Mostrando entradas con la etiqueta Cine. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cine. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de agosto de 2017

Cuarenta años sin Groucho Marx, el genio de la comedia


En 1977, el artista fallecía a los 86 años en una clínica de Los Ángeles a causa de una neumonía

El mundo del cine y la comedia cumplen 40 años llorando la muerte de Groucho Marx, que con su humor agudo y su afán por denunciar la hipocresía de la sociedad se convirtió en una de las figuras más prominentes del siglo XX.

El 19 de agosto de 1977, a los 86 años de edad, Groucho fallecía en una clínica de Los Angeles a causa de una neumonía, pero dejó tras de sí un sinfín de actuaciones y frases satíricas que le convirtieron en una leyenda del mundo del espectáculo.

Una de sus citas más conocidas, precisamente, fue la que él mismo afirmó que quería que inscribieran en su lápida, "perdonen que no me levante", que sugirió durante una de sus últimas entrevistas, aunque este deseo nunca se cumplió.

Pese a su fallecimiento hace cuatro décadas, la figura de Groucho ha seguido estando muy presente en la cultura popular, y sus características gafas, nariz, puro y bigote se han convertido en un icono de la comedia.

En los últimos días, miles de personas han rendido homenaje al actor en la red social Twitter, donde se repiten una y otra vez decenas de sus frases más conocidas, como '"Disculpen si les llamo caballeros, pero no les conozco muy bien" o "¿A quién va a creer usted? ¿A mí o a sus propios ojos?".

Nacido el 2 de octubre de 1890 en Manhattan, Julius Marx fue el cuarto de los seis hijos de Sam Marx y Minnie Schonberg, inmigrantes judíos, y el más joven del trío cómico 'Los Hermanos Marx', que formó con Leonard, que adoptó el nombre de 'Chico', y Arthur, que se hacía llamar 'Harpo'. 

Aunque las ambiciones de Minnie Schonberg le llevaron a los escenarios desde la adolescencia joven, no fue hasta la formación de ' Los Hermanos Marx' cuando Groucho se hizo conocido, inicialmente en los teatros de Broadway, donde se convirtieron en grandes estrellas de la comedia. 

Para cuando rodaron la primera de las 13 películas de "Los Hermanos Marx", "Cocoanuts", en 1929, el trío ya era de sobra conocido. 

En sus 86 años de vida, Groucho no solo participó en 26 películas, sino que también cultivó su gusto por la literatura y escribió media decena de libros y creó amistades con novelistas de la talla de T.S Elliot o Carl Sandburg. 

Notable también fue su simpatía por el cineasta Woody Allen, de quien llegó a decir que era "el mejor". 

"Dicen que Allen cogió cosas de 'Los Hermanos Marx'. No cogió nada. Quizá hace 20 años se inspiró, pero hoy es original. El mejor, el más gracioso", dijo en una entrevista con el crítico de cine Roger Ebert.


La posición que alcanzó y su carácter indomable le llevaron a permitirse rechazar trabajos con grandes iconos del cine como Federico Fellini, considerado uno de los mejores directores de la historia. 

Muy conocida también fue su reacción a la invitación a formar parte del exclusivo club de cómicos "Friars Club of Beverly Hills", a quien contestó con un tajante "no quiero pertenecer a ningún club que acepte a gente como yo como miembro". 

Otro atrevimiento que reflejó perfectamente su carácter irreverente fue el de bailar sobre el búnker en el que Adolf Hitler se suicidó en el verano de 1958, cuando Groucho viajó a Alemania para visitar el país natal de su madre, de familia judía. 

El cómico insistió en visitar el lugar del fallecimiento del dictador nazi, trepó los seis metros de altura de escombros en los que se había transformado el refugio y procedió a marcarse un jovial charlestón como gesto de desafío, tras lo que abandonó el país germano un día después. 

Pese a sus logros, Groucho Marx, que además se casó y divorció tres veces, siempre conservó un humor ácido que le hizo ver la vida con un realismo extremo. 

"¿Éxito? El secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la honestidad. Si eres capaz de simular eso, lo tienes hecho", reflexionó en una de sus frases más célebres.


sábado, 4 de marzo de 2017

Jane Fonda: "He sido violada, y despedida por no acostarme con mi jefe"

La actriz, de 79 años, rehúsa revelar quiénes fueron sus agresores


La actriz estadounidense Jane Fonda, hija del legendario Henry Fonda, revela que fue violada y sometida a abusos cuando tenía 12 años en una entrevista publicada en la edición de esta semana de la revista digital "The Edit", del grupo Net-a-Porter. En la entrevista, realizada por la también actriz Brie Larson con motivo del Día Mundial de la Mujer -que se celebra el 8 de marzo-, habla sobre los efectos en su vida de la sociedad patriarcal.

"Para demostrarte hasta qué punto el patriarcado puede afectar a las mujeres, yo he sido violada, he sido abusada sexualmente de niña y he sido despedida por no acostarme con mi jefe, y siempre pensé que era culpa mía, que no hice o dije lo adecuado", relata Fonda, que no revela quiénes fueron sus agresores.

"Conozco a chicas jóvenes que han sido violadas y ni siquiera saben que lo fueron. Piensan, 'debe ser porque dije 'no' de forma inadecuada", prosigue.

"Uno de los logros del movimiento de la mujer es que nos ha hecho darnos cuenta de que (la violación y el abuso) no es culpa nuestra", añade la estrella de 79 años, poseedora de dos "Oscar".

"Fuimos violadas y eso está mal", subraya Fonda, que explica que en su vida estuvo rodeada de buenos hombres pero producto también de la sociedad de su época.

A preguntas de Larson, la actriz defiende sus años de activismo y su oposición a la guerra de Vietnam, y asegura que no le importó que la pudieran excluir de Hollywood y "no volver a trabajar".


viernes, 29 de junio de 2012

Nora Ephron, reina de la comedia romántica


La guionista y directora, tres veces candidata al Oscar, tenía 71 años y padecía leucemia 

 Es difícil compaginar tantas carreras y con tanto éxito como Nora Ephron. Guionista, directora, escritora y reputada periodista, todo se basaba en un único secreto: su talento. Irónica, rápida de lengua y de escritura, el espíritu irreverente de Ephron sobrevive a su muerte gracias a algunos de los momentos más chispeantes del cine y de la literatura estadounidense. El martes por la noche, una neumonía provocada por la leucemia que padecía acabó con su vida en un hospital neoyorquino a sus 71 años. 

 En el alma de Ephron está Nueva York. Nacida en esa ciudad en mayo de 1941, su infancia transcurrió sin embargo al otro lado del país, en Beverly Hills, ya que sus padres se mudaron allí para desarrollar su carrera como guionistas. Nora era la mayor de las cuatro hijas, y todas ellas se dedicaron a la escritura. Tras estudiar Ciencias Políticas en Massachusetts y pasar un año en la Casa Blanca como becaria —en un artículo recordaba que fue la única a la que no entró John F. Kennedy—, Ephron entró a trabajar como chica del correo en Newsweek. Su oportunidad le llegó con una huelga en los diarios neoyorquinos auspiciada por los tipógrafos: Ephron y unos amigos montaron un periódico satírico parodiando al The New York Post, y cuando acabó el paro el Post la fichó. 

 Así comenzó la carrera de la Ephron periodista, ensayista humorística con un gran ojo para captar el ambiente en los años sesenta y setenta, y para desmenuzar como columnista cualquier tema feminista, gastronómico o relacionado con su amado Nueva York. Y hubiera seguido en este negociado si no se hubiera casado —su segunda boda— con Carl Bernstein, el periodista que, junto a Bob Woodward, provocó con sus investigaciones sobre el caso Watergate la caída del presidente Nixon. Al convertirse en película el libro sobre el escándalo Watergate, Todos los hombres del presidente, Bernstein y Woodward, descontentos con el guion de William Goldman, le pidieron ayuda. Su libreto no fue el que se rodó, pero dio vueltas por Hollywood, y por eso acabó de guionista en un telefilme, Perfect gentleman. Su primer guion para el cine —y su primera candidatura al Oscar— fue Silkwood (1983), que recreaba la vida de Karen Silkwood, muerta en extrañas circunstancias cuando se investigaban posibles abusos en la planta de plutonio en la que trabajaba. Su director, Mike Nichols, también fue el realizador de su siguiente libreto, Se acabó el pastel (1986), basado en una novela de la propia Ephron en la que describía el infernal final de su matrimonio con Bernstein, alcohólico e infiel. Tres años después llegó su salto a la serie A de los guionistas con Cuando Harry encontró a Sally (segunda selección al Oscar), un libreto que debe mucho a los clásicos de la comedia del Hollywood dorado, con tonos más modernos, como el falso orgasmo de Meg Ryan en el mítico local Katz’s (secuencia que acaba con una anciana —en realidad la madre del director, Rob Reiner— pidiendo a un camarero: “Tomaré lo que ella”). 

 A inicios de los noventa, y viendo cómo la carrera de guionistas de sus padres había acabado ahogada en el alcohol por ser incapaces de controlar su material artístico, Ephron decidió saltar a la dirección. Debutó con la desastrosa ¿Qué le pasa a mamá?, coescrita con su hermana Delia, pero un año más tarde, en 1993, dio la campanada con Algo para recordar, con Tom Hanks y Meg Ryan. con cierto aire a Tú y yo. 

 Son años en que Ephron compagina con éxito la dirección —Un día de locos; Michael; la espectacular Tienes un email, inspirada en El bazar de las sorpresas, de Lubitsch, y Combinación ganadora— con guiones como el de Colgadas y ensayos humorísticos. Además, su matrimonio con el escritor Nicolas Pileggi (Casino) asentó su vida sentimental. 

 En el siglo XXI, Ephron fue una sabia referencia para los blogueros, con su labor en The Huffington Post, y para los mordaces escritores con libros como El cuello no engaña y exitosas obras de teatro como Imaginary friends y Love, loss, and what I wore. Escribió y dirigió Embrujada (2005) y Julie & Julia (2009). En el momento de su fallecimiento estaba trabajando en una serie de televisión y en dos películas.

 Entre las miles de frases que dijo, de listados geniales que escribió y de anécdotas que vivió, hay una que Ephron contaba a todo el que quisiera aunque poca gente le hizo caso: ella creía que el famoso Garganta Profunda del caso Watergate era Mark Felt, del FBI, aunque Bernstein nunca se lo reveló, porque sus siglas coincidían con la expresión con la que le denominaba su marido: “My friend (Mi amigo)”. Acertó.