sábado, 18 de febrero de 2012
Una tarde en París con Bruce
Springsteen vuelve a las raíces con su nuevo álbum 'Wrecking Ball'. La primera ciudad europea en poder escuchar en directo el disco será Sevilla (13 de mayo)
Una wrecking ball es una bola de las que se emplean, aprovechando la inercia, en la demolición de edificios decadentes, estructuras arcaicas y tótems innecesarios. No parece demasiado casual, dados los tiempos y las costumbres que vivimos, que Bruce Springsteen haya adoptado esa expresión anglosajona para dar nombre a su nuevo álbum —preludio de su gira mundial con la E Street Band—, que ayer fue desvelado a la prensa en París.
El evento vino a ser un apéro sonoro, una audición controlada del disco que Columbia Records pondrá a la venta el 6 de marzo y del que ya pudimos degustar We Take Care of Our Own. Sobre el escenario del Teatro Marigny, un Springsteen en plena forma —generoso en las confidencias y propenso a la chanza— en diálogo con 160 periodistas, que luego se transformarían en turbamulta con sed de más declaraciones y memorabilia fotográfica. Animando —casi acaparando— el encuentro, el actor y presentador Antoine de Caunes, figura señera del periodismo musical francés.
Al abordar la génesis del álbum, Springsteen habla de la ira, "del desastre financiero que se llevó las casas, los trabajos y la autonomía de las familias" en 2008-2009 en EE UU, y cómo "nadie asumió responsabilidades", Eso provocó, dice, "una falla que partió el sistema americano". Por eso, afirma, "en el rock and roll, nunca te equivocas cuando estás cabreado".
En el tema We Take Care of Our Own, (en inglés, "Nos cuidamos a nosotros mismos"), lo que podría parecer una afirmación es en realidad un interrogante-toque de atención. "Eso es lo que debería haber pasado, pero no lo que sucedió", afirma el rockero. "Siempre estoy midiendo la distancia entre el sueño americano y la realidad. Esa canción formula la pregunta, a la que el resto del disco intenta dar respuesta".
Ciertamente, la sensación que retiene el oyente del álbum es la de estar escuchando una explosión rockera con abundantes referencias políticas, notas de espiritualidad y llamadas a la demolición constructiva. El Jefe ha puesto mucho énfasis en la potencia —ritmos robustos, cuerdas duras y letras comprometidas—, como si quisiera elevar los corazones y llamar a la acción en tiempos de penuria.
Así, en Death to my Hometown se habla de la muerte en una ciudad simbólica —la polis ubicua— donde no hicieron falta "ni bombas ni cañonazos ni dictadores", porque ya hicieron el trabajo sucio "los buitres" que "destrozaron nuestras familias" y los "ladrones avariciosos".
En Jack of All Trades se menciona, en la misma línea, al "banquero que engorda" y al trabajador menguante, para entonar a continuación la visión de que "hay un nuevo mundo en marcha" y confesar que "si tuviera una pistola, dispararía a los bastardos". Con ese contexto, es inevitable preguntar a Bruce Springsteen su valoración sobre la evolución de políticos como Barack Obama, que incluyó su tema We Take Care of Our Own en la lista de reproducción oficial de su campaña electoral.
El artista no tiene reparos en decir que el presidente de EE UU "ha sido más amigo de las grandes corporaciones de lo que me habría gustado" y que le hubiera gustado ver "más activismo en la creación de empleo" y en la gestión del drama de las ejecuciones de préstamos hipotecarios y la consiguiente ola de desahucios por impago.
Ese vigor y esas letras no son obstáculo para la elección de una armonización buenrrollista, en la que predominan las tonalidades mayores, la instrumentación folk, los cánticos del Victorious Gospel Choir (que, por momentos, anima a ponerse de pie a la congregación), e incluso un tema — You've Got It— con una llamada inequívoca a la sensualidad.
De hecho, Springsteen asegura en Land of Hope and Dreams necesitó "algo muy espiritual", una manera de transmitir "ira"... constructiva. "Quizá se debe a que crecí en un entorno católico", reflexiona. Wrecking Ball también tiene un significado especial para Springsteen y la E Street Band, ya que e trata del primer álbum publicado tras el fallecimiento del saxofonista Clarence Clemons, cuya maestría adorna los temas Wrecking Ball y Land of Hope and Dreams.
El álbum cuenta también con la colaboración de Tom Morello, guitarrista de Rage Against The Machine, en los temas Jack of All Trades y This Depression. Matt Chamberlain, exbatería de Pearl Jam, interviene en You've Got It, mientras que la voz de Patti Scialfa, miembro de la banda y esposa de Springsteen, ofrece un dulce y contrapunto a las voces de gospel.
La primera ciudad europea en poder escuchar en directo el álbum será Sevilla (13 de mayo), a la que seguirán Las Palmas, Barcelona, San Sebastián y Madrid. La llamada musical a la acción que encarna Wrecking Ball encaja con el escenario elegido para la presentación el álbum: el Teatro Marigny, situado a pocos metros de dos avenidas que honran, respectivamente, al expresidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, padre del New Deal, y al general Eisenhower, el mismo que alertó, hace medio siglo, del complejo industrial-militar y el peligro del "avance desastroso del poder en manos equivocadas".
Buen contexto para un disco que pone su granito de arena para armar la banda sonora del inconformismo con temas que agitan el cuerpo, levantan el alma y activan al ciudadano.
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