en el partido lo han cortejado para que se presente a la presidencia. ¿Alguna vez dará el salto?”, le cuestiona. Y él responde de forma sucinta pero de manera convincente: “No”.
También compareció esta semana en el Late Show con Stephen Colbert, donde dijo que tenía la misma actitud de dar ánimos en la derrota a Kamala Harris, a la que dio su apoyo en sustitución de Biden, que la que guarda con sus hijos cuando pierden una partida de ajedrez.
Ahí expuso la teoría del péndulo. Como demócrata, explicó, “he perdido muchas elecciones”, pero insistió en que “esto es democracia y vamos a ver que sucede dentro de tres años y medio”.
En la entrevista del Times rememora una anécdota sobre su relación con el hoy todopoderoso Elon Musk, lo que le convierte en una especie de visionario. “Yo tuve la disputa original con él”, señaló el actor y director. “Se enfadó conmigo porque compré el tercer o cuarto Tesla que se vendió y simplemente se averiaba a cada momento”, aseguró.
Como explicó esto en el 2013 en un artículo en Esquire, Musk tuiteó ofendido: “En otras noticias George Clooney dijo que su iPhone 1 tenía un error en el 2007”. El aludido no se calló y planteó un “quién eres tú”. Resultó ser Musk, hoy el demoledor en jefe del gobierno de Trump y del sistema de gobierno.
Fuente: La Vanguardia