Se van. Entre enero y septiembre de este año, 50.521 españoles han hecho la maleta rumbo al extranjero. Son un 36,6% más que los que tomaron esa decisión en 2010 (36.967, de los que 30.418 marcharon en los tres primeros trimestres). Así se desprende de las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE). Eso ocurre en un país donde, por primera vez en los tiempos recientes, la emigración supera a la inmigración: las llegadas, boyantes antaño, se han ralentizado este año mientras cobran auge las salidas. Es la factura de la crisis económica. Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Alemania son los destinos preferidos.
Los españoles ganan terreno en las partidas. Tiene esta nacionalidad el 12,4% de las 407.214 personas que han emigrado entre enero y septiembre de este año, según las Estimaciones de Población Actual que realiza el INE —no desglosan cuántos son españoles por nacimiento y cuántos por adquisición de nacionalidad—. El ritmo de emigración general se acrecienta: las salidas de los tres primeros trimestres superan ya a todas las del año anterior (403.013), cuando el 9,2% de los emigrantes tenía pasaporte español.
Más hombres que mujeres, y sobre todo, jóvenes: esos son los que se van de España. Las estimaciones pormenorizadas de 2010 que ha difundido el INE permiten afinar el perfil de los emigrantes. Se trata de varones en mayor medida (58%), aunque en el caso de los españoles que salen la proporción es más equilibrada: 52% de varones y 48% de mujeres. “La diferencia se debe a que entre los extranjeros los hombres sufren un paro mayor que las mujeres. Las familias se fragmentan. Ellas se quedan porque conservan el empleo y ellos se van con algún hijo”, detalla el catedrático de Sociología Antonio Izquierdo, de la Universidad de A Coruña. Entre los españoles, hombres y mujeres sufren el paro casi por igual y parten en circunstancias similares.
La edad cuenta. El año pasado se registraron más de 10.000 partidas por cada cohorte de edad entre los 24 y los 36 años a nivel general. Sin embargo, en el caso de los españoles, la edad con mayores salidas se sitúa entre los 32 y los 36 años (en torno a un millar por cada grupo de edad). “Emigran los más jóvenes porque tienen mayor potencial”, señala el demógrafo Juan Antonio Fernández Cordón. “Es muy inquietante haber formado magníficamente a una población y que ahora se la mandemos a los países desarrollados”, lamenta. “Los que se van son jóvenes muy cualificados, con idiomas. Saben que lo que no hagan a los 35 años ya no lo harán”, afirma Izquierdo.
A tenor de los datos de 2010, el destino preferido es la Unión Europea: la meca del 36,5% de los emigrantes españoles. Los favoritos para instalarse son Reino Unido (4.004 españoles llegaron el año pasado) y Francia (3.561). Alemania se sitúa en tercer lugar (2.198), pero aparece como un destino en auge: en el primer semestre de 2011 ha recibido ya a 2.400 españoles (un 49% más que en mismo periodo de 2010), según las autoridades germanas. Fuera de Europa, el lugar más frecuente es EE.UU (2.988 personas), seguido de Argentina (1.995), Ecuador (1.890), Venezuela (1.798), Suiza (1.706) y Marruecos (1.113). Entre los países lejanos destacan China (emigraron 497 personas) y Australia (488).
“En 2008, cuando empezó la crisis, afectó a los extranjeros. A partir de mayo de 2010 \[cuando el presidente Zapatero asumió el deterioro y anunció los primeros recortes\], se tomó conciencia de que afecta a los españoles y el sentimiento de estar al borde del abismo no ha hecho más que crecer”, analiza Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. Cree que esta salida tiene tintes de “cuestión emergente”. “Recibir mano de obra formada era el sueño del Reino Unido, Francia y Alemania cuando se firmó el tratado de Schengen, que apostaba por la movilidad intraeuropea”, plantea. “Al paro, la incertidumbre y la falta de expectativas se suman noticias de otros Gobiernos como el alemán que dicen ‘os estamos esperando”, describe Domingo, quien cree, además, en un posible “factor contagio” en la toma de esta decisión.
“Volvemos a una situación en la que la emigración es la vía para resolver el problema. Es una sangría”, observa Fernández Cordón. “El flujo migratorio sigue el ritmo de la crisis, por lo que es esperable que siga habiendo más salidas que llegadas”, pronostica Domingo. El mismo futuro pinta el INE en sus proyecciones hasta 2020. Solo para 2011 prevé 580.000 partidas y 450.000 llegadas.
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