lunes, 16 de abril de 2012

Males de la crisis


La situación económica está generando un aumento de las conductas relacionadas con la ansiedad y la depresión

La situación de desempleo de larga duración, la pérdida de un estatus socioeconómico, la incertidumbre laboral, la repercusión de las dificultades económicas en el entorno familiar, la reducción de expectativas de recuperar el trabajo... Un panorama negro y desalentador, consecuencia de la crisis económica actual, que está disparando los niveles de estrés entre la población y, con ello, su vulnerabilidad para el padecimiento de trastornos de salud, mentales y físicos.

La doctora María Vanessa Rodríguez Navarro, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y miembro del grupo de Salud Mental de la Sociedad Canaria de Medicina Familiar y Comunitaria asegura que las situaciones socioeconómicas desfavorables están disparando las consulta médicas con problemas relacionados con la salud mental, fundamentalmente, como insomnio, trastornos adaptativos, trastornos psicosomáticos y trastornos ansioso-depresivos.

"En periodos de crisis, las personas afectadas experimentan una especie de ansiedad anticipatoria, miedo y preocupación constantes, motivados por una visión pesimista del futuro, mostrando al mismo tiempo un sentimiento de impotencia que incide directamente en su estado anímico. La prolongación de acontecimientos estresantes en nuestras vidas nos hace más sensibles a las circunstancias del entorno, y lo que es más notable, tiene un impacto directo sobre nuestra salud, haciéndonos más vulnerables para el desarrollo de enfermedades mentales, oncológicas, infecciosas, cardiovasculares", indicó la doctora Rodríguez.

Otra vertiente en la que las crisis económicas inciden de una forma importante es la nutricional. "Estamos comprobando un aumento de los niveles de malnutrición, ya sea por defecto en el consumo de nutrientes en general, por el descenso del consumo de frutas, verduras y alimentos proteicos (por lo general más caros), o por exceso en el consumo de alimentos con alto contenido en azúcares y grasas (comidas rápidas, por lo general más baratas) que generan más casos de sobrepeso y obesidad".

No obstante, la especialista en Medicina Familiar y Comunitaria resalta que el motivo de consulta más frecuente en Atención Primaria no son los trastornos de salud mental sino el dolor, principalmente de cabeza, de articulaciones, de espalda, seguido de malestares digestivos inespecíficos. "Pero en ocasiones estos enmascaran problemas afectivos y del estado de ánimo". La doctor Rodríguez subrayó que los problemas de "estrés y nervios", suponen entre un 20 y un 40% de las consultas, según las zonas.

Rodríguez destacó que en los últimos años están presenciando un fenómeno conocido como "medicalización de los problemas cotidianos" que consiste en ofrecer y demandar soluciones médicas, predominantemente farmacológicas a situaciones normales de la vida cotidiana.

Los ansiolíticos, y más en concreto las benzodiacepinas (tranquilizantes e hipnóticos), son los psicofármacos más prescritos en trastornos mentales, y también los más demandados por los pacientes que manifiestan "problemas de nervios". Sin embargo, no siempre su uso está justificado, "y lo que es peor, un uso inadecuado y prolongado de los mismos sin control médico estricto, puede provocar más problemas que beneficios, cuando se toman de forma prolongada no siempre es fácil retirarlos debido a la dependencia que generan".

Los antidepresivos, por su parte, no producen esa adicción y son en general los psicofármacos de primera elección en el tratamiento de trastornos depresivos combinados con psicoterapia de apoyo. "No parece existir un consumo abusivo de antidepresivos sin prescripción médica, más bien al contrario, predomina más el incumplimiento y los abandonos del tratamiento por parte de los pacientes antes de lo que se considera adecuado para evitar recaídas", informó la doctora.

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