Los dos países superaron los límites de deuda y déficit del tratado el triple de veces que España
Los países del euro incumplieron los límites de déficit (3% del PIB) o deuda (60%), que establece el Tratado de Maastricht, en 137 ocasiones entre 2000 y 2010, según Eurostat. Alemania, el país que ahora se erige como paladín del rigor fiscal, y Francia rebasaron estos límites en 14 ocasiones cada uno, mientras que España o Irlanda, lo hicieron sólo 4 y 5 veces, respectivamente, y nunca antes de la reciente crisis. Los mejores alumnos han sido Finlandia, Luxemburgo y Estonia que cumplieron siempre las reglas.
Grecia, por el contrario, infringió tanto el límite de déficit como el de la deuda todos los años. También superaron el tope máximo de deuda pública, Italia, Bélgica y Austria, en los once ejercicios analizados por Eurostat, (ver cuadro adjunto). El criterio que limita el déficit público a un máximo del 3% se ha rebasado en 60 ocasiones. Este tope de déficit es el que se acordó como criterio principal en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, (PEC) constituido en 1997. El PEC fue el instrumento diseñado para supervisar las finanzas públicas de los países de la zona euro, para compensar la falta de política fiscal en el diseño de la zona euro.
La superación del límite del 3% de déficit no implica automáticamente el incumplimiento del Pacto de Estabilidad, que prevé ciertas excepciones, especialmente cuando se produce una fuerte una caída de la actividad económica. En realidad el PEC sólo se infringe cuando no se aplican las recomendaciones de la Comisión y del Consejo. De todas formas las actuaciones relevantes de la UE han sido limitadas a media docena de casos. En 2001, Bruselas envió una alerta temprana a Irlanda, por recalentamiento de la economía. Después remitió recomendaciones por déficit excesivo a Portugal, Francia y Alemania en 2002, Italia en 2004 y recientemente a Grecia.
Sin embargo, en 2003 el PEC fue dinamitado cuando el canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés Jacques Chirac presionaron y lograron que el Consejo no respaldara las recomendaciones de la Comisión que exigía a ambos países una reducción más intensa del déficit. La decisión franco-alemana causó un daño irreparable a la credibilidad del control fiscal de la UE.
En 2005, el Pacto fue reformado introduciendo criterios de flexibilidad más racionales, y haciéndolo asumible para Francia y Alemania, que lo venían incumpliendo desde 2002. El PEC reformado, por el entonces comisario Joaquín Almunia, establece que los límites del 3% de déficit y del 60% de deuda pública son inalterables. Pero en los cálculos se tienen en cuenta "factores relevantes" entre los que destacan los gastos e inversiones públicas para reformas estructurales o para investigación y desarrollo; los derivados de "acontecimientos inusuales" (incluido expresamente el coste de la reunificación alemana); o las aportaciones a los objetivos de la UE, (a la defensa común, como exigió Francia).
Pero el daño a la disciplina fiscal hecho por Francia y Alemania había dejado una profunda huella. Richard Baldwin y Daniel Gros, en un trabajo publicado por el Centre for Economic Policy Research (CEPR), señalaban que "la disciplina de la deuda y del déficit, en resumen, estaba ausente". Y añadían que entre 2000 y 2007, "los déficits acumulados por Grecia ascendía a 40 puntos del PIB; Portugal estaba cerca de 29 puntos". Incluso los países del núcleo de la zona euro tenían problemas. Los números para Francia y Alemania eran 18 y 22, respectivamente.
Desde mayo de 2010, la UE está trabajando en una reforma profunda del PEC, para dotarle de auténticos poderes. Se trata de un paquete de cinco reglamentos y una directiva que se encuentra en la recta final de las negociaciones entre Parlamento, el Consejo y la Comisión Europea. Se da la paradoja que ahora es Berlín el abanderado la línea dura, con amenazas de expulsión del euro, retirada del voto, pérdida de fondos estructurales a los infractores.
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