Hablar de menopausia y de las connotaciones negativas que todavía conlleva esa palabra se hace más cuesta arriba, si cabe, para las mujeres que no han superado la barrera de los 40 años y que, muy a su pesar, ya saben qué es sentir sofocos y se han 'despedido' de la regla.
Determinados tratamientos médicos, predisposición genética y la influencia de ciertos factores ambientales, como el tabaquismo, pueden estar detrás del climaterio precoz, que afecta a una de cada 25 mujeres. Las sociedades científicas destacan las ventajas de la terapia hormonal en estos casos, para disminuir el riesgo de desarrollar osteoporosis y otras dolencias.
Belén tiene 39 años y ya sabe lo que es sentir sofocos frecuentes, su corazón se acelera, duerme poco y mal, un intenso dolor de cabeza le acompaña a todas partes y su menstruación se ha hecho corta e irregular. Pero lo sufre en silencio. Porque hablar de menopausia y de las connotaciones negativas que todavía conlleva esa palabra se hace más cuesta arriba, si cabe, para las mujeres que, como ella, no han superado la barrera de los 40. En torno a un 4% del total, una de cada veinticinco.
"Las mujeres tienen un dotación de folículos ováricos (estructuras que contienen los óvulos inmaduros u ovocitos), que van disminuyendo por desgaste, o consumo, a lo largo de la vida. Cuando nacen, cuentan con unos dos millones que, con la primera regla, se reducirán, ya, a unos 400.000. De ellos, unos 400 serán los que ovulen, mientras que el resto se degenera, se gasta.
Al llegar aproximadamente a los 40 años, este desgaste es más rápido y cuando ya quedan pocos folículos activos es cuando se empieza a entrar en las etapas de la menopausia", explica el presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), Rafael Sánchez Borrego, quien matiza que aunque la menopausia suele aparecer entre los 45 y los 55 años, y en España la edad media de inicio se sitúa en los 51 (en más de la mitad de los casos), hay un porcentaje pequeño de mujeres para las que este proceso ocurre mucho antes de lo que debería.
"Hablamos de menopausia temprana si la interrupción de la menstruación se produce antes de los 45 años (algo que ocurre en uno de cada diez casos) y de menopausia prematura o precoz, cuando se da antes de los 40 (alrededor del 4%)", matiza el doctor Sánchez Borrego.
Entre las causas que aceleran el desgaste de los folículos ováricos y que, por tanto, estarían detrás de la menopausia precoz, el doctor Sánchez Borrego destaca dos: el fallo ovárico prematuro, que hace que los ovarios empiecen a funcionar de manera insuficiente, y al que algunas mujeres podrían estar predispuestas genéticamente, y determinados tratamientos médicos.
"Algunas mujeres tienen una predisposición genética a sufrir menopausia precoz, de manera que sus madres o sus abuelas también la han sufrido", apunta el presidente de la AEEM. "En otros casos, puede estar causada por ciertos fármacos, por tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia, que pueden afectar a las células ováricas, o por operaciones como la extirpación de los ovarios o del útero", añade el especialista, quien asegura que también influyen factores ambientales, entre los que remarca la falta de ejercicio físico y, sobre todo, el tabaquismo. "Sobre esta cuestión no hay debate posible.
El efecto tóxico de los cigarrillos sobre los folículos ováricos está más que demostrado. Las mujeres que fuman suelen tener la menopausia uno o dos años antes que el resto", subraya. El consumo de tabaco agrava, además, el riesgo de desarrollar enfermedades por deficiencia de estrógenos, como osteoporosis o problemas cardiacos.
Las mujeres con menopausia prematura o precoz pasarán por los mismos síntomas que el resto (sofocos, dificultades para dormir, sequedad vaginal, dolor de cabeza...), pero casi siempre de forma más intensa. Además, el periodo de vida postmenopáusica es, para ellas, más largo, con lo cual el riesgo de sufrir problemas de salud, como los ya citados (osteoporosis, enfermedades cardiacas..), es mayor.
"A muchas mujeres con menopausia precoz lo que más les angustia es la imposibilidad de ser madres a partir de ese momento. Es normal que mujeres jóvenes se preocupen por eso, pero el mayor problema no es el de la fertilidad", apunta Sánchez Borrego, quien recalca que la menopausia precoz puede acarrear otras consecuencias más graves. "De no cuidarse, puede disminuir muchísimo la calidad de vida de quienes la han experimentado", explica.
"La ausencia de estrógenos a edades tempranas constituye un factor de riesgo para diversas enfermedades a largo plazo, además de las molestias clínicas que estas pacientes padecen, por lo que las sociedades científicas han llegado a un acuerdo sobre las ventajas del tratamiento con terapia hormonal en esta franja de edad", concluye este facultativo.
Los sofocos son uno de los síntomas más visibles de la menopausia y, también, de los más molestos. Se manifiestan como una repentina sensación de calor y ansiedad que provoca un aumento del flujo sanguíneo de la piel del cuello, cara y tórax, y que se acompaña de sudoración y palpitaciones.
Otro de los problemas que se relacionan con esta etapa son las alteraciones del estado de ánimo que se pueden manifestar por irritabilidad, cansancio o ansiedad. El presidente de Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), Rafael Sánchez Borrego, sostiene, no obstante, que no hay evidencias científicas de que la menopausia esté ligada a la depresión. "Debemos desmitificar la menopausia, se habla muchas veces en tono peyorativo de este momento con frases como 'tú estás menopáusica', y aunque sí que es cierto que hay mujeres que sufren cambios de ánimo, esto quizás se deba a los sofocos o a que no han podido dormir bien", dice.
El doctor Sánchez Borrego admite que otro de los mitos que suelen rodear a la menopausia es la disminución de la libido. Y aunque reconoce que la falta de estrógenos puede provocar más sequedad vaginal, insiste en que la lubricación en el coito se puede tratar y no afecta al apetito sexual. "Hay mujeres que se liberan y que incluso tienen una vida sexual más plena", subraya.
El aumento de peso es otro síntoma asociado a esta etapa. Aunque en algunas mujeres suele haber una modificación de la distribución de las grasas, el presidente de la AEEM considera que "se debe más a un estilo de vida sedentario".
La menopausia también puede provocar problemas cutáneos. La piel se vuelve más fina al disminuir la capa de colágeno y está más seca. Esta falta de colágeno en la piel también afecta al colágeno del hueso y a partir de ahí, hay una pérdida de masa ósea, ya que la protección de las hormonas empieza a disminuir. La detección precoz de esta pérdida puede prevenir la aparición de la osteoporosis y fracturas. Sánchez aconseja a las mujeres que "no se acuerden de la osteoporosis a partir de la menopausia, sino ya en la adolescencia. Cuanta más masa ósea se ahorre, mejor se encontrarán los valores cuando llegue la pérdida fisiológica", indica.