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viernes, 29 de junio de 2012

Nora Ephron, reina de la comedia romántica


La guionista y directora, tres veces candidata al Oscar, tenía 71 años y padecía leucemia 

 Es difícil compaginar tantas carreras y con tanto éxito como Nora Ephron. Guionista, directora, escritora y reputada periodista, todo se basaba en un único secreto: su talento. Irónica, rápida de lengua y de escritura, el espíritu irreverente de Ephron sobrevive a su muerte gracias a algunos de los momentos más chispeantes del cine y de la literatura estadounidense. El martes por la noche, una neumonía provocada por la leucemia que padecía acabó con su vida en un hospital neoyorquino a sus 71 años. 

 En el alma de Ephron está Nueva York. Nacida en esa ciudad en mayo de 1941, su infancia transcurrió sin embargo al otro lado del país, en Beverly Hills, ya que sus padres se mudaron allí para desarrollar su carrera como guionistas. Nora era la mayor de las cuatro hijas, y todas ellas se dedicaron a la escritura. Tras estudiar Ciencias Políticas en Massachusetts y pasar un año en la Casa Blanca como becaria —en un artículo recordaba que fue la única a la que no entró John F. Kennedy—, Ephron entró a trabajar como chica del correo en Newsweek. Su oportunidad le llegó con una huelga en los diarios neoyorquinos auspiciada por los tipógrafos: Ephron y unos amigos montaron un periódico satírico parodiando al The New York Post, y cuando acabó el paro el Post la fichó. 

 Así comenzó la carrera de la Ephron periodista, ensayista humorística con un gran ojo para captar el ambiente en los años sesenta y setenta, y para desmenuzar como columnista cualquier tema feminista, gastronómico o relacionado con su amado Nueva York. Y hubiera seguido en este negociado si no se hubiera casado —su segunda boda— con Carl Bernstein, el periodista que, junto a Bob Woodward, provocó con sus investigaciones sobre el caso Watergate la caída del presidente Nixon. Al convertirse en película el libro sobre el escándalo Watergate, Todos los hombres del presidente, Bernstein y Woodward, descontentos con el guion de William Goldman, le pidieron ayuda. Su libreto no fue el que se rodó, pero dio vueltas por Hollywood, y por eso acabó de guionista en un telefilme, Perfect gentleman. Su primer guion para el cine —y su primera candidatura al Oscar— fue Silkwood (1983), que recreaba la vida de Karen Silkwood, muerta en extrañas circunstancias cuando se investigaban posibles abusos en la planta de plutonio en la que trabajaba. Su director, Mike Nichols, también fue el realizador de su siguiente libreto, Se acabó el pastel (1986), basado en una novela de la propia Ephron en la que describía el infernal final de su matrimonio con Bernstein, alcohólico e infiel. Tres años después llegó su salto a la serie A de los guionistas con Cuando Harry encontró a Sally (segunda selección al Oscar), un libreto que debe mucho a los clásicos de la comedia del Hollywood dorado, con tonos más modernos, como el falso orgasmo de Meg Ryan en el mítico local Katz’s (secuencia que acaba con una anciana —en realidad la madre del director, Rob Reiner— pidiendo a un camarero: “Tomaré lo que ella”). 

 A inicios de los noventa, y viendo cómo la carrera de guionistas de sus padres había acabado ahogada en el alcohol por ser incapaces de controlar su material artístico, Ephron decidió saltar a la dirección. Debutó con la desastrosa ¿Qué le pasa a mamá?, coescrita con su hermana Delia, pero un año más tarde, en 1993, dio la campanada con Algo para recordar, con Tom Hanks y Meg Ryan. con cierto aire a Tú y yo. 

 Son años en que Ephron compagina con éxito la dirección —Un día de locos; Michael; la espectacular Tienes un email, inspirada en El bazar de las sorpresas, de Lubitsch, y Combinación ganadora— con guiones como el de Colgadas y ensayos humorísticos. Además, su matrimonio con el escritor Nicolas Pileggi (Casino) asentó su vida sentimental. 

 En el siglo XXI, Ephron fue una sabia referencia para los blogueros, con su labor en The Huffington Post, y para los mordaces escritores con libros como El cuello no engaña y exitosas obras de teatro como Imaginary friends y Love, loss, and what I wore. Escribió y dirigió Embrujada (2005) y Julie & Julia (2009). En el momento de su fallecimiento estaba trabajando en una serie de televisión y en dos películas.

 Entre las miles de frases que dijo, de listados geniales que escribió y de anécdotas que vivió, hay una que Ephron contaba a todo el que quisiera aunque poca gente le hizo caso: ella creía que el famoso Garganta Profunda del caso Watergate era Mark Felt, del FBI, aunque Bernstein nunca se lo reveló, porque sus siglas coincidían con la expresión con la que le denominaba su marido: “My friend (Mi amigo)”. Acertó.