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jueves, 10 de octubre de 2013

Francia recuerda a Edith Piaf


Edith Piaf, que empezó cantando en la calle y en cabarets y acabó como artista consagrada que llegó a actuar en lo alto de la Torre Eiffel, murió hace cincuenta años, un aniversario que se cumple este jueves y con el que se rinde homenaje a una de las grandes voces de la música francesa. 

París recordará al alma de esta intérprete esencial de la canción francesa con un festival que hasta el domingo contará con actuaciones musicales en las calles de los barrios en los que vivió Piaf, según ha explicado Bernard Marchois, conservador del museo dedicado a la artista. 

Pese a su figura menuda -no llegaba al metro y medio de altura-, su andar patoso y sus vestidos siempre negros, la fuerza encima del escenario convirtió a Piaf en un icono de la canción francesa. El éxito musical fue acompañado de una cierta leyenda en torno a su figura: en el número 72 de la rue de Belleville de París hay una placa que recuerda el nacimiento de Piaf "en los peldaños de esta casa" cuando, en realidad, nació en un hospital cercano, según su partida de nacimiento. 

Sin embargo, es cierto que la artista francesa tuvo una niñez dura: fue abandonada por su madre y vivió con su padre, a quien acompañaba pasando el platillo cuando este actuaba como contorsionista en la calle. Durante la infancia, Piaf también convivió con su abuela materna, que trabajaba como domadora de pulgas en un circo, y con su abuela paterna, que regentaba un prostíbulo en Normandía. 

Gorrión 

A los 15 años, la joven parisina empezó a cantar en la calle, donde fue descubierta por el dueño del cabaret Gerny's, Louis Leplée, quien rebautizó a Edith Giovanna Gassion como la "môme" (muchacha)" Piaf" -que, en lenguaje familiar, significa gorrión- y le dio la oportunidad de actuar en su local. 

La carrera musical de este icono de la música francesa levantó el vuelo en los cabarets y 'music halls' parisienses, donde consiguió un gran reconocimiento y llegó a actuar en salas emblemáticas como Pleyel y Olympia. Sin embargo, detrás su éxito musical se escondían las dificultades, como la muerte de su única hija, Marcelle, a la que tuvo con 18 años, víctima de una meningitis a los dos años. 

" Edith Piaf cantaba su vida", ha señalado Marchois, quien considera que estas experiencias vitales hicieron que en lugar de interpretar temas "divertidos y alegres" optara por canciones sobre el amor, algunas de ellas tan conocidas como 'La vie en rose'. 

Vida tumultuosa 

Los triunfos profesionales fueron acompañados de una vida tumultuosa e intensa, con mudanzas constantes, dos maridos y numerosos amantes, aunque su gran amor fue el boxeador francés de origen argelino Marcel Cerdan, de quien se enamoró en Nueva York, una ciudad en la que Piaf siguió forjando su leyenda y donde cosechó grandes ovaciones, como las del Carnegie Hall. 

Pocos años después, Cerdan falleció en un accidente de avión y su muerte marcó a la cantante francesa, que se dejó llevar por la fatalidad abusando del alcohol y la morfina. A pesar de la decadencia física, la artista francesa tuvo fuerzas para dar diversos conciertos en la sala Olympia, en la que había actuado en sus inicios y que empezaba a tener problemas financieros. 

En una entrevista publicada algún tiempo antes de fallecer, Piaf formuló un deseo -"no me gustaría morirme vieja"- que se convirtió en presagio, ya que murió en el sur de Francia, acompañada de su segundo marido, Theo Sarapo, a los 47 años, a causa de un fallo hepático. 

La muerte no puso punto final a su leyenda, ya que los discos de Piaf se siguen vendiendo y en su tumba, situada en el cementerio parisiense de Père Lachaise, cada día hay flores frescas que recuerdan a la interprete de 'Je ne regrette rien' (No me arrepiento de nada). 

La influencia de Edith Piaf en la música francesa no se explica sólo con su discografía porque la diva impulsó también las carreras artísticas de otros intérpretes, como Charles Aznavour y Georges Moustaki. La vida de Piaf ha sido llevada a la gran pantalla en la película 'La vie en rose', ganadora de cinco premios César y un Oscar a Marion Cotillard como mejor actriz principal.

Fuente: El comercio

lunes, 17 de septiembre de 2012

De uvas y viñas por el Sur de Francia


Que el Languedoc-Rosellón es tierra de vinos no es un secreto para nadie y octubre es una de las mejores épocas para visitar esta zona francesa. 

 El mes de la vendimia por excelencia es septiembre y es por esto que esta época es una de las mejores para visitar la región francesa de Languedoc-Rosellón. Además, el veranillo de San Miguel hace que la temperatura sea idónea para pasear entre los viñedos. 

 El municipio de Juvignac, al oeste de Montpellier, se encuentra el Château de Fourques, con 50 hectáreas de viñedos que se pueden visitar en compañía del viñador. A través de un paseo de una hora se puede conocer la historia de la hacienda y el como se elaboran los vinos de Saint Georges d’Orques. Este paseo también ofrece una degustación de vinos directamente de la cuba y de productos relacionados con el mundo vinícola como cartagène ambrée, confites de vino (blanco, rosado, tinto) y vinagres. 

 Esta visita dura unas dos horas y se puede realizar de lunes a sábas de 10h a 12h y de 15h a 19h. El precio es de 10 € por persona y gratis para los menores de 12 años. El grupo mínimo es de dos personas y hay que reservar con, al menos, 48 horas de antelación. 

 Por su parte, en Chusclan se celebra el 13 y 14 de octubre la 14ª edición de las Vendimias de la Historia, una fiesta tradicional de los viñadores a través de la que Chusclan viajará en el tiempo hasta un pueblo de Ródano de antaño. Así, las calles estarán repletas de paja, los garajes se convertirán en pequeños puestos en los que comprar productos típicos de la región y sus habitantes se vestirán como sus antepasados. 

 Entre las actividades que se celebrarán destacan una demostración de los viejos oficios, animaciones musicales y folklórica, vendimias a la antigua usanza y cortejo viñador, una carrera viñadora y una granja pedagógica, entre otros. Y como imprescindible, el domingo por la tarde se celebrará el prensado, recogida y exprimido de la uva tal y como se hacía antiguamente de la mano de los viñadores disfrazados