sábado, 10 de noviembre de 2012

El arado perjudicó a la gente del Neolítico


La expansión de la agricultura dañó nuestra salud
Hace unos 10.000 años, cuando muchas poblaciones humanas comenzaron a cultivar la tierra y adoptaron un modo de vida más sedentario, se produjo un descenso generalizado de la altura de los individuos y un considerable empeoramiento de su salud. Esta es la conclusión a la que llegó la antropóloga Amanda Mummert, de la Universidad de Emory, en Atlanta, que llevó a cabo el primer estudio a gran escala sobre los efectos que tuvo en nuestra especie la introducción de la agricultura.
Según señaló en la revista Economics and Human Biology, en general tendemos a asumir que tener acceso a una fuente estable de alimentos repercute positivamente en la salud. "Sin embargo, los primeros agricultores experimentaron graves deficiencias nutricionales y tuvieron muchas dificultades para adaptarse a sus nuevas condiciones, probablemente porque se volvieron dependientes de unos pocos cultivos".
Para Mummert, los asentamientos permanentes contribuyeron a extender las enfermedades infecciosas, ya fuera por su propia insalubridad o porque las comunidades convivían con sus animales domésticos. En cualquier caso, esta experta indica que este mismo fenómeno puede rastrearse en distintas zonas del mundo, desde el Sudeste Asiático a Europa, a partir de los restos obtenidos en las excavaciones arqueológicas.
El antropólogo George Armelagos, coautor del estudio, apunta que "los humanos hemos pagado un precio biológico muy alto por haber adoptado la agricultura, especialmente en lo que se refiere a la variedad de nutrientes. Incluso en la actualidad, obtenemos alrededor del 60% de nuestras calorías exclusivamente del arroz, el maíz y el trigo".

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