lunes, 9 de enero de 2012

Un estudio pone en duda la eficacia de los parches y chicles para dejar de fumar


Un trabajo de Harvard no indica que sean de ayuda a largo plazo. Sugiere que se revise la financiación pública de los mismos



El efecto de los chicles y parches de nicotina para dejar de fumar a largo plazo está en duda. Un estudio de la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard descarta que sean de ayuda, incluso aunque se complementaran con asesoría personal. El estudio lo publica la revista Tobacco control.

En el trabajo, los investigadores, dirigidos por Hillel Alpert, revisaron el caso de 787 adultos de Massachusetts que habían dejado de fumar durante varios periodos: 2001-2002, 2003-2004 y 2005-2006. Se les preguntó si habían utilizado alguna terapia sustitutiva de la nicotina en forma de parche, chicle, o inhalador. También si se habían unido a algún grupo para hacer terapia para dejar de fumar o habían participado en algún programa o recibido consejo de un profesional sanitario.

Los resultados mostraron que, para cada periodo, casi un tercio de quienes intentaron dejar de fumar habían vuelto. Y que esto era independiente de qué método habían utilizado para ayudarse (si es que habían usado alguno). Tampoco importaba si se trataba de fumadores ocasionales o intensivos.

“El estudio demuestra que usar terapias sustitutivas de la nicotina no es más efectivo para ayudar a la gente que si intentan hacerlo por su cuenta”, ha dicho Alpert. También pone de manifiesto “la necesidad de que la Agencia del Medicamento de EE UU (FDA), que regula la aprobación de los medicamentos, lo haga solo con aquellos fármacos que demuestren su eficacia a largo plazo”, ha dicho otro de los autores del trabajo, Gregory Connolly.

Yendo más allá, otro de los autores, Lois Biener, ha dicho que usar fondos públicos para financiar estos tratamientos es “muy cuestionable”, sobre todo cuando con ello se detrae dinero de otras prácticas que sí se han demostrado eficaces, como las campañas publicitarias, promover espacios sin humo y los aumentos de precio.

En España este tipo de tratamientos no están incluidos en la cartera de fármacos que financian los sistemas públicos de salud. La ley antitabaco estipula que antes de ello debe haber una evaluación que lo justifique. El PP, que estaba entonces en la oposición, insistió en que se incluyeran, pero al final se llegó a esa solución de compromiso. Esto no afecta a otros fármacos que sí se financian por algunas comunidades.

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