Aproximadamente unas 50.000 personas en España tienen los dos virus.
Aproximadamente una tercera parte de quienes están infectados por el VIH lo están también por el virus de la hepatitis C. Eso representa unas 50.000 personas en España (se calcula que hay unas 150.000 con VIH y unas 700.000 con hepatitis C, aunque sea de forma latente). Esta coincidencia va más allá de la pura coexistencia. Un hígado dañado hace que el tratamiento con otros fármacos sea más complicado, por ejemplo. Pero en el proceso han aparecido interesantes sinergias. Un estudio realizado por el Grupo de Estudio de Sida (Gesida), codirigido por Juan Berenguer, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, y Juan González García, del hospital de La Paz, también de Madrid, ha documentado por primera vez que curar la hepatitis no solo mejora su hígado, sino que afecta a la evolución de la infección por VIH (que, de momento, no tiene curación). El trabajo ha sido aceptado para publicar en Clinical Infectious Diseases, después de haberse presentado datos en el Congreso sobre Retrovirus e infecciones Oportunistas (CROI) de San Francisco de 2010. El trabajo cuenta con fondos de las fundaciones FIPSE y FIS.
El estudio se ha llevado a cabo con 1.599 pacientes tratados en 19 centros españoles desde 2000 a 2008 y con una mediana de seguimiento de aproximadamente cinco años. Y “muestra que la erradicación del VHC en personas coinfectadas por VIH/VHC no solo reduce las complicaciones y mortalidad relacionadas con el hígado sino también la progresión del VIH y la mortalidad no relacionada ni con el hígado ni con el VIH (enfermedades cardiovasculares, tumores, etcétera..)”, resume Berenguer.
En concreto, el 39% de los participantes consiguieron una carga viral de virus de la hepatitis C (lo que equivale a una curación) después de un tratamiento con ribavirina e interferón, que era la terapia estándar (y, como se ve, no demasiado efectiva) para la hepatitis C. Pero no solo mejoró su estado en lo que a la hepatitis se refiere. Una vez ajustadas las variables que influyen, como el grado de desarrollo de la infección por VIH, el grupo que se erradicó el virus de la hepatitis tuvo la mitad de complicaciones relacionadas con el VIH, medidas como infecciones oportunistas (las que aparecen cuando el sistema inmunitario se debilita por efecto del virus).
Además, los que no respondieron a la medicación tuvieron una tasa de mortalidad que triplicaba a los otros, y eso descontando las muertes relacionadas con problemas hepáticos. Incluso la proporción de muertes no relacionadas ni con el hígado ni con el sida triplicaba en el grupo que no respondió al tratamiento al que sí lo hizo.
El estudio es una importante llamada para que las personas con coinfección se traten la hepatitis, pero tiene matices. Porque del virus de la hepatitis C hay cuatro tipos (que se numeran del 1 al 4), y no todos responden igual al tratamiento. El más frecuente en España, indica Berenguer, es el tipo 1 (representa el 60% de los casos), y ese es uno de los que responde peor al tratamiento.
Claro que la situación ha cambiado. Desde hace poco, existe un tercer grupo de fármacos, los llamados antivirales de acción directa (inhibidores de enzimas como la proteasa) que han elevado mucho las tasas de curación en los tipos de virus más difíciles de tratar (llegan a cerca del 85%, según los primeros cálculos). Pero que tienen un problema: son muy caros. Un tratamiento cuesta 24.000 euros (a sumar a los otros fármacos que hay que dar a la vez), indica Enrique Ortega, del Hospital general universitario de Valencia y presidente de Seisida (Sociedad española Interdisciplinaria del Sida). Y eso hace que, según denuncian los expertos, muchas comunidades sean remisas a ofrecerlo. Entre las que sí lo dan, los médicos mencionan Valencia y Andalucía. Otras, como Cataluña, País Vasco, Madrid, Extremadura y Galicia no lo dan porque no han establecido el sistema. La Rioja es un caso aparte, porque no lo ha dado pero porque nadie lo ha pedido, según fuentes médicas.
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