lunes, 27 de febrero de 2012

Educar a la francesa


Duermen sin molestar a sus padres, comen de todo, saludan siempre... Un libro que alaba la educación de los niños franceses abre un fuerte debate en los países anglosajones


"Incroyable, c'est incroyable", mascullaba Nicolás Sarkozy poco antes de una entrevista en la televisión pública France 3. Al presidente francés le parecía inconcebible que el ingeniero de sonido y la maquilladora que habían estado junto a él en los momentos previos a la emisión hubiesen ignorado el saludo que les había dirigido. «¿Qué menos que cuando uno es invitado pida un mínimo de educación?», se preguntaba ante la cámara cuando el programa aún no estaba en el aire. «¿Esto es el servicio público o estoy entre manifestantes?», añadía con gesto ofendido.
Sería difícil imaginar una escena así en cualquier otro país. En la muy laica Francia el saludo es lo más parecido a un precepto religioso y vulnerar sus reglas resulta una ofensa que puede acarrear pena de excomunión social. Como los buenos modales a la mesa, el respeto a los peatones en los pasos de cebra o la estricta observancia de los turnos en las colas, el 'bonjour' constituye una de las vértebras sobre las que pivota ese intangible que se denomina 'politesse' -cortesía sería la traducción más aproximada-, un código de buenas costumbres que es una de las señas de identidad del país vecino.
El ritual del saludo es inculcado desde la más temprana infancia. A la periodista estadounidense Pamela Druckerman le sorprendió la exquisita cortesía de los niños cuando hace ya unos años dejó su país y se instaló junto a su pareja londinense y su hija de 18 meses en Francia. El contraste entre los bruscos modales de los hijos de sus amigos americanos, que le ignoraban olímpicamente cuando se acercaba a ellos, y la amabilidad de sus nuevos vecinos despertó su curiosidad.
El interés fue en aumento cuando se dio cuenta de que las diferencias iban bastante más allá. Los niños franceses, constató, se comportaban civilizadamente en la mesa en los restaurantes, transitaban por los supermercados sin encapricharse de lo primero que veían y dormían de un tirón cada noche sin molestar a sus progenitores
Druckerman consultó estadísticas, habló con psicólogos, educadores y especialistas, y llegó a la conclusión de que existe una enorme brecha entre la educación en Francia y la que se aplica en los países anglosajones. La periodista plasmó sus conclusiones en un libro que ha tenido una excelente acogida en Estados Unidos y Gran Bretaña. La obra ha sido titulada de forma diferente en ambos mercados. En EE UU se llama 'Bringing up bebe: One american mother discovers the wisdom of french parenting' (Criando a un bebé: una madre americana descubre la sabiduría de los padres franceses) y en Reino Unido, 'French children don't throw food' (Los niños franceses no arrojan la comida).
Los títulos, como se ve, son toda una declaración de intenciones. Druckerman recurre a su experiencia personal y escribe que cuando viajaba entre París y Londres a bordo del tren Eurostar distinguía la nacionalidad de un niño sin necesidad de oír en qué idioma hablaba. El que abandonaba cada dos por tres su asiento y gritaba y corría por los pasillos molestando a los demás viajeros no era nunca francés. Sus vivencias en su país de adopción ocupan buena parte del libro. Cuenta por ejemplo la sorpresa que se llevaron sus vecinos franceses cuando en una fiesta de cumpleaños infantil se presentó el hijo de unos amigos americanos con dos obsequios: el regalo para el que cumplía años y el que sus padres le habían comprado a él para que no organizase un número en la juguetería.
El contraste entre las prácticas educativas que se observan a ambos lados del océano sale a relucir en casi todas las páginas: «Cuando nos visitaban familias estadounidenses, los padres estaban constantemente intentando mediar en las peleas de sus hijos o arrojándose al suelo para jugar con ellos. En cambio, cuando venían familias francesas, los adultos tomaban un café mientras sus hijos se entretenían jugando entre ellos».
La autora llega a una conclusión casi tan vieja como el mundo cuando sostiene que una de las razones de la diferencia es que los padres franceses no ceden a las exigencias de sus hijos con tanta facilidad como los estadounidenses. Es decir, que no tienen miedo a decirles 'no' y, además, eso no les produce sentimientos de culpabilidad. En su opinión, los niños galos habrían adquirido gracias a esa actitud lo que en términos psicológicos se conoce como tolerancia a la frustración. La aplicación de reglas más estrictas en asuntos como los horarios, las comidas o el reposo nocturno harían el resto.

«Rigidez asfixiante»

El libro ha causado un revuelo considerable y las críticas no se han hecho esperar. En el diario británico 'The Observer' se arremetía contra la severidad de la crianza francesa en estos términos: «Si un niño francés hace una escena no se le disculpa, sino que se le da una paliza y, si sigue, se le manda al psicólogo». En el periódico también se podía leer que los anglosajones que residen en Francia se sienten con frecuencia «consternados por la rigidez asfixiante de sus escuelas, en las que aprender de memoria importa más que comprender».
A Druckerman no le han sorprendido demasiado las críticas. La periodista, que ha tenido otros dos hijos y sigue viviendo en Francia, insiste en que las destrezas educativas de los franceses son superiores a los de sus compatriotas. «Hacen lo mismo que ellos pero no caen en los excesos de los padres norteamericanos, que están al servicio constante de sus hijos y temen enfrentarse a sus caprichos».
El interés que ha suscitado el libro -se convirtió en el más vendido de no ficción nada más publicarse el pasado día 7 en el Reino Unido- indica que hay polémica para rato. Los pedagogos españoles observan el rifirrafe desde la distancia. Patxi Izagirre, un psicólogo clínico con una dilatada experiencia en el mundo de la educación, cree que el modelo español estaría hoy más cerca de la permisividad estadounidense que de la disciplina francesa. «Se está produciendo un incremento alarmante de la tasa de suicidios entre los adolescentes españoles porque no hemos sabido educarles en la frustración», advierte.
El psicólogo, no obstante, disiente de las bondades de la vía educativa de nuestros vecinos: «A mí no me gusta demasiado el rigorismo francés; le cortaron la cabeza al rey, o lo que es lo mismo, al padre, y en su lugar colocaron la razón de estado. Buscan la igualación a través del adoctrinamiento en vez de despertar la motivación individual desde el afecto, que es lo que plantea la tradición humanística británica de los Adan Smith o David Hume».
A Druckerman le cabe el mérito de haber puesto el dedo en la llaga con su libro. Una llaga, la de la educación infantil, que los estadounidenses acostumbran a flagelar sin muchos miramientos: hace ahora un año otra obra que defendía que había que ser mucho más estrictos con los niños provocó también un fuerte revuelo. Se titulaba 'Himno de batalla de la madre tigre' -su autora es de origen chino- y planteaba que había que prohibir a los chavales ver la televisión, jugar con el ordenador o ir a dormir a casa de un amigo. En lo académico, no se admitía nada por debajo de un sobresaliente. Comparadas con los feroces rugidos de la autora china, las palabras de Druckerman sobre la educación francesa suenan a ronroneo gatuno.

Centro Niemeyer


El Niemeyer, nuevos matices ante el 25-M.
El PP y el PSOE defienden un mayor control público en el complejo de la ría avilesina pese a cuestionar la intervención de Álvarez-Cascos



Las inminentes elecciones autonómicas en Asturias vuelven a llenar de incertidumbre el futuro del Centro Niemeyer, hoy oficialmente bautizado Centro Cultural Internacional de Avilés por el gobierno de Francisco Álvarez-Cascos. Los anteriores gestores del complejo confían en que un revés electoral de Foro Asturias devuelva la gestión a la Fundación que originalmente pilotaba el centro cultural de la ría avilesina, pero la sacudida que ha supuesto la batalla política por el complejo y el cambio de equilibrios internos de cara a las autonómicas también ha ajustado las posiciones de los diferentes partidos.

El Partido Popular ha sido, en el último periodo, el más identificado con la fundación que dirige Natalio Grueso, a quien expresó apoyo explícito en numerosas ocasiones. El presidente del PP avilesino, Joaquín Aréstegui, había reclamado la cesión urgente de los edificios diseñados por el arquitecto brasileño a la entidad que los había gestionado hasta la llegada de Foro Asturias al gobierno. Y aseguró que, de ganar el PP las elecciones, Grueso y su equipo volverían a ser los gestores. Sin embargo, esa adhesión adquiere ahora matices tras la designación de Mercedes Fernández como candidata a las presidencia del Principado y la ausencia de Aréstegui en la lista autonómica.

Mercedes Fernández fue uno de los síndicos que más animó internamente en la Sindicatura de Cuentas a indagar las finanzas de la Fundación Niemeyer. De hecho, el órgano auditor autonómico había mostrado discrepancias con la consejera socialista de Cultura Mercedes Álvarez, ya que consideraba que las cuentas del complejo cultural deberían someterse a examen de la Sindicatura. Esa reclamación aún no ha sido resuelta. Por su fuera poco, Fernández incorporó como número tres de su candidatura a Emma Ramos Carvajal, que como interventora de la Administración de Cascos firmó el informe que detectaba irregularidades en la justificación de las subvenciones recibidas por el Niemeyer.

Aunque la candidata popular no ha definido públicamente su opinión sobre el centro cultural, en medios próximos a Mercedes Fernández se recalca una máxima similar a la que hasta ahora ha empleado el presidente autonómico Francisco Álvarez Cascos: «Donde hay dinero público debe haber control público».

También en el PSOE hay matices. La dirección regional de la FSA siempre mantuvo recelos al modelo de gestión que consentía el entonces presidente socialista Álvarez Areces para el centro cultural. Antes de las pasadas elecciones autonómicas, los socialistas asturianos reconocían en privado problemas con la gestión personalista de Natalio Grueso y sopesaban, en caso de renovar en el poder, la designación de un gerente del Niemeyer que se ocupase de la parte administrativa, mientras que Grueso se limitase a la dirección cultural.

Con todo, la intervención de Foro Asturias en el complejo de la ría ha mejorado la percepción del proyecto de los dirigentes autonómicos del PSOE, que consideran que la escandalera que ha rodeado al centro cultural es un punto flaco de la gestión autonómica de los casquistas. No obstante, la defensa del proyecto del Niemeyer por parte del PSOE no está exenta de matices internos.

Mientras, la Fundación del Niemeyer permanece en coma a la espera de una reanimación postelectoral. Mantiene activos tres recursos por la vía contencioso- administrativa contra el Gobierno del Principado, aunque se encuentran en suspenso. Necesitan ser ratificados por el patronato de la entidad y el retraso en la reunión de este órgano puede acabar haciéndolos caducar en los juzgados. El escenario que se plantean los gestores es que la Fundación acabará disuelta en caso de que Álvarez-Cascos se mantenga en el gobierno, pero que recuperará la gestión si son PSOE o PP quienes gobiernan, con lo que no tendrían ya sentido las reclamaciones judiciales. Los ex gestores del complejo sopesan además abandonar el proyecto, sea cual sea el resultado, a finales de año.

La Fundación afronta este paréntesis acosada por las deudas a proveedores que rondan los 900.000 euros y para las que no tiene fondos. Según los ex gestores del equipamiento, Hacienda debe a la Fundación unos 500.000 euros en concepto de IVA, pero este pago no puede ser adelantado. También la previsible aportación de 300.000 euros procedente del Ayuntamiento de Avilés se encuentra congelada hasta la aprobación del presupuesto municipal para 2012.

Asimismo, está pendiente de respuesta por parte del Gobierno del Principado el expediente de regulación de empleo que los ex gestores tramitaron para ellos mismos. La dirección general de Trabajo ha reclamado documentación al respecto, aunque no ha resuelto aún. Por otro lado, el inicio del trámite para adjudicar los servicios de cafetería y restaurante del Niemeyer por parte del Principado, con un plazo para presentar ofertas que concluye antes de las elecciones, pone más trabas a una hipotética vuelta del centro cultural al modelo de gestión anterior.

Wikileaks publica millones de correos de servicios secretos


La empresa ha empezado a desvelar 'mails' de Stratfor, una de las grandes empresas de espionaje del mundo


La red Wikileaks ha anunciado este lunes que ha comenzado a publicar más de cinco millones de correos electrónicos de la empresa privada estadounidense de seguridad Stratfor.

Los correos, según este portal de Internet, arrancan en julio de 2004 y llegan hasta últimos de diciembre de 2011.

Revelan los procedimientos internos de "una compañía que figura como editora de informes, pero que provee de servicios de información confidencial para grandes corporaciones, como Bhopal's Dow Chemical Co., Lockheed Martin, Northrop Grumann, Raytheon y agencias del Gobierno, incluido el Departamento de Seguridad Interior, los Marines y la Agencia de Defensa de los Estados Unidos".

Wikileaks adelanta también que los correos revelan el uso por Stratfor de redes de informadores -a los que supuestamente se paga en cuentas de bancos suizos y tarjetas de crédito de prepago-, estructuras de pago de sobornos, técnicas de blanqueo de capitales y métodos psicológicos.

Asimismo, sostiene Wikileaks en su nota, el material muestra cómo trabaja una agencia privada y cómo escoge a individuos para sus clientes privados y gubernamentales.

Menciona también que los correos aportan información privilegiada sobre los ataques del Gobierno de los Estados Unidos contra Julian Assange (fundador de la red) y Wikileaks y los intentos de Stratfor por minar al portal. "Hay más de 4.000 emails", precisa, "que mencionan a Wikileaks o a Julian Assange".

El grupo de piratas informáticos Anonymous hizo público el 25 de diciembre de 2011 que había robado la lista "secreta" de clientes de Stratfor y que la lista de clientes de la empresa "no será privada ni secreta nunca más".

'The Artist' impone su silencio en los Oscar


La película francesa consigue cinco estatuillas, entre ellas mejor película, mejor director (Michel Hazanavicius) y mejor actor (Jean Dujardin) - Meryl Streep suma su tercer Oscar e iguala a Ingrid Bergman - El cine español se va de vacío



"The Artist" reinó hoy en los Óscar, donde consiguió cinco premios, entre ellos los más importantes, mientras que la otra gran favorita "La invención de Hugo" se contentó con cinco técnicos y, en el lado español, "Chico y Rita" y Alberto Iglesias se fueron de vacío.

"The Artist", cinta francesa, muda y en blanco y negro que partía con 10 nominaciones, consiguió en esta 84 edición de los Óscar los galardones a la mejor película, mejor director (Michel Hazanavicius), mejor actor (Jean Dujardin), mejor vestuario (Mark Bridges) y mejor banda sonora original (Ludovic Bource).

"Quiero dar las gracias a Billy Wilder", dijo hasta en tres ocasiones Hazanavicius sobre el escenario, en una dedicatoria que recordó a la que hizo el español Fernando Trueba (codirector de "Chico y Rita") cuando ganó el Óscar por "Belle Epoque" en 1994.

Previamente el francés incluso se acordó de dar las gracias al perro de la cinta, Uggie, al recoger el premio al mejor director.

"No sé si entenderá esto, no sé si es tan bueno, pero gracias Uggie", manifestó el realizador, exultante por momentos. "A veces la vida es maravillosa", agregó.

Es la primera vez que una cinta no anglosajona logra el Óscar de mejor película y la segunda ocasión en la historia de los premios que una producción muda gana en la categoría reina ("Wings", 1929, en la transición al cine sonoro).

Su gran rival, "La invención de Hugo", el primer filme en 3D de Martin Scorsese, se alzó con los galardones a mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor montaje de sonido, mejor mezcla de sonido y mejores efectos visuales.

El compositor Ludovic Bource se impuso en el campo de mejor banda sonora original por "The Artist", premio al que también optaba el español Alberto Iglesias por "El topo", en tanto que "Rango" ganó el Óscar al mejor filme de animación en detrimento de "Chico & Rita", de Fernando Trueba, Javier Mariscal y Tono Errando.

No obstante "Midnight in Paris", dirigida por Woody Allen y producida por el español Jaume Roures, de Mediapro, se llevó el Óscar al mejor guión original.

En las categorías de interpretación triunfaron Dujardin y Meryl Streep ("La dama de hierro"), que consiguió el tercer Óscar de su carrera tras "Kramer contra Kramer" y "La decisión de Sophie", una marca alcanzada por Ingrid Bergman, Jack Nicholson y Walter Brennan y superada únicamente por Katharine Hepburn, con cuatro.

"Quiero aprovechar este momento porque sé que no voy a volver a estar aquí", dijo emocionada la intérprete desde el escenario. "Doy gracias por esta carrera tan increíble que he tenido", añadió la gran dama del cine estadounidense.
"La dama de hierro" se alzó con las dos estatuillas a las que aspiraba: mejor actriz y mejor maquillaje.

Por su parte Dujardin, a quien previamente su compañera de reparto Bérénice Bejo le tuvo que traducir las palabras de Natalie Portman en su discurso de presentación, afirmó entre risas: "Amo vuestro país".

Nervioso y feliz con su estatuilla en la mano añadió que si su personaje en la película, el galán George Valentin, pudiera hablar exclamaría "es genial, es formidable", palabras que exclamó en francés.

Se cumplieron los pronósticos entre los actores de reparto y Christopher Plummer ("Beginners") se convirtió en la persona de más edad -con 82 años- en ganar una estatuilla dorada, mientras que Octavia Spencer se llevó el trofeo por "Criadas y señoras".

Otros de los premios destacados de la velada dirigida por el cómico Billy Crystal fueron el de mejor película en lengua extranjera (la iraní "Nader y Simin: una separación", de Asghar Farhadi), mejor guión adaptado ("Los descendientes"), mejor documental ("Undefeated"), mejor corto documental ("Saving Face") y mejor canción original ("The Muppets" - Bret McKenzie, por "Man or Muppet").

La gala, que se alargó por espacio de más de tres horas en el teatro del centro Hollywood y Highland, anteriormente conocido como Kodak, celebró el presente de la industria y no dudó en mirar al "pasado glorioso" de la historia del cine, según anunció Morgan Freeman al comienzo de la ceremonia.

Hazanavicius, primer francés que gana como mejor director

El cineasta francés Michel Hazanavicius obtuvo hoy el Óscar de mejor dirección por su película "The Artist" y se convirtió en el primer realizador galo en conseguir la dorada estatuilla de la Academia de Hollywood.

Hazanavicius, de 44 años, triunfó en una categoría que le fue siempre esquiva a célebres realizadores galos como Jean Renoir (que fue reconocido con un Óscar honorífico en 1975), François Truffaut o Louis Malle, y todo gracias a apostar por una cinta en blanco y negro y de cine mudo en pleno siglo XXI.

"Tengo un Óscar. Me olvidé del discurso", dijo nervioso y emocionado Hazanavicius que aseguró ser "el director más feliz del mundo" y, tras agradecer a todo su equipo y los productores del filme, se acordó incluso del famoso perro de su película.
El francés partía como gran favorito frente al veterano Martin Scorsese quien ya logró la estatuilla de dirección por "Infiltrados" (2006) y buscaba repetir éxito con su primera película rodada en 3D, "Hugo", una fábula sobre los inicios del cine.

El quinteto de nominados al premio de realización lo completaron Alexander Payne por "Los descendientes", Woody Allen por "Midnight in Paris" y Terrence Malick por "El árbol de la vida".

La ceremonia de entrega de la 84 edición de los premios Óscar tuvo lugar hoy en el teatro situado en el centro Hollywood y Highland, antes llamado Kodak, en la ciudad de Los Ángeles.

viernes, 24 de febrero de 2012

Paul Auster cuenta en un vídeo los motivos de su nuevo libro 'Diario de invierno'




Paul Auster (Nueva Jersey, 1947) se escondía del sol mañanero tras unas gafas de sol de tipo aviador. Irónico y siempre sutil, agradece la pausa entre entrevistas de promoción de su último libro Diario de Invierno (Anagrama) para poder atacar un pequeño cigarro holandés con tabaco de Sumatra. Caladas largas, disfruta de un placer “casi prohibido”, como subrayaba mientras bromea con el poco tiempo que tiene cuando visita una ciudad como, en este caso, Barcelona. Extremademente gentil y curioso, pregunta por todo, y le da por hablar bien de los mosquitos de Minessota, bien de la paternidad: “Solo el padre de la hija puede entender ese tipo de amor que surge, como si fuera un enamoramiento apasionado entre ambos, lo dice mi mujer y creo que tiene razón”, sentenciaba ceremonioso Auster. La familia es uno de los temas transversales que atraviesan este Diario de Invierno: “La familia es todavía el centro de la sociedad americana, sin duda, pero eso se está transformando porque la gente no se casa como antes; se ha perdido el sentimiento de sacramento”.

Sobre la oportunidad y el motivo del libro Paul Auster, que publica ahora cuando cumple 65 años, asegura que no sabe “porqué” ha escrito. “Puedo saber cómo, cuándo, quién y qué escribo pero nunca por qué. Creo que nunca un escritor puede contestar a eso”. En esta entrevista, grabada buena parte de ella en vídeo, el autor neoyorquino habla sobre las heridas vitales que se enumeran en Diario de Invierno y si en su balanza pesa más el sufrimiento o el placer ya pasados. “Ambos, placer y sufrimiento cuentan igual en la vida”, indica el autor de Trilogía de Nueva York. Y luego apunta: “Este libro es un libro sobre el cuerpo humano, concretamente sobre el mío, y cuando atraviesas la memoria de heridas y de enfermedades que has sufrido te das cuenta de que por todos lados has recibido, pero no soy solo yo, es una verdad universal”.

Auster no cree que ese particular diario tenga un eje temático concreto, aunque insiste en el placer como leitmotiv y abunda en que “el placer viene por el sexo, por la comida, por sentarte al sol o tomar un baño caliente; pero también hay que tener en cuenta el dolor porque sin uno no existe el otro, hay que contar con ambos”. El escritor asegura que a pesar de estar en edad de jubilación, este libro no es “para hacer balance” ni tampoco “una salvación ni una declaración sobre nada. Solo es un informe sobre el ahora”. Recuerda que empezó a escribirlo el 3 de enero de 2011, “cuando nevaba, nevaba y nevaba en Nueva York” y que lo terminó en primavera, “muy rápido”. De ahí el nombre, Diario de Invierno, aunque admite que el nombre lo ha medio copiado de Franz Schubert y su Viaje de Invierno (que en inglés tienen una sonoridad tremendamente similar). De hecho el título esconde una metáfora que se entiende en la última frase del libro.

Llama la atención el método narrativo escogido por Auster. Es una pieza escrita en segunda persona, vocativa. La idea, según el autor, es conseguir un ritmo musical. “Es una colección de fragmentos, no una biografía”, insiste Auster. “Trato de construir lo que en música se conoce como fuga”. Son varios bloques separados por espacios. Por ejemplo, el compendio de los 21 lugares donde ha vivido durante su dilatada trayectoria. Auster va para adelante y para atrás con maestría, sin mareos, en la línea de sus recuerdos. “En el mundo de la memoria todo es simultáneo”, remata.

Siempre implicado en la política y en cuestiones sociales, sostiene que “ahora es el momento en el cual hay que apoyar más que nunca a Barack Obama”. Admite que ya sabía que cuando le votó que era “un moderado, que no era tan progresista como yo desearía, pero está en el lado adecuado”. El autor de Leviatán reconoce que Obama “se ha equivocado”, pero entonces lanza el contraataque: “Es que si vas al lado opuesto solo encuentras imbéciles del Partido Republicano, totalmente idiotas”. Lejos de detenerse, Auster prosigue: “Sus ideas son una bancarrota, no saben de qué hablan, no tienen nada que ofrecer al país”. Por eso y por su hierático optimismo, el reconocido escritor predice una amplia victoria de Obama en las elecciones presidenciales del próximo noviembre.

En una entrevista anterior con este diario, en 2008, Auster advertía de “una guerra civil cultural”, que cree que sigue viva. Según el autor de El libro de las Ilusiones, el Partido Republicano “está más a la derecha que nunca y más obstruccionista que nunca en el Congreso y siempre remando contra Obama, al que quieren destruir”. La cultura política americana se basa en gran medida en el diálogo entre los grandes partidos y Auster subraya que ahora mismo esto no se da porque “no son razonables”.

Una cosa lleva a la otra. ¿Se acaba la política? ¿Qué opina de los indignados y de Occupy Wall Street? No cree que se acabe la política, ni el capitalismo. Otra cosa es que “es evidente que hay que repensar desde el mundo Occidental, no solo en Estados Unidos, el capitalismo antes de que todos caigamos”. Auster asegura que los movimientos ciudadanos como Occupy Wall Street son “muy significativos” para Europa y Estados Unidos. “Debemos repensar cómo vivimos, desde abajo hasta arriba, en lo económico, lo social, en la educación,…”. Confiesa sentirse “asustado” por el mundo que estamos dejando a nuestros hijos. Le preocupa el alto nivel de paro juvenil en España. Asegura que existe “un horizonte cruel”. Recuerda que la matrícula anual de una buena universidad ronda los 40.000 dólares, “que es más que la renta de una familia mediana”. Los jóvenes empiezan con deudas y eso “pone a una generación entera en un agujero, que se queda sin futuro, y eso es un crimen”.

Auster siente curiosidad por Latinoamérica y asegura que no se atreve a leer su propia obra en castellano pero que sí hojea periódicos en español y le gusta el estilo y las intenciones que se desprenden.

América Latina quiere hablar de drogas


Líderes de Colombia, Brasil, Guatemala, El Salvador y México hacen un llamamiento a EE UU. Por primera vez reclaman la regulación del tráfico de estupefacientes.


El grado crítico de violencia causado por el narcotráfico en Latinoamérica ha metido el viejo debate sobre la legalización de la droga por primera vez en la agenda de presidentes en activo. Los mandatarios de Guatemala y El Salvador, Otto Pérez y Mauricio Funes, han llamado a analizar la opción de regular el comercio del tráfico de estupefacientes, y la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, ha recogido el guante diciendo que no se opondría a un debate “serio y riguroso”. Estos pronunciamientos de líderes centroamericanos refuerzan la línea abierta en noviembre por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que se mostró partidario de legalizar la marihuana y la cocaína si eso permitía “erradicar la violencia del narco”, y consolidan el primer frente gubernamental crítico con la política de prohibición a ultranza comandada por Estados Unidos.

Roto el huevo de la regulación con la declaración conjunta que hicieron Pérez y Funes el pasado lunes 13, el volumen mediático del asunto ha subido tanto que incluso el Gobierno de Felipe Calderón –principal cancerbero de la estrategia estadounidense de fuego y represión penal durante el sangriento sexenio en que ha dirigido México–, a cinco meses de terminar su mandato, ha aceptado la idea de poner el problema sobre la mesa. Su ministra de Exteriores, Patricia Espinosa, reconoció este miércoles que es necesario promover el debate “a nivel internacional”.

Esta incipiente corriente de cambio entre los que mandan ahora en América Latina, a su vez, robustece el sólido movimiento regulacionista que ya formaban algunos de los que mandaban antes, y que, sin sillones presidenciales en juego, embisten de frente contra el modelo que impone Estados Unidos, padrino político y económico de los países más abrasados por el narco. “Su política ha fracasado”, sentenció hace unos días en el Foro Drogas de Ciudad de México el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso. César Gaviria, exmandatario colombiano y correligionario de Cardoso en la Comisión Global sobre Políticas de Droga (motor del debate entre la élite internacional), se explayó en el mismo congreso contra el veto de Washington al esbozo de un nuevo modelo: “¿Vamos a seguir poniendo nosotros tantos muertos porque ellos no sean capaces de discutir el problema?”.

Los asesinatos y la corrupción institucional se expanden entre el norte de Sudamérica, zona mayoritaria de producción de la droga, y Estados Unidos, centro mundial del consumo, asolando cada vez más la zona intermedia de las rutas del narco: Centroamérica y México.

El Salvador y Guatemala ocupan el segundo y el séptimo puesto en la lista de países con más homicidios publicada en 2011 por la ONU con datos de 2010. Ese año murieron asesinados 66 de cada 100.000 salvadoreños y 41 de cada 100.000 guatemaltecos. Los focos, sin embargo, miran hacia la sangría mexicana, proporcionalmente menor, pero de unas medidas desmesuradas. En los últimos seis años, según cifras oficiales, han muerto 47.500 ciudadanos por crímenes vinculados al mundo del tráfico de drogas, y la tasa de homicidios se ha doblado de 10 a 20 asesinatos por cada 100.000 habitantes con respecto a 2006, final del mandato de Vicente Fox.

El domingo pasado, horas después de que murieran 44 presos en una cárcel de México en un caos salvaje que permitió la fuga de 30 reos del cártel de los Zetas, el expresidente mexicano Ernesto Zedillo, miembro de la Comisión Global, dijo que la situación de su país es “trágica” y denunció que el virus de la narcoviolencia es indesligable de las “políticas equivocadas de los grandes países consumidores”.

El gran consumidor, Estados Unidos, donde según la ONU se concentra el 37% del consumo mundial de coca, se aferra entretanto a su credo prohibicionista. Inmediatamente después del volantazo del exgeneral Otto Pérez, que antes de ganar la presidencia en enero prometía más mano dura y ahora encabeza el cuestionamiento de la guerra contra el narco, la embajada estadounidense en Guatemala soltó un comunicado granítico: “La legalización supondría una amenaza a la salud y a la seguridad pública”. Su esfuerzo global contra el tráfico de estupefacientes, sin embargo, está disminuyendo. El Gobierno de Barack Obama invertirá en 2013 un 17% menos que en 2012 en su batalla global contra el tráfico de drogas, de 422 a 360 millones de euros.

La tradicional estrategia antidroga pierde fuelle económico y cuajo político mientras se aviva por primera vez en las élites de gobierno latinas el enfoque regulacionista, que apuesta por bloquear el motor del crimen haciendo emerger a la superficie legal el submundo comercial de los narcóticos y reorientar el gasto público hacia políticas de prevención del consumo y de tratamiento de las adicciones.

El próximo movimiento podría tener lugar en la Cumbre de las Américas, 14 y 15 de abril en Cartagena de Indias, Colombia. Otto Pérez ha anunciado su propósito de utilizar esta cita como plataforma de lanzamiento formal del debate, Funes ha dado un paso atrás nada más encenderse la polémica, matizando que acepta hablar sobre la regulación pero no la defiende personalmente, y Colombia ha vuelto a entrar en el cogollo de la cuestión con la apuesta de su ministra de Exteriores, María Ángela Holguín, por discutir la cuestión en la Cumbre. Y la reina del tablero, por ahora, sigue enrocada en su casilla.

martes, 21 de febrero de 2012

El regreso de la lucha de clases


La globalización, una mayor desigualdad y la crisis en las clases bajas y medias devuelven el conflicto social al centro del debate en EE UU y Europa


De la mano de la última fase de la globalización, de la creciente desigualdad, de la crisis y del final de un modelo de crecimiento económico, la idea de la lucha de clases está de regreso en Occidente. Y esta vez vuelve de la mano no solo de analistas neomarxistas, sino de un financiero como George Soros, o de sociólogos que han alertado sobre lo que está ocurriendo en estas sociedades occidentales. La idea de lucha, conflicto o guerra de clases vuelve a los análisis. Aunque no en la forma clásica.

Estados Unidos era un país profundamente optimista en términos sociales. Hace tan solo unos años, algunas encuestas indicaban que un 30% de los ciudadanos se consideraba perteneciente al 10% más rico. Hoy, según una reciente encuesta del Centro Pew, un 69% —19 puntos más que en 2009— de los norteamericanos —especialmente entre blancos de ingresos medios— piensa que el conflicto entre clases es la mayor fuente de tensión en su sociedad, claramente por encima de la fricción entre razas o entre inmigrantes y estadounidenses. George Soros, en una entrevista en Newsweek, habla de la “guerra de clases que está llegando a EE UU”. En muchos casos, sin embargo, se confunde conflicto entre clases con conflictos entre ricos y pobres.

Pues la tensión se da entre ricos y pobres o, por precisar, entre muy ricos y muy pobres. El movimiento Ocupa Wall Street y otros centros urbanos se presentan como la defensa del 99% frente al 1% más rico (que en realidad es aún menor). Y es que la desigualdad ha crecido en EE UU y, con ella, como recogía un reportaje de The New York Times, la movilidad social se ha reducido en ese país, debilitándose así la idea de la sociedad de oportunidades.

El filósofo esloveno, marxista (o, más precisamente, como le ha gustado definirse, leninista-lacaniano), Slavoj Zizek, en un artículo en The London Review of Books, aborda este tipo de protestas. “No son protestas proletarias”, señala, “sino protestas contra la amenaza de convertirse en proletarios”. Y añade: “La posibilidad de ser explotado en un empleo estable se vive ahora como un privilegio. ¿Y quién se atreve a ir a la huelga hoy día, cuando tener un empleo permanente es en sí un privilegio?”.

Zizek habla del surgimiento de una “nueva burguesía”, que ya no es propietaria de los medios de producción, sino que se ha “refuncionalizado” como gestión asalariada. “La burguesía en su sentido clásico tiende a desaparecer”, indica. Resurge como un “subconjunto de los trabajadores asalariados, como gestores cualificados para ganar más en virtud de su competencia”, lo que para el filósofo se aplica a todo tipo de expertos, desde administradores a doctores, abogados, periodistas, intelectuales y artistas. Cita como alternativa el modelo chino de un capitalismo gerencial sin una burguesía.

Como señala el economista Michael Spence en Foreign Affairs, los efectos de la globalización en las sociedades occidentales han sido benignos hasta hace una década. Las clases medias y las trabajadoras de las sociedades desarrolladas se beneficiaron de ella al disponer de productos más baratos, aunque sus sueldos no subieran. Pero a medida que las economías emergentes crecieron, desplazaron actividades de las sociedades industrializadas a las emergentes, afectando al empleo y a los salarios ya no solo de las clases trabajadoras, sino de una parte importante de las clases medias, que se sienten ahora perdedoras de la globalización y de las nuevas tecnologías. Ya se ha hecho famosa la pregunta de Obama a Steve Jobs, el fundador de Apple, cuando en febrero de 2011 le planteó por qué el iPhone no se podía fabricar en EE UU. “Esos empleos no volverán”, replicó Jobs. La respuesta no trató solo de los salarios, sino de la capacidad y flexibilidad de producción.

El crecimiento de la desigualdad de los últimos años no es algo únicamente propio de EE UU, sino de casi todas las sociedades europeas, incluida España, a lo que contribuye el crecimiento del paro y se suma la creciente sensación de inseguridad que ha aportado la globalización. Hoy se sienten perdedores de la última fase de la globalización, de la crisis y de las nuevas tecnologías no solo las comúnmente llamadas clases trabajadoras, sino también las clases medias en EE UU y Europa.

Las sociedades posindustriales se han vuelto menos igualitarias. De hecho, EE UU vive su mayor desigualdad en muchas décadas. El sociólogo conservador estadounidense Charles Murray, en su último libro, Drifting apart (Separándose), ha llamado la atención sobre cómo en su país hace 50 años había una brecha entre ricos y pobres, pero no era tan grande ni llevaba a comportamientos tan diferentes como ahora. Los no pobres, de los que hablaba Richard Nixon, se han convertido en pobres. Aunque para Murray la palabra “clase” no sirve realmente para entender esta profunda división. Murray ve su sociedad divida en tribus; una arriba, con educación superior (20%), y una abajo (30%). Y entre ellas hay grandes diferencias de ingresos y de comportamiento social (matrimonios, hijos fuera del matrimonio, etcétera).

Otros añaden la crisis que en ambos lados del Atlántico están atravesando las clases medias. Refiriéndose a Francia, aunque con un marco conceptual que se aplica perfectamente a otras sociedades como la española, el sociólogo francés Camille Peugny, en un libro de 2009, alertó sobre el fenómeno de “desclasamiento”, un temor a un descenso social que se ha agravado con la crisis que agita no solo a las clases populares “que se sienten irresistiblemente atraídas hacia abajo”, sino también a las clases medias “desestabilizadas y a la deriva”. El desclasamiento, generador de frustración, se da también como un factor entre generaciones.

Y tiene efectos políticos. Según Peugny, los desclasados tienden a apoyar el autoritarismo y la restauración de los valores tradicionales y nacionales. Producen una derechización de la sociedad, frente a una izquierda que sigue insistiendo en un proceso de redistribución de la riqueza y las oportunidades que ya no funciona. Está claro que, en Francia, una gran parte del voto al Frente Nacional de Marine Le Pen, que le come terreno a Sarkozy, proviene de lo que tradicionalmente se llamaba clase obrera. O, ahora, de esa nueva clase en ciernes que algunos sociólogos llaman el precariado, pues las categorías anteriores ya no sirven.

En otras sociedades pueden darse otras reacciones. Así, en la Grecia castigada, las encuestas muestran que tres partidos de extrema izquierda (Izquierda Democrática, el Partido Comunista y Syriza) suman entre ellos 42% de la intención de voto, mientras los socialistas del Pasok (8%) se han derrumbado y Nueva Democracia domina el centro-derecha con un 31%.

Por primera vez en estos últimos años, la globalización, con el auge de las economías emergentes, especialmente China, está afectando no ya a los salarios de la clase baja, sino también a los empleos y remuneraciones de las clases medias de las economías desarrolladas. También con consecuencias políticas. Francis Fukuyama, que se hizo famoso con su artículo sobre “el fin de la historia” y el triunfo de la democracia liberal, ahora, en una última entrega sobre “el futuro de la historia”, también en Foreign Affairs, se pregunta si realmente la democracia liberal puede sobrevivir al declive de la clase media. “La forma actual del capitalismo globalizado”, escribe quien fuera uno de sus grandes defensores, “está erosionando la base social de la clase media sobre la que reposa la democracia liberal”. Tampoco hay realmente una alternativa ideológica, señala, pues el único modelo rival es el chino, “que combina Gobierno autoritario y una economía en parte de mercado”, pero que no es exportable fuera de Asia, afirmación que resulta cuestionable. Pero coincide con algo de lo que vienen alertando también otros intelectuales, como Dani Rodrik, que plantean ya abiertamente dudas sobre las virtudes de la globalización en su actual conformación.

El peligro del ‘precariado’

Hace ya algún tiempo, la Fundación Friedrich Ebert (socialdemócrata) había desarrollado el concepto de precariado, referido a un estrato social, dentro del proceso de transformación posindustrial, cada vez más desconectado del resto de la sociedad alemana y que elaboraron también politólogos como Frans Becker y René Cuperus. A menudo, son gente que vive en familias monoparentales y sufren enfermedades crónicas. No votan ni emiten votos protesta y desconfían de las instituciones políticas.
Recientemente, Guy Standing, catedrático de Seguridad Económica de la Universidad de Bath (Reino Unido), publicó un libro en el que desarrolla su análisis sobre lo que califica como una “nueva clase peligrosa”.
Para Standing, esta nueva clase había estado creciendo como una realidad escondida de la globalización —que ha supuesto una nueva Gran Transformación— que ha llegado a la superficie con la crisis que se inició en 2008. El sociólogo británico lo ve como un “precariado global” de varios millones de personas en el mundo que carecen de todo anclaje de estabilidad. No es parte de la “clase obrera” ni del “proletariado clásico”, términos menos útiles cuando la globalización ha fragmentado las estructuras nacionales de clase. Es una clase en creación, formada por un número creciente de personas —Standing calcula que una cuarta parte de los adultos de las sociedades europeas se pueden considerar precariado— que caen en situaciones de precariedad, que supone una exclusión económica y cultural. La caída en el desempleo y la economía sumergida es parte de la vida del precariado. También sus diferencias en formación con la élite privilegiada y la pequeña clase trabajadora técnicamente instruida.
Son “nómadas urbanos” que no comparten una identidad por el tipo de ocupación, pues esta cambia, pero sí por cuatro características: “La ira, la anomía, la ansiedad y la alienación”. No son solo jóvenes, sino que también mayores engrosan sus filas ante la crisis del sistema de pensiones. Y son personas que a menudo han tenido que romper con sus lugares de origen, adaptarse constantemente a nuevos entornos, a un coste psicológico elevado. Según Standing, es una “clase peligrosa” pues es pasto de todo tipo de populismos y extremismos, incluido el nacionalismo exacerbado, el proteccionismo y el antieuropeísmo. Por lo que se requieren medidas para evitar que siga creciendo.

Los Premios de la Música se suspenden

La SGAE no puede asumir ahora su celebración y quiere implicar a todo el sector. La idea es lograr una Academia y unos galardones como los del cine.


En plena refundación y a las puertas de sus elecciones (en abril), la SGAE ha suspendido este año Los Premios de la Música, que desde hace 16 ediciones celebraba alrededor del mes de marzo. En realidad es la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música quien se ocupaba del certamen, pero dicho ente dependía de la sociedad de autores y estaba presidido hasta el año pasado por Eduardo Teddy Bautista. Hoy ocupa ese puesto Sabino Méndez, portavoz también de la junta directiva de la SGAE, que ha confirmado que, de celebrarse, no será antes del mes de noviembre.

¿Por qué? El motivo principal es el desbarajuste que ha habido en la SGAE en los últimos meses por el escándalo de corrupción que destapó la operación Saga y que terminó con la imputación del propio Bautista, entre otros. La SGAE no está hoy para premios ni para tomar decisiones, y en principio había decidido cancelar el certamen hasta que se aclare su futuro y su nueva directiva tome las riendas.

Sin embargo, existe cierto interés en el sector desde hace tiempo en que los premios y la Academia se refunden y el evento se transforme en algo así como los Goya de la música. La repercusión que conseguía este evento en los últimos años era irrelevante comparada con la notoriedad que obtenían el mismo tipo de celebraciones de otras disciplinas artísticas. Este ha sido un debate que ha acompañado cada año a los Premios de la Música.

“Estamos reformando la Academia, que hasta ahora solo era una herramienta para proponer premios. Queremos que sea como la del cine. Que no implique solo a la SGAE y que integre a todos los estamentos de la música. Evaluamos cómo se puede hacer y el tiempo que tenemos. Queremos que los próximos premios los haga la nueva Academia. El problema es que ya es febrero. Así que está claro que en abril, desde luego, no serán”, explica Sabino Méndez, presidente de la Academia de la Música y portavoz de la Junta directiva de la SGAE.

La industria musical ha visto siempre con cierto recelo los Premios de la Música. Discográficas, promotores y sellos independientes estaban un tanto excluidas del evento y cada uno ha ido celebrando sus propios certámenes. Muchos lo han conisderado simpre un chiringuito de la SGAE. Por eso, la sociedad busca ahora rediseñarlos para convertir el asunto en algo más parecido a los Grammy, con una mayor proyección. “Buscamos la posibilidad de tener un gran escaparate. Además, hasta ahora, todo el presupuesto de la Academia se iba para los Premios de la Música. Queremos que también sea para formación, difusión, ayudas… el modelo es el de la Academia de cine, el de una academia real”, insiste Méndez.

Se busca un certamen que también implique al público a través de votaciones y que ofrezca un tipo de espectáculo televisivo más atractivo. Más rápido y popular. El ejemplo siempre es el mismo: “el premio a la mejor canción en bable no es muy seductor”. Además, la patronal de las discográficas (Promuiscae), que tampoco celebra ya los Premios Amigo, estaría a favor de implicar a artistas internacionales. “Hemos hablado con AIE para buscar un modelo de premios más atractivo para atraer al público. Con más visibilidad, tipo Grammy... Si se hace así, participaremos. Se estaba hablando de refundar la Academia, pero estamos a la espera de un planteamiento”, explica Guisasola. La patronal apuesta porque se reconozca la repercusión comercial de los artistas, sus ventas, su potencia en el mercado. Además, como todos los consultados, Promusicae señala a la Academia del cine como referente a tener en cuenta en la refundación. “Queremos una institución que tenga su propio local, que opte a subvenciones, organice seminarios, esudios... Un ente autónomo, vaya”, insiste Guisasola.

La tarea es complicada, porque las discográficas independientes ya tienen sus premios UFI (Unión Fonográfica Independiente) e incluyen muchísimas categorías. Difícilmente estos galardones dejarían de entregarse para integrarse en un evento más comercial, pero la asociación que aglutina a todos estas pequeñas empresas está dispuesta a estudiar alguna fórmula. “Me parece muy bien. Pero es muy difícil que nos juntemos todos. La UFI es solo para independientes, por eso tenemos como 35 premios distintos y no todos cabrían. Algo se puede hacer para integrarnos. Lo que no pasará es que los más importantes que tenemos, como mejor fotografía, vayan a entrar en ese tipo de evento”, explica Mark Kitcatt. De momento, no hay Premios de la Música.

domingo, 19 de febrero de 2012

Un Papa rodeado por lobos


Intrigas y luchas de poder preparan la sucesión de un Benedicto XVI solo y enfermo


Cuentan que a Juan Pablo II le preguntaron en cierta ocasión: “Su Santidad, ¿cuánta gente trabaja en el Vaticano?”. A lo que el polaco Karol Wojtyla, Papa entre 1978 y 2005, contestó con ironía: “Más o menos, la mitad…”. Ahora ya sabemos —siguiendo una broma que en realidad no lo era ni lo es tanto— a qué se dedica la otra mitad. De unas semanas a esta parte, el Vaticano vive conmocionado por una serie de filtraciones de documentos secretos que han llevado al portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, a admitir que la Iglesia está sufriendo su particular Vatileaks. La publicación de una denuncia interna sobre corrupción y de un extraño complot para matar a Benedicto XVI dejan al descubierto las descarnadas luchas de poder ante la posible inminencia del fin de su papado. Aunque representante de Dios en la Tierra, Joseph Ratzinger es en realidad un hombre enfermo a punto de cumplir 85 años. En expresión de L’Osservatore Romano, “un pastor rodeado por lobos”.

Los lobos, aunque se vistan de púrpura, se excitan con la sangre. Y el pastor Ratzinger ya avisó hace dos años —en una entrevista de Peter Seewald convertida en libro— que “cuando un Papa alcanza la clara conciencia de no estar bien física y espiritualmente para llevar adelante el encargo confiado, entonces tiene el derecho y en algunas circunstancias también el deber de dimitir”. ¿Piensa Benedicto XVI dar un paso atrás coincidiendo con su 85 cumpleaños —el 16 de abril— o con el séptimo aniversario —tres días después— de su papado?

Tal vez solo él y Dios lo sepan, pero lo que sí parece estar muy claro es que, ante tal posibilidad, los candidatos a sucederle se han puesto a luchar como hombres para un puesto divino. Y, por afinar un poco más, como hombres italianos. Tanto los apellidos que ilustran esta historia de intrigas y golpes bajos como las armas elegidas para el duelo son puramente locales. Hay además una razón de peso. La silla de Pedro lleva siendo ocupada por un extranjero desde 1978. ¿No es hora de ya de que el Espíritu Santo vuelva su mirada hacia un cardenal italiano en la próxima reunión de la Capilla Sixtina?

La lucha de poder en el seno de la Iglesia se está dirimiendo —de forma inédita y dolorosa para muchos verdaderos hombres de fe— en las páginas de los periódicos. Como si se tratase de la última filtración sobre los zafios escándalos de Silvio Berlusconi. El primer golpe llegó con la divulgación, a través de un programa de televisión, de una carta del arzobispo Carlo Maria Viganò, actual nuncio en Estados Unidos, en la que le contaba al Papa diversos casos de corrupción dentro del Vaticano y le pedía no ser removido de su cargo como secretario general del Governatorato —el departamento que se encarga de licitaciones y abastecimientos—. Viganò, sin embargo, fue enviado lejos de Roma. La segunda filtración destapaba un supuesto complot para matar al Pontífice. El periódico Il Fatto Quotidiano publicó una carta muy reciente enviada a Benedicto XVI por el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos en la que le contaba que el cardenal italiano Paolo Romeo, arzobispo de Palermo (Sicilia), había realizado un viaje a China durante el cual habría comentado: “El Papa morirá en 12 meses”. Pero no solo eso. Según la carta del obispo colombiano, escrita en alemán y bajo el sello de “estrictamente confidencial”, el arzobispo de Palermo se había despachado a gusto en China contando supuestos secretos del Vaticano tales como que el Papa y su número dos, Tarcisio Bertone, se llevan a matar y que Benedicto XVI estaría dejando todo atado y bien atado para que su sucesor al frente de la Iglesia fuese el actual arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola.

¿Qué hay de verdad y de mentira en tales confidencias que ven la luz ahora? Tal vez nada a partes iguales. Quizás lo único cierto es que un sector de la curia vaticana, la casta de diplomáticos pontificios, considera que el actual Papa ha ido demasiado lejos al promover la transparencia en los dineros de la Iglesia y al cortar de un tajo la permisividad con los abusos a menores. Demasiado lejos y demasiado rápido para quien, a fin de cuentas, es un alemán de 85 años, enfermo y solo, perdido en un laberinto ajeno de intrigas y golpes bajos. Durante 26 años, reinó sobre el Vaticano un Papa polaco, experto en relaciones públicas. Desde hace siete, un introvertido Papa alemán. Da la impresión de que Italia ha iniciado la reconquista de la silla de Pedro.

sábado, 18 de febrero de 2012

Atacada la galería que muestra fotografías de Bruce LaBruce


La Fresh Gallery exhibe retratos de famosos en poses de contenido sexual e imaginería religiosa. La policía ha retirado dos botellas cargadas de pólvora y combustible que no han llegado a explotar. Un centenar de personas se ha manifestado por la tarde contra la exposición frente a la galería


Los caminos del arte son inescrutables. Y en según qué casos, sus consecuencias, también. La Fresh Gallery, sala madrileña situada en pleno barrio de Salamanca, sufrió un ataque ayer que, según todos los indicios, guarda relación con la muestra de fotografías del cineasta Bruce LaBruce inaugurada el jueves. La exposición Obscenity mezcla modelos famosos, cierto tono erótico e imaginería católica. Una de esas fotografías muestra a la cantante Alaska y su marido, Mario Vaquerizo, representando una versión libre de La Piedad. Precisamente por esta imagen, la cadena COPE (propiedad del episcopado) despidió fulminantemente a Vaquerizo, que colaboraba en el programa de fin de semana de una de sus periodistas estrella, Cristina López Schlichting.

“Nos acaba de llamar la policía y nos ha dicho que han roto las ventanas de la galería y han tirado un cóctel molotov dentro, que afortunadamente no ha llegado a explotar”, explicaba Topacio Fresh, propietaria de la galería a primera hora de la tarde.

La policía había sido alertada poco antes del riesgo de dos objetos potencialmente explosivos: dos botellas de dos litros rellenas de pólvora, petardos y combustible sin especificar. Los agentes de desactivación de explosivos (TEDAX) las retiraron de urgencia. Se habían preparado para estallar al atravesar la ventana del comercio, pero la mecha no funcionó.

“Da la casualidad de que esta tarde a las 19.30 había convocada frente a la galería una concentración de protesta del partido Alternativa Española (AES). Nosotros no queremos acusar a nadie, pero nos parece algo más que una coincidencia”, afirmó Topacio Fresh. Si el ataque se hubiese dado, añadió, “con 300 personas dentro de la galería, podría haberse montado una tragedia”. El lanzamiento de los artefactos se produjo mientras el local estaba cerrado, por lo que ningún trabajador ni cliente resultó afectado.

Pocas horas después, unos 100 miembros y simpatizantes del partido derechista Alternativa Española se reunieron ante el edificio en el que se aloja la galería para protestar por la exposición. Al grito de “No más blasfemias” y entre pancartas con mensajes religiosos, criticaron la muestra, que incluye también una foto de la acrtiz Rossy de Palma ataviada como una religiosa.

Asunción López Peláez, de 70 años, aseguraba que ni conocía la agresión ni estaba de acuerdo con ella. “Pero es que ellos han empezado algo muy gordo. A mí no me gustan los gais, pero no los ataco”, decía. Irauza Casteli, de 19 años, explicaba que ni aprueba ni condena el intento de quemar la galería. “Los que atacan con fuego reciben fuego”, decía en referencia a las imágenes de la exposición, que definió como “blasfemas”. Mientras, algunos visitantes seguían entrando en la galería.

“Cierro a las siete porque no quiero ver ese espectáculo de fuera”, explicaba el director de la sala, Israel Cotes. “Que pasen cosas de estas todavía es increíble”, comentaba señalando la ventana rota por la que los agresores intentaron introducir los objetos incendiarios. “Te sientes indefenso”, concluía. Hacia el final de la manifestación, dos amigos del galerista abandonaron el edificio para acercarse a la protesta portando lienzos con pinturas de mujeres desnudas. Algunos manifestantes respondieron y la policía intervino para evitar mayores conflictos.