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miércoles, 5 de junio de 2013

La salud a un ‘click’ en el bolsillo



La multiplicación de páginas web y aplicaciones móviles sanitarias facilita a los pacientes el acceso a información. La fiabilidad es todavía una asignatura pendiente 

 Un simple temblor de manos se convierte en Párkinson, un dolor de cabeza en un tumor y el malestar estomacal en una úlcera. Las consultas online sobre enfermedades y síntomas son cada vez más comunes, pero las respuestas no siempre son correctas. Buscar un diagnóstico en la Red puede ser una práctica un tanto arriesgada dado que puede llevar a grandes equívocos. Internet no es un médico, no lo sabe todo y mucho menos puede tratarle de una enfermedad. 

 La encuesta Los ciudadanos ante la e-salud, publicada en julio de 2012 por el Observatorio Nacional de Telecomunicaciones, confirma que un 29,7% de los pacientes consulta Internet antes de acudir al médico y un 54,6% lo hace al salir de la consulta. 

 Sin duda, las nuevas tecnologías de la información facilitan el acceso a datos médicos. Los profesionales pueden compartir de manera rápida y con gran difusión sus conocimientos, entre ellos y con sus pacientes. La utilidad de nuevas herramientas online y móviles para la promoción de salud es ya una realidad que, sin embargo, no está exenta de riesgos. La fiabilidad de la información es una cuestión que todavía está por resolver y que preocupa crecientemente a la comunidad médica y la ciudadanía. 

 Una de las soluciones más plausibles es la creación de sellos o distintivos que certifiquen la credibilidad y calidad de los contenidos médicos de una página web o una aplicación, supervisados por la administración y los propios profesionales. Roberto Nuño, director del Instituto Vasco de Innovación en Salud y organizador del curso Salud 2.0 el próximo julio en Bilbao, encuentra una objeción a este sistema: la actualización. “Una web con un distintivo puede mantenerlo aunque con la actualización de contenidos deje de cumplir los requisitos iniciales”, alerta. 

 Pese a las limitaciones, en España ya hay en marcha varios proyectos para certificar la calidad de la información sanitaria en la Red. La Agencia de Calidad Sanitaria de la Junta de Andalucía tiene desde hace cuatro años su propio sello, Páginas Web Sanitarias, que garantiza que el sitio online cumple con unos requisitos básicos de fiabilidad. 

 También el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona ha impulsado una iniciativa en este sentido: la Web Médica Acreditada (WMA). En su web se pueden consultar los sitios online con información sanitaria fiable que este organismo ha certificado con su sello de calidad.Cualquier página acreditada por WMA cumple unos requisitos básicos: identifica a los responsables sanitarios del sitio (nombre, especialidad y actividad profesional habitual), tienen una estructura comprensible y de fácil uso, indica la fecha de actualización de la página, así como la autoría de los textos y las fuentes que se han consultado. Si existe la posibilidad de hacer consultas, estas páginas indican que las respuestas nunca sustituyen a la consulta médica personalizada. Además, avisan del tratamiento que se hará de los datos que se obtengan del usuario, asegurando la confidencialidad de los mismos. 

 A nivel internacional, existen los sellos de MedCIRCLE, proyecto financiado por la Unión Europea, y la Review Accreditation Commission (URAC), el sistema de acreditación más usado en Estados Unidos. 

 La información poco fiable no es la única preocupación de médicos y usuarios. Las tecnologías móviles han abierto la puerta a la creación de aplicaciones que se pueden instalar en teléfono para diagnosticar, controlar y tratar enfermedades. Dan algo más que información, sino un servicio. Un ejemplo es el dosímetro, que indica al paciente la dosis que debe tomar de un determinado medicamento. En estos casos, la recomendación del director del Instituto Vasco de Innovación para la Salud a los pacientes, es clara: “mejor si la receta un médico”. 

 Nos acercamos a ese día en que los doctores prescriban medicamentos y aplicaciones móviles, asegurando a quienes las usen que son las indicadas. De momento, ante el boom de app relacionadas con la salud y la falta de regulación al respecto, que impide distinguir las fraudulentas de las útiles, la responsabilidad del paciente es clave. “Es mejor no usarlas si no se tiene la certeza de su fiabilidad. Del mismo modo que recomendamos no automedicarse”,subraya Nuño. “Si una aplicación sustituye un dispositivo médico como un glucómetro o un electrocardiograma, el App tiene que cumplir la misma normativa que el aparato al que sustituye”, añade. 

 La Agencia de Calidad para la Salud de Andalucía ha dado un paso adelante para que tanto ciudadanos como facultativos sepan qué aplicaciones son seguras. Esta institución ha elaborado una serie de recomendaciones que pretenden fomentar el buen uso y desarrollo de las aplicaciones móviles de salud. Estas directrices están dirigidas a todos los colectivos: desarrolladores, profesionales sanitarios y ciudadanía.  

 Javier Ferrero, responsable de sistemas y tecnología de la Agencia, apunta la necesidad de que un distintivo que distinga las aplicaciones útiles de las que no lo son. En su opinión, aquellas que ofrecen diagnósticos a partir de unos síntomas son las que más riesgos entrañan. “En España no se usan mucho porque hay acceso gratuito al sistema sanitario público, pero en otros países no es así y la gente busca un diagnóstico sin costes”, apunta Ferrero. 

 Las preferidas por los usuarios son las herramientas móviles sobre comida saludable, ejercicio físico, contadores de calorías, nutrición y estilo de vida, en ese orden. 

 Busque su App de salud 

 Desde Calidadappsalud, el equipo de Ferrero ha desarrollado algunas aplicaciones que pueden ser de gran ayuda antes de acudir al médico o no olvidarse de tomar la medicación. 

 Escuela de Pacientes es un espacio que ofrece recursos para que los pacientes preparen su visita al médico con antelación. ¿Qué preguntas se deben hacer al doctor? Esta aplicacion dice cuáles. 

 Los enfermos crónicos que toman medicación a diario encontrarán muy útil Recuérdame. La tecnología le ayuda a no olvidarse de tomar sus pastillas. 

 Los premios Ideas Sanitas, que celebraron su primera edición en enero de 2013, premiaron diferentes aplicaciones de salud para teléfonos móviles. 

 Una de las ganadoras fue Dermomap, que sirve para diagnosticar problemas en la piel. Cuenta con una guía visual e interactiva que permite buscar enfermedades, indicar si el paciente sufre alguna de ellas según sus síntomas y evaluar los conocimientos adquiridos con un test. Según sus creadores, los dermatólogos Sergio Vañó, Pedro Jaén y Manuel Fernández, está dirigiad a profesionales y pacientes, aunque advierten que luego es necesario el diagnóstico visual de un médico. 

 La otra aplicación galardonada fue iDoctus, una plataforma web y móvil de servicios para los médicos. A través de esta herramienta pueden consultar dudas, comprobar interacciones de medicamentos y colaborar con otros profesionales. Para su uso es necesario disponer de un número de colegiado médico. 

 Quienes paceden diabetes también tienen su aplicación. En la versión online o móvil de SocialDiabetes disponen de diferentes recursos para tratar su dolencia. "Permite a tu médico controlar tu diabetes remotamente gracias a sus estadísticas, análisis evolutivo, sistema de alertas y mensajes entre la web y tu dispositivo móvil. Hay más ventajas, ahorro de tiempo, ahorro de dinero, evitamos todas las incomodidades e interrupciones que la diabetes puede introducir en tu vida diaria. debe ser utilizado con responsabilidad, se puede considerar un dispositivo médico debido a que hace recomendaciones sobre la administración de dosis de insulina, que adapta de forma dinámica, en función de los parámetros que introduces y tus necesidades personales. Úsalo siempre bajo la supervisión de tu médico", explica su página web.

sábado, 22 de septiembre de 2012

El anticonceptivo perfecto no existe


Un estudio constata que el anillo y el parche causan más trombos que la píldora. Los expertos coinciden en que todos los métodos son seguros, pero el ideal todavía no ha llegado 

 Un estudio publicado recientemente en el British Medical Journal volvió a abrir el debate: los dispositivos anticonceptivos hormonales, como el parche y el anillo vaginal, causan más trombos que las píldoras. El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Copenhague, que siguió durante una década a 1,6 millones de mujeres de 15 a 49 años, concluye que las que usan anticonceptivos orales con el principio activo levonorgestrel tienen tres veces más riesgo de sufrir trombosis venosas que las que no usan métodos hormonales. Y este riesgo es hasta 7,9 y 6,5 veces superior en las mujeres que emplean parches transdérmicos o anillos vaginales. 

 La evidencia de que los métodos hormonales presentan algún riesgo más que los que no llevan hormonas y que, entre los hormonales, hay algunos que tienen más riesgos que otros está ya contrastada por decenas de estudios. La cuestión es, ¿son esos riesgos lo suficientemente altos como para cuestionarse el uso de estos métodos en mujeres sanas? Los expertos consultados creen que no, aunque con matices. 

 “Cuando todos tienen muy pocos riesgos, el que menos tiene no es casi de importancia. Entre el 0,01% de problemas y el 0,02%, la diferencia en términos totales es muy pequeña: 1 por 10.000 frente a 2 por 10.000. Es muy raro el problema, aunque uno tenga el doble de riesgo que el otro”, advierte Lorenzo Arribas, médico de familia en el centro de salud del barrio granadino de La Chana y miembro del grupo de la Mujer de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. En su opinión, la anticoncepción hormonal “tiene muchas más ventajas que inconvenientes”. “Es mucho mayor el bien que le hace a la mujer que el daño potencial”. 

 En eso coinciden los médicos consultados. Ventura Serrano, de la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia, recuerda que hace unos años vio a una mujer de 22 años con una trombosis causada por un método anticonceptivo hormonal. “Eso pasa”, admite. Pero los riesgos de emplear estos métodos son menores que los de no emplearlos. “El trauma psicológico de un aborto, de una interrupción voluntaria de embarazo, supera a los posibles efectos secundarios de los métodos hormonales”, apunta Serrano. 

 Cuando acuden a una consulta para que le aconsejen un anticonceptivo, a las mujeres les preocupan los efectos secundarios. Aunque, según los médicos consultados, lo que buscan, sobre todo, es eficacia. Otra de las prioridades suele ser que sea “cómodo”, apunta el Luis Enrique Sánchez Acero, médico experto en planificación familiar y presidente de la Federación de Planificación Familiar Estatal. Su experiencia es que en más de la mitad de los casos la mujer llega con una idea previa de lo que quiere. “Un 40% viene a que le asesoremos”, dice. Y el 70% de las pacientes acude sola a la consulta o acompañada por una amiga, sobre todo las más jóvenes. Apenas el 30% va con su pareja, afirma Sánchez Acero, que advierte de que para los casos en los que la pareja opta por el preservativo sería conveniente que acudiera el hombre para que se sienta corresponsable y explicarle su uso correcto. 

 Las mujeres siguen cargando con la mayor parte del peso en la elección y uso del método anticonceptivo, pero los últimos datos del teléfono de información sexual del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ) indican que algo está cambiando. Por primera vez desde que se creó, en 1994, en el primer semestre de este año han llamado más hombres que mujeres. 50,1% frente a 49,9%. “Hace 10 años el porcentaje era 70% de llamadas de mujeres y 30% de hombres”, señala Raúl Perales, director del IAJ. “Es un dato positivo, demuestra que hay más corresponsabilidad”. 

 Los teléfonos de la Junta (901406969 y 955035052) han recibido en el primer semestre de este año 4.116 llamadas, un 30% más que el año pasado. Y hay un dato llamativo: el 25% de las consultas llegan desde fuera de Andalucía. Los recortes han terminado por llevarse por delante los teléfonos similares que había en algunas comunidades y ya solo Andalucía y Canarias cuentan con este servicio. “Los datos demuestran que es un servicio demandado”, sostiene Perales. 

 El teléfono de información sexual del IAJ recibe llamadas (y consultas por correo electrónico) de personas entre 12 y 60 años, aunque la mayoría tiene entre 19 y 30. Las preguntas sobre anticoncepción hormonal ocupan el segundo puesto de la tabla de las dudas más frecuentes, por detrás de las infecciones de transmisión sexual. Pero entre las mujeres, la anticoncepción hormonal es la primera causa de llamada (1.439 en el primer semestre). 

 Marisa Díaz, psicóloga clínica y sexóloga, es una de las tres personas que resuelven las dudas que llegan por teléfono o correo. Las dudas sobre anticoncepción son frecuentes y variadas, constata. “He olvidado tomar la píldora anticonceptiva, ¿qué debo hacer?”. “¿Qué diferencia hay entre olvidarla la primera semana, la segunda o la tercera?”. “Me quité el anillo vaginal para tener relaciones y olvidé ponérmelo”. Díaz empezó a trabajar en este servicio cuando se creó, hace 18 años, y asegura que la irrupción de Internet ha revolucionado la información sexual. “Internet tiene un papel muy importante en el tema de anticoncepción. Es básico para la información. Pero también para la desinformación, encuentras muchas informaciones contradictorias”. 

 Con todo, la sexóloga asegura que los jóvenes, y también los adultos, “están cada vez más informados” sobre el uso de métodos anticonceptivos. “La idea de que los jóvenes son alocados no se corresponde con la realidad. Se preocupan y se ocupan de usar un método anticonceptivo. Otra cosa es que surjan dudas”. El día que más llamadas recibe el teléfono es el lunes. Y el perfil más frecuente del usuario, el de un joven universitario entre 25 y 27 años. “Y no es que los universitarios tengan más dudas que los otros. Es que son conscientes de que tienen esas dudas”, advierte Díaz. “Para dudar hay que tener información”. 

 Estudios como el realizado por la Universidad de Copenhague siempre agitan al sector. Para unos, crean alarma con escaso fundamento; para otros, constatan lo que ya se intuía. Lorenzo Arribas es de esta opinión y defiende estos trabajos. “Son valiosos, han seguido a muchas mujeres muchos años. Y los resultados no son sorprendentes”, advierte. “Hace años que se sabe que los preparados hormonales combinados (los que llevan dos hormonas: píldoras, anillos o parches) pueden dar algún problema, el más relevante la trombosis venosa, en determinados casos”. 

 Partiendo de que todos los métodos son, “en general, seguros”, Arribas llama la atención sobre los que llevan gestágenos de segunda generación, los “más antiguos”, que han demostrado tener menos riesgos para la salud (causan menos trombosis venosas) que la combinación de hormonas que llevan las píldoras más modernas. Sin embargo, en España se han impuesto estas últimas. “Los métodos más usados en España no son siempre ni los más eficaces ni los más seguros para la salud”, asegura. En algunos países, como en Holanda, no ocurre así: “Cuando saltó la alarma de que los preparados nuevos podían dar más problemas se cambiaron en gran medida por los otros”, apunta el médico. 

 En España, los expertos coinciden en que la industria ha sabido situar los productos que le interesaba vender. “Es un mundo complejo en el que hay muchos intereses en juego”, señala Ventura Serrano. El doctor Arribas alude también a esos “intereses” de mercado que pueden inclinar la balanza a favor del uso de un método. “La campaña para la comercialización del anillo vaginal ha sido muy importante. Sabiendo esto se entenderá que haya críticas a los artículos que cuestionen algo de este método”, señala. 

 Como en todos los sectores, las empresas intentan impulsar los métodos que le reportan más beneficios. “¿Por qué no se habla del DIU, que es más eficaz? El DIU de cobre solo falla el 0,8% de las veces y el DIU de levonorgestrel el 0,2%”, advierte Arribas, firme partidario de los anticonceptivos reversibles de larga duración, como el DIU y el implante subcutáneo. En su opinión, son los métodos más eficaces, los que menos fallan y los más seguros para la salud de las mujeres. Además de los que ofrecen mejor relación “coste-efectividad”. “Con el DIU de cobre, por unos 40 euros hay anticoncepción por 10 años. El anillo vaginal, el parche y algunas píldoras suponen un gasto de 20 euros al mes”. 

 El doctor Sánchez Acero admite que la industria “tiene mucha capacidad de presión sobre los médicos”. “Pero los médicos tenemos también la información para saber que todos los métodos son seguros y utilizables. No tenemos que inclinarnos más hacia uno u otro. Desde la industria nos informan y nos visitan, pero debemos tener nuestro criterio”, sostiene. 

 Algunos médicos tienen una preferencia concreta a la hora de prescribir un método, mientras que otros dejan que la mujer elija, siempre y cuando el que prefiera no esté contraindicado en su caso. Aunque los riesgos sean bajos, los problemas derivados de los métodos con hormonas crecen cuando la mujer presenta alguna patología como diabetes, obesidad o es fumadora. En estos casos, conviene evitar estos anticonceptivos. Por eso lo primero que se suele hacer es valorar los antecedentes clínicos personales y familiares. Y lo segundo, mirar las circunstancias y las necesidades de la paciente: desde su edad y su forma de vida, al tipo de relación de pareja que mantiene. 

 Ezequiel Pérez Campos, miembro del Grupo Daphne y director de la Sociedad Española de Contracepción, cree que ningún método es “especialmente mejor o peor”. Si lo que se busca es eficacia, los estudios constatan que ganan los hormonales y los intrauterinos. Algo más abajo queda el preservativo que, por otra parte, tiene a su favor que es el único que previene de las enfermedades de transmisión sexual. En España es el elegido por el 35,6% de las parejas, según la última encuesta realizada por Bayer y el Grupo Daphne. Le sigue lejos la píldora, con el 16,3% de uso, un porcentaje bajo en comparación con otros países europeos. 

 Ventura Serrano está convencido de que “no existe el método ideal”. Hay mujeres que entran en su consulta y le dicen: “Hágame unos análisis y deme la píldora ideal”. Él siempre contesta lo mismo: “Olvídese”. “La que a una mujer le va bien, a otra no”. “Salen píldoras nuevas todos los días porque no hay una ideal. Todos los laboratorios pretenden coger ese mercado: encontrar un método que evite la ovulación y que tenga síntomas secundarios cero. Eso no existe”, insiste Serrano. “La están buscando, pero es posible que nunca exista porque todo es artificial”.